viernes. 29.03.2024
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Los últimos acontecimientos, desde la decisión del ex-vicepresidente Vargas Lleras de oponerse a los aspectos esenciales de los acuerdos de La Habana hasta la realización de la consulta liberal de ayer (19.11.2017), muestran claramente las tendencias políticas que finalmente se concretarán en las siguientes fórmulas presidenciales para 1ª vuelta:

1.    Centro Anti-corrupción: Coalición Colombia (Claudia, Fajardo, Robledo).

2.    Progresista Anti-neoliberal: Gustavo Petro.

3.    Liberal Pro-paz: Humberto De la Calle – Clara López.

4.    Derecha Clientelar: Germán Vargas Lleras.

5.    Ultraderecha Anti-paz: Centro Democrático–Alejandro Ordóñez–Marta L. Ramírez.

6.    Izquierda Reinsertada – Rodrigo Londoño (Farc).

Seguramente se inscribirán otras fórmulas pero estas serán las más importantes.

No es fácil pronosticar resultados para la primera vuelta presidencial (mayo/2018) pero lo que es evidente es que el giro de Vargas Lleras hacia la derecha extrema, que está contra la implementación de los acuerdos y que usa la “amenaza castro-chavista” para meter miedo, ha sido un movimiento favorable para los sectores políticos que están empeñados en superar la polarización entre Uribe y Santos, entre la “guerra” y la “paz”.

Al principio parecía ser una excelente decisión para él. No obstante, la evolución de los acontecimientos indica que el margen de crecimiento de la “derecha anti-paz” no es muy grande, y por ello, el mismo Vargas Lleras empieza a vacilar frente a la posibilidad de aliarse con Uribe. Al fin y al cabo, en medio de tires y aflojes, la desmovilización y la incorporación a la vida política legal de las Farc es un hecho real, que en plena campaña se va a valorar en toda su dimensión sin que signifique ningún peligro. Claro, a pesar de los incumplimientos, la guerrilla mostrará su actitud civilista.

¿Cuáles han sido los nuevos hechos que se deben tener en cuenta? a) El fallo de la Corte Constitucional declarando exequible gran parte de la JEP; b) La aprobación de importantes modificaciones en el Congreso a la JEP sobre “terceros” y las inhabilidades para los magistrados de la JEP que satisfacen las objeciones de Vargas, el Fiscal y Uribe (http://bit.ly/2zTU2L6); c) La conformidad con una reforma política “de transición” que le sirve a todos los partidos políticos (coaliciones, transfugismo); d) El lanzamiento de la candidatura presidencial de las Farc; e) El veto al interior del Centro Democrático a Oscar Iván Zuluaga y a Luis Alfredo Ramos, los candidatos de mayor peso; f) Los resultados de la consulta liberal que escogió como candidato a De la Calle Lombana.

No podemos detallar en un corto artículo las implicaciones de cada uno de estos hechos para la vida política del país pero en términos generales se puede decir que el “entuerto” de los acuerdos de La Habana –después de un año largo de idas y venires– se ha resuelto a favor de la impunidad total, y que los “sapos” que la derecha dice tener que tragarse por aceptar la participación política de los comandantes guerrilleros han sido compensados con los “bufónidos[1]” con los que las víctimas ya se están atragantando, como resultado de las presiones de sectores poderosos (entre ellos el gobierno imperial) que no quieren saber en lo más mínimo de justicia, reparación y verdad.

Son los costos de la degradación de la guerra y de sus principales actores: armados y desarmados; civiles y militares; sociales, económicos y políticos; directos e indirectos; nacionales y extranjeros; legales e ilegales; institucionales y extra-institucionales. Son las cargas de un conflicto instrumentalizado por el gran capital que impiden que la sociedad en su conjunto asuma una actitud propositiva y activa. “Pasemos la página” parece es el lema entre las elites enfrentadas. Era lo previsto: una “paz perrata”.   

Primera conclusión: El año termina quitándole presión al tema de la “paz”. El viraje de Vargas Lleras logró su objetivo. Los candidatos de Uribe se quedan sin su mayor presea o motivo. La campaña de Humberto De la Calle Lombana en torno a la paz, terminó el día que ganó la consulta (ayer). Las Farc ya saben lo que les espera. En enero de 2018 se inicia una campaña presidencial sobre un nuevo escenario. Después de un largo año de incertidumbre sobre el proceso de fin del conflicto, finalmente lo avanzado satisface en gran medida a las partes, y la carrera para la Presidencia de la República entra en una nueva fase. Las vacaciones de fin de año servirán para rehacer el tablero.

Segunda conclusión: La Coalición Colombia queda en inmejorables condiciones para consolidarse. El tema de la corrupción es un emblema de su propiedad y puede avanzar por el “centro”, no solo con respecto al tema de la paz sino frente a otros temas como seguridad, economía, salud, educación y ambiente, sin proponer saltos al vacío ni medidas extremas, sino un programa de largo alcance (para varios períodos presidenciales) que combine propuestas de reorganización del aparato estatal, recuperación del aparato productivo y estabilidad jurídica, con base en la reconciliación, consolidación de la paz, la eficiencia y transparencia administrativa. Nada que tensione y genere temor. Paso lento pero firme. Es lo que corresponde a una etapa de transición en un marco internacional y nacional que exige mesura y moderación.

Tercera: Gustavo Petro para poder crecer en el marco de lo que ha propuesto va a centrarse en su consigna de Asamblea Constituyente para avanzar con el proceso de paz que él considera debe desembocar en la derrota del proyecto neoliberal. No tiene otro margen de crecimiento sino radicalizar su discurso, tratando de cobrar desde su posición los incumplimientos del gobierno y del establecimiento oligárquico. Ya empezó en esa tarea; ver: http://bit.ly/2zRCs8a. Esa actitud hará imposible un acuerdo con la Coalición Colombia.

Cuarta: La izquierda que ha acompañado de cerca a Santos en el proceso de paz se dividirá irremediablemente entre el apoyo al partido liberal (con Clara López), apoyo al partido de las Farc, un sector se deslizará hacia Petro y, otro, con sentido práctico, se irá con la Coalición Colombia.

El año entrante será más que entretenido y complejo. Los diversos actores políticos tendrán como referente las elecciones legislativas de marzo/2018, que les marcarán pautas para nuevos acercamientos y alianzas. Quien acierte en posicionarse y adueñarse del “centro despolarizante” tendrá todas las de ganar. No será fácil.

Fuente: Alainet

La "Coalición Colombia" debe mantener su perfil de centro