jueves. 28.03.2024
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Según denunció el canal TN de televisión (del Grupo Clarín), integraría una cooperativa de trabajo que durante diez años facturó sumas millonarias al Estado durante el gobierno de su hija

@jgonzalezok  | Se llama Ofelia Wilhem, tiene 87 años y es la madre de la ex presidente argentina, Cristina Fernández. Jubilada y ex empleada de la Dirección General de Rentas en la ciudad de La Plata, se acaba de tener noticia de otra actividad que podría complicarla ante la justicia. Según denunció el canal TN de televisión (del Grupo Clarín), integraría una cooperativa de trabajo que durante diez años facturó sumas millonarias al Estado durante el gobierno de su hija.

El problema es que dicha cooperativa recibió por adjudicación directa la tarea de reparto de cartas de ARBA, el organismo recaudador de impuestos de la provincia de Buenos Aires. Era una subcontrata del Correo Argentino, renacionalizado por su yerno, Néstor Kirchner, algo que no podía hacer el organismo. La cooperativa, formada por 13 personas, 12 de ellos jubilados y alguno ya fallecido, subcontrató a su vez a una serie de personas para hacer el trabajo, otra ilegalidad. Según establece una resolución del Instituto Nacional de Acción Cooperativa, está prohibido que las cooperativas tercericen el trabajo, ya que una cooperativa de trabajo tiene por objeto dar ocupación a sus miembros.

La supuesta cooperativa no tenía local propio y su teléfono de contacto en los registros públicos era falso, ya que corresponde a un sindicato. Su fundador, el único que no era jubilado, es un exsindicalista, viejo conocido de los Kirchner.

El caso fue denunciado ante la justicia por la diputada Elisa Carrió y Hernán Reyes, de Coalición Cívica, aliados al gobierno de Macri. Culpan a la cooperativa, a exfuncionarios del gobierno y del Correo, por “defraudación al Estado”. Reyes manifestó: “es un ejemplo más de la apropiación que hicieron los Kirchner de los bienes públicos, administraron el Estado como si les hubiese pertenecido (…) Los Kirchner saquearon al Correo Argentino en beneficio de una cooperativa de mentira”.

El gobierno ya había detectado las irregularidades y había dado de baja los contratos con la cooperativa. Y en un informe que hizo público el gobierno tras evaluar la herencia recibida ya había señalado diversos problemas con la empresa estatal de Correos. Entre ellos, sobreprecios, servicios innecesarios, deudas que no se cobraban y precios que nunca se actualizaban. También apuntó a “rastros de mala gestión comercial y de uso partidario de sus recursos”. De hecho, en la última etapa fue controlado por la organización kirchnerista La Cámpora, que infló la plantilla del organismo con jóvenes militantes.

El periodista que destapó el tema, Nicolás Wiñazki, fue agredido físicamente este pasado fin de semana cuando se preparaba a grabar en el centro de la ciudad de La Plata. Un joven que empezó a gritarle “oligarca” y a responsabilizarle por el hambre en la Argentina, acabó golpeándolo, al igual que al cámara y al productor que lo acompañaban.

La expresidente reaccionó con una carta en la que carga contra el presidente Macri y le recuerda que su madre vive con su otra hija, en el mismo barrio y la misma casa desde hace 50 años. En un tono inusual, por lo frontal, le dice: “Qué es lo que querés inventar? ¿Pretendés hacer creer a los argentinos que el país está mal y a ellos les va peor por mi mamá? Pensé que conmigo y con mi hija te alcanzaba. ¿O es que las cosas van tan mal que tenés que empezar a perseguir junto con Clarín a una anciana que no sale de su casa? No, Macri. El problema de la Argentina sigue siendo el mismo de siempre: ustedes”. La expresidente también se refirió al padre de Macri, Franco, un empresario que se enriqueció “mientras la dictadura genocida hacía desaparecer a miles de argentinos”. Misma época, por cierto, en la que los Kirchner comenzaron a amasar su propia fortuna. 

Ofelia Wilhem tuvo estos años un bajo perfil y solo esporádicamente salió alguna información en los medios. Se sabe que la madre de la expresidente es hincha fanática del equipo de fútbol de su ciudad, Gimnasia y Esgrima de La Plata. No solo acude a ver los partidos, también comparte la comida previa al partido con el equipo y hay quien ha contado que cuando el equipo juega mal baja al vestuario “y caga a pedos (echa la bronca) a los jugadores”.

Pero no es la primera irregularidad que la implica. Como millones de jubilados argentinos, en 2008 inició un juicio para reajustar el monto de su pensión de su marido, que el Estado venía rechazando, a pesar de varias sentencias judiciales. Pero en poco menos de tres años, cuando lo normal eran 10, obtuvo una sentencia favorable. Y la Seguridad Social (Anses), contrariamente a lo que hacía con el resto de los jubilados, no apeló el fallo.

En mayo de 2014, cuando fue operada de una cadera, logró que la obra social de los trabajadores estatales bonaerenses, el IOMA (Instituto de Obra Médico Asistencial), le reintegrase los 180.000 pesos que costó la operación, en el Sanatorio Otamendi, privado y uno de los más prestigiosos del país. Dicho centro no estaba incluido entre los servicios que presta la obra social. La autorización del pago fue firmada por el directorio por un trámite por vía de excepción presentado por la familia.

Hace años que Cristina Fernández viene recibiendo serias denuncias por diversos casos de corrupción. Mientras estuvo en el gobierno, y gracias al control ejercido sobre la Justicia, logró absoluciones y retrasos. Pero las causas se reactivaron en diciembre del 2015, al dejar la Casa Rosada. Surgieron nuevas evidencias, que incluyeron a sus hijos y a su nuera (la mujer de Máximo Kirchner). Pero lo que no se esperaba es que la madre de la expresidente tuviera también que enfrentar las sospechas de corrupción.

La expresidente argentina está seriamente complicada judicialmente por sus negocios hoteleros y por la adjudicación de la obra pública durante su gobierno. En el primero de los temas se acaba de dictaminar que la firma del que fuera su esposo, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, fue falsificada en los libros contables, que además presentaban enmiendas y tachaduras. Hasta los propios peritos presentados por la expresidente tuvieron que admitir que las firmas estaban amañadas. Estas maniobras se hicieron después del fallecimiento del expresidente y se sospecha que se pretendió justificar a posteriori negocios irregulares y un potencial lavado de dinero. 

Las denuncias de corrupción salpican ahora a la madre de Cristina Fernández