jueves. 25.04.2024
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Foto: Casa Rosada

@jgonzalezok | La presidente argentina, Cristina Fernández, tardó cuatro días en reaccionar públicamente al resultado de las elecciones presidenciales del pasado domingo. Sus primeras palabras fueron este jueves, a través de una nueva cadena nacional. Y lo más extraño y destacado es que ni una sola vez pronunció el nombre de su candidato, Daniel Scioli, en las casi tres horas seguidas en las que estuvo hablando.

Es más, la única persona mencionada con nombre y apellido fue el de María Eugenia Vidal, que ganó la gobernación de la provincia de Buenos Aires por el opositor Cambiemos. Felicitó a la joven gobernadora electa, destacando su condición de mujer, aunque no desaprovechó la oportunidad de acudir al sarcasmo, al felicitar también al esposo de Vidal, que ganó la intendencia (alcaldía) de la localidad de Morón. “No solo los peronistas tenemos parientes”, dijo esbozando una sonrisa ladeada.

Daniel Scioli ni siquiera estuvo presente en el acto de la Casa Rosada. El candidato había estado por la mañana en la provincia de Tucumán, para asistir a la toma de posesión del nuevo gobernador, acompañado por su compañero de fórmula, Carlos Zannini, y el derrotado candidato a la gobernación de Buenos Aires, Aníbal Fernández. Estos dos últimos sí estuvieron en el acto de la presidente, en el que participó todo el gabinete, incluyendo el vicepresidente, Amado Boudou, varias veces procesado en casos de corrupción. 

Poco después del acto de la presidente se pudo ver a Scioli en una entrevista televisiva, quitando hierro al hecho de que la presidente no lo citara: “Cristina hizo algo mucho más importante que nombrarme, convocó a la militancia, convocó a que no haya disputas internas. Hablo todo el tiempo con Cristina Kirchner. Hablé anoche (por el miércoles) por teléfono, conversamos sobre los nuevos nombres propuestos para la Corte Suprema. ¿Qué mayor gesto de confianza que encabezar la lista del Frente para la Victoria?”.

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Cristina Fernández volvió a utilizar la cadena nacional obligatoria para un acto político partidario, que la ley reserva a “situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional”. Una situación que viene siendo habitual, a pesar de las denuncias y protestas de los sectores de oposición.

La mandataria anunció que habrá segunda vuelta, después de que corrieran rumores de que Scioli podría renunciar a presentarse el próximo 22 de noviembre, como hizo en el 2003 el ex presidente Carlos Menem. También corrió la versión de que era el candidato a vicepresidente, Zannini, el que había amenazado con renunciar, ante la posibilidad de que el candidato trate de diferenciarse aún más del gobierno y de la presidente para atraer votantes no kirchneristas.

Cristina Fernández hizo una inusitada defensa del sistema electoral argentino. Después de varios escándalos en elecciones provinciales como las de Tucumán, se temía que en los comicios del pasado domingo pudieran repetirse los mismos problemas, cosa que afortunadamente no sucedió. Pero la presidente aprovechó para reivindicar el voto en papel, frente a los partidarios del voto electrónico, ignorando que en algunas provincias las papeletas eran confusas y de tamaños inmanejables. 

La presidente hizo el habitual ritual de las cadenas nacionales. Primero, diversas inauguraciones, vía teleconferencias. Después el discurso propiamente dicho, éste sí de obligatoria difusión. Y después recorrida por los 3 patios de la Casa Rosada, llenos de militantes que le cantan consignas en defensa del “modelo”. En cada uno de los patios reparte saludos y vuelve a hacer discursos donde se suelta, baila y hace todo tipo de gestos para los pibes para la liberación.

El principal eje del discurso para la segunda fase de la campaña es resaltar que están en juego dos modelos de país, y que el candidato de la oposición puede acabar con los nuevos derechos adquiridos en estos últimos años. En este sentido, la presidente argentina hizo referencia a declaraciones de Gabriela Michetti, candidata a vicepresidente en la fórmula opositora, que dijo haberse arrepentido de no haber votado la ley del matrimonio igualitario.

“Nosotros somos lo que somos, pero somos, no somos un día una cosa y otro día otra”, señaló la presidente. Una afirmación que difícilmente se puede sostener. Cabe recordar, entre otras contradicciones, que el matrimonio Kirchner fue entusiasta partidario de la privatización de la empresa estatal YPF, durante el gobierno de Carlos Menem. Y que apoyaron durante un tiempo las políticas neoliberales del después denostado ministro Domingo Cavallo.

Los sectores más fundamentalistas del kirchnerismo no ahorraron críticas a Scioli. La organización juvenil La Cámpora, que responde al hijo de la presidente, Máximo Kirchner, no participa en la campaña y no ahorra críticas al candidato. El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, referente del grupo de intelectuales orgánicos del kirchnerismo conocido como Carta Abierta, pidió a Scioli que reconsidere los nombres de los integrantes del futuro gabinete, en caso de ser electo presidente.

Hebe de Bonafini, la presidente de las Madres de la Plaza de Mayo, se sumó a la polémica al reclamar a Scioli que no nombre a Juan Manuel Urtubey como su eventual ministro de Relaciones Exteriores “porque ya le fue a cagar (sic) en la boca”. Urtubey había propuesto recientemente llegar a un acuerdo con los fondos buitre para atraer inversiones.

El resultado de la primera vuelta de las elecciones dio como resultado que Daniel Scioli (Frente para la Victoria) obtuvo el 36,86 % de los votos y Mauricio Macri (Cambiemos), el 34,33 %. El resultado fue una enorme sorpresa, ya que el oficialismo esperaba ganar en primera vuelta. También fue sorprendente el voto en la provincia de Buenos Aires, el principal feudo del peronismo, que votó mayoritariamente por la oposición. Se considera que el voto antikirchnerista será mayor entre los electores que no votaron ninguna de las dos fórmulas y que Daniel Scioli tiene muy cuesta arriba la victoria el 22 de noviembre. 

Cristina Fernández ignora a Scioli al relanzar la campaña electoral