martes. 23.04.2024
evo morales
Evo Morales

A pesar de que Bolivia sigue estando muy alejada en cuanto a renta per cápita de los países punteros en la región, los datos reflejan que han conseguido rebajar los índices de pobreza extrema a niveles desconocidos para el país, hasta situarlos en el entorno del 10%

Durante tres semanas he recorrido Bolivia conversando con sus gentes en La Paz, Santa Cruz, Sucre, Potosí, Uyuni, Oruro… Escuchando con atención sus inquietudes y satisfacciones.

Lo primero que sorprende de Bolivia es que pese a la mala propaganda que soporta, por aquello de estar incluida “en el eje del mal por Trump y sus dependientes”, la economía sigue creciendo en índices anuales por encima del 4% del PIB (Producto Interior Bruto) desde que comenzaran los gobiernos de Evo Morales en el año 2006.

Año tras año, “el gendarme de América” no puede menos que reconocer la buena marcha de la economía boliviana.

Son datos contrastables que dicen que la extrema pobreza se ha reducido considerablemente. Que la deuda se mantiene por debajo del 25% del PIB, y que éste ha ido elevándose hasta los 38.000 millones de dólares… Poco todavía para poder cubrir todas las necesidades en Salud, Educación o Asistencia Social, pero sin duda un paso muy importante.

Con lo cual, habría que concluir, que a pesar de que Bolivia sigue estando muy alejada en cuanto a renta per cápita de los países punteros en la región, los datos reflejan que han conseguido rebajar los índices de pobreza extrema a niveles desconocidos para el país, hasta situarlos en el entorno del 10%. Y que si se tiene en cuenta el índice de partida hace tan solo doce años (los que lleva Evo Morales como presidente) el recorrido es asombroso. De casi el 40% de la población se ha pasado al 10%. Y esa es una realidad que nadie puede ni se atreve a negar.

El problema para el MAS (Movimiento al Socialismo) y para el propio Evo Morales es otro. Y tiene que ver con decisiones políticas de los últimos meses.

Más concretamente desde que a alguien se le ocurriera convocar un referendum para anular la limitación de mandatos que plantea la Constitución, y que está ahí porque el propio Evo Morales lo defendió en su día.

Y todo, para que el todavía presidente, pudiera volver a postularse para un tercer mandato (es evidente que los proponentes pensaron que lo ganarían con facilidad por aquello de la popularidad de Morales) pero lo perdieron. Y lejos de aceptar dicho resultado, se enrocaron en posiciones que solo pueden interpretarse como anti democráticas o tramposas, ignorando los resultados de su propia consulta, e inventándose unas elecciones primarias en las que, “todo el aspirante que quisiera” pudiera presentarse. Por tanto, también el actual presidente Evo Morales. En definitiva, trampas de mal perdedor. Y esa es la sensación que predomina ahora mismo en las calles del País.

Todo estaba a favor de un relevo tranquilo y razonado anclado en los magníficos resultados económicos..., y ahora, todo puede complicarse e incluso irse al traste por una serie de decisiones mal pensadas, peor analizadas y pésimamente resueltas en su decisión final de ignorar el voto de la mayoría de bolivianos y bolivianas, que acudieron a votar en el referendum convocado, y que manifestaron que no querían forzar la Constitución con un tercer mandato del todavía presidente Evo Morales.

Vanidad de vanidades, culto a la personalidad, o simplemente miedo a los resultados de la experiencia fallida en Ecuador… O todo junto en un mismo paquete, y que sin duda, va a tener consecuencias en el próximo proceso electoral. En el que las previsiones son que se tendrá que ir a una segunda vuelta, y que en esa situación, puede darse un todos contra Evo Morales que incluso pudiera llevarle a perder la reelección.

Caminando Bolivia