viernes. 29.03.2024
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La decisión de Cristina Fernández de ir por afuera del Partido Justicialista tiene que ver con la decisión del ex ministro del Interior, Florencio Randazzo, de competir en las primarias

@jgonzalezok | Las elecciones legislativas del próximo mes de octubre en Argentina -cada dos años se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado- verán competir de nuevo a la que fuera presidente de la Argentina entre 2007 y 2015. Esta vez como casi segura candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires. Lo haría al frente de un nuevo “Frente de Unidad Ciudadana”. Quedan todavía unos días (hasta el 24 de junio) para que se cierre el plazo de presentación de las listas y es seguro que esperará hasta último momento, pero la presentación de su frente indica claramente que se postulará.

Esto supone abandonar la tradicional denominación de “Frente para la Victoria”, que todo el mundo identifica con el kirchnerismo. Pero, lo más relevante, es que rompe con el Partido Justicialista (PJ), que responde al tradicional aparato peronista. En torno a la ex presidente estarán pequeños partidos que siempre apoyaron al kirchnerismo duro, como Kolina, creado por su cuñada, Alicia Kirchner; Nuevo Encuentro, de Martín Sabatella; y Compromiso Federal, de los hermanos Rodríguez Saá, señores feudales de la provincia de San Luis.

Para no asustar a parte de su electorado, el nuevo frente no contará con el partido Miles, del ex piquetero Luis D´Elía, un controvertido personaje que, entre otras características tiene la de ser violento (hace años tomó una comisaria y también protagonizó peleas callejeras contra opositores), negar el Holocausto y defender al gobierno de Irán. No obstante, D´Elía igual apoyará a la ex presidente. Tampoco estará el Movimiento Evita, que durante su gobierno fue importante a la hora de aportar grandes contingentes de militantes para las movilizaciones, y al que Cristina ahora no perdona que acuerde con el gobierno importantes medidas sociales.

La decisión de Cristina Fernández de ir por afuera del PJ tiene que ver con la decisión del ex ministro del Interior, Florencio Randazzo, de competir en las primarias (PASO, Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias). En las últimas semanas hubo todo tipo de maniobras y presiones para lograr una candidatura unitaria y evitar las primarias. El principal argumento es que el liderazgo de Cristina sería incuestionable y que la ex presidente no se rebajaría a discutir con quien había sido “su empleado” (sic), en realidad, su ministro durante 8 años.

Randazzo fue uno de los ministros más dóciles del kirchnerismo y ejerció una defensa total del llamado modelo, pero al llegar las elecciones del 2015 quiso competir en elecciones internas con Daniel Scioli, el elegido por la presidente. Cristina le ofreció, en cambio, la candidatura a gobernador de Buenos Aires. Como Randazzo no aceptó, se convirtió en un apestado.

El mecanismo de las elecciones primarias fue ideado por la propia Cristina en el 2009, pensando en perjudicar a la oposición, pero ahora que ella está fuera del poder se niega a someterse a sus propias reglas. La decisión de afrontar estas elecciones por fuera del PJ tiene, sin embargo, algunos inconvenientes para la ex presidente, que pueden tener importantes consecuencias. En primer lugar, no podrá acceder a los fondos de financiación pública para los partidos, y deberá enfrentar la campaña electoral sin los minutos gratis de publicidad.

En el gobierno de Macri no paran de descorchar botellas para brindar por el nuevo derrotero político de la ex presidente. La fragmentación del peronismo es su mejor garantía de salir airosos de la contienda. Los analistas, además, están recordando los numerosos errores políticos que viene cometiendo Cristina a la hora de elegir candidatos, empezando por sus dos vicepresidentes: el primero, Julio Cobos, se convirtió en un paria político y fue expulsado del círculo del poder, después de no acompañar al gobierno en el conflicto con el campo; el segundo, Amado Boudou, desfila por los tribunales asediado por numerosas causas de corrupción. Pero los errores fueron fatales en las elecciones del 2015, cuando impuso Carlos Zannini como compañero de la fórmula presidencial de Daniel Scioli y al controvertido Aníbal Fernández como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.

La gran crisis del peronismo empezó cuando Sergio Massa, que fue jefe de Gabinete de Cristina, rompe en 2013 con el gobierno, levanta el Frente Renovador y gana en las legislativas de ese año. Y, sobre todo, cuando pierde el poder en las elecciones del 2015. Expulsado del poder total, el peronismo no encontró todavía un líder que convoque y sigue desorientado, después de años de disfrutar de todos los recursos que conlleva estar en el gobierno.

El kirchnerismo sueña con ganar estas elecciones en octubre para seguir enfrentando al gobierno desde el parlamento, manteniendo la presión en la calle. Y, desde ahí, empezar a preparar las elecciones presidenciales del 2019, soñando con el regreso de Cristina. O de su hijo Máximo. Entretanto, contarían con fueros parlamentarios, cuando el frente judicial se les complica cada vez más.

Ahora apareció otro hotel que se denuncia sería de la presidente. Este no está en la Patagonia, como los otros, sino en la capital. Formalmente pertenece a un socio de Máximo Kirchner (Osvaldo Sanfelice), pero hay fuertes sospechas que la propiedad real sea de la ex familia presidencial. En este hotel se han detectado las mismas maniobras que en los otros: alquiler de habitaciones de empresarios amigos, y ahora incluso de la empresa Odebrecht, que serían meras maniobras para blanquear dinero procedente de sobornos.

Y un fiscal acaba de pedir que Cristina Fernández vuelva a prestar declaración en la causa conocida como La ruta del dinero K. En un escrito dirigido al juez sostiene que está probada la relación de la ex presidente con el empresario Lázaro Báez, detenido desde hace más de un año: “La vinculación entre la maniobra de lavado de activos y la adjudicación irregular de obra pública (…) demuestra la calidad de socios”. Y añade que este “vínculo delictual” persistió luego de la muerte de Néstor Kirchner, “con el mismo y continuo comportamiento de Cristina Elisabet Fernández”.

A estas elecciones se llegará con un panorama económico que sigue siendo sumamente complicado. No se ha producido la reactivación que se anunció, aunque empieza a aparecer algún brote verde, y la inflación empieza lentamente a declinar. No obstante, a nivel nacional, más del 50 % de la población sigue apoyando la gestión del gobierno de Mauricio Macri. Aunque en el conurbano bonaerense -zona con grandes bolsones de pobreza y en la que es fuerte el kirchnerismo puro- este porcentaje desciende notablemente. 

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