jueves. 28.03.2024
chavismo

Hablar de la situación actual de Venezuela, sin simplismos y sin apriorismos que predeterminen el análisis político resultante, ese es el objetivo pretendido en este trabajo.

La idea y el compromiso surge tras mi viaje a Venezuela, en el que tomo contacto con personas amigas o conocidas con opiniones encontradas, a favor y en contra del chavismo; pero incapaces de compartir una discusión serena al respecto, donde se pongan sobre la mesa argumentos de peso en uno u otro sentido.

La primera constatación observada por mí, a través de los distintos medios de comunicación venezolanos, es la existencia de esa misma dicotomía informativa a favor o en contra, sin matices ni argumentos.

Durante mi estancia en el País, en los meses de Enero y Febrero, se desarrollaron los acontecimientos que han recorrido el mundo. Manifestaciones y concentraciones a favor y en contra del presidente Nicolás Maduro y de su gobierno. Con el grave resultado de varias personas muertas. Y que también, en contra de lo que pudiera parecer por la información transmitida, son muertes que han correspondido a ambos bandos, y al menos en un caso las pruebas balísticas han determinado que un opositor y otro militante chavista han sido asesinados por la misma arma.

Aquí nos aparecen ya los primeros signos claros de la manipulación informativa. Las agencias han venido ignorando no solo la violencia de un pequeño sector de la oposición que se esconde detrás de los grupos de estudiantes movilizados contra el gobierno, que lanzan cócteles y disparan balas, que destrozan autobuses públicos y cierran calles al tránsito con piedras y mediante la quema de todo tipo de neumáticos y basuras…, sino también la propia filiación política de los muertos.

Estos hechos simplemente no han existido para las informaciones que se han venido transmitiendo en el exterior de Venezuela.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Se me ocurren varias y distintas razones, pero ahora citaré solo la que me parece la principal.

Para muchos, la muerte de Chávez, representaba el final de su movimiento. Estaban convencidos de que el final de Chávez sería también el final del movimiento chavista o cuando menos su división. (Aclaro que ideológicamente el chavismo es una suma de fuerzas que van desde un centro derecha a un ala de izquierda radical)

Por eso mismo, pensaban en ganar las elecciones presidenciales con claridad al designado Nicolás Maduro. De hecho, la abstención que se produjo entre las filas chavistas, estuvo a punto de darles la razón. Y Maduro ganó las presidenciales por solo trescientos mil votos.

Aquí vino el primer error grave de los opositores en esta última fase de asalto al poder. Se revolvieron contra los resultados electorales auditados por los observadores internacionales. Y el sector más derechista de la oposición venezolana, comenzó a caminar de nuevo hacia la idea de revivir el golpe de estado activado contra Chávez en el año 2002.

En esta situación se desarrollan las elecciones municipales del pasado mes de Diciembre. Las mismas (y segundo error grave) que el bloque opositor, plantearon como un plebiscito hacia el presidente Maduro; es decir, si las ganaban los opositores (como pensaban) el presidente debía dimitir a continuación.

Tan convencidos estaban de una victoria electoral que hicieron de ese planteamiento el eje central de su campaña electoral.

Sin embargo, el resultado fue tan rotundo a favor del chavismo, 70% de alcaldías ganadas y más de once puntos de diferencia de votos, que el bloque opositor se rompió. La fracción de la derecha más extremista cambió su discurso y pasó directamente a llamar a tomar la calle hasta que se vaya Maduro.

De esta estrategia surgieron  las movilizaciones del mes de Febrero en Venezuela, donde salvando las grandes manifestaciones del día 12, a las que se sumaron todas las fuerzas opositoras (unas con pleno convencimiento y otras obligadas para no dejar ese espacio solo en manos de los extremistas Leopoldo López y Corina Machado). Pero no les sirvió, a la oposición moderada, para controlar que se desarrollaran sin violencia.

El final de la manifestación de Caracas fue violentamente alterado por los grupos de choque preparados desde la extrema derecha. Y que a partir de aquí serían los encargados de fomentar el mayor caos posible a través de pequeñas manifestaciones violentas, y destrozando la mayor cantidad posible de patrimonio público; desde autobuses a estaciones de metro, y desde vehículos de empresas públicas a marquesinas y ministerios o la sede de la misma TV venezolana.

Pero nada de esto ha existido para la información publicada fuera de Venezuela.

Desde que la administración Obama tomara  posición a favor de los opositores, la verdad de lo que ocurría dejó de tener ningún interés para sus cadenas televisivas y demás agencias.

CNN en español, por ejemplo,  ha ignorado la realidad descaradamente a pesar de transmitir desde Venezuela y ser testigo directo de la violencia de los grupúsculos dedicados al cierre de calles y quema o destrucción del patrimonio público.

Y de cerca le han seguido cadenas como Globo Visión o el mismo corresponsal de nuestra TVE.

Sí, la realidad sacrificada a favor de intereses bastardos y para propagar la maldad intrínseca del gobierno.

Un gobierno al que se le pueden y se le deben hacer muchas críticas, pero del que no se puede decir que no haya estado, desde el minuto uno, apelando al diálogo y a la paz para acercar posiciones en la lucha contra la violencia.

Por eso dentro de Venezuela, y a pesar de la realidad de País dividido que puede observarse, uno de los días viendo uno de los canales informativos moderados de la oposición, escuché y me llamó la atención, la última encuesta que se manejaba y que tengo que decir que me pareció bastante elocuente de la realidad del País: si hoy hubiera elecciones, los venezolanos otorgarían el 44% al movimiento bolivariano que lidera Maduro, el 22% al bloque opositor, y hay una franja del 31% de la población que no otorgaría su confianza a ninguno de los dos.

El chavismo sin Chávez