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El Gobierno español se enfrenta a una nueva crisis diplomática, ahora con México. La decisión de la presidenta electa Claudia Sheinbaum de no invitar al rey Felipe VI a su toma de posesión el próximo 1 de octubre ha causado malestar en la Moncloa que, vía comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, anunciaba este mismo martes que ni Pedro Sánchez ni ninguna otra representación oficial harán acto de presencia en la ceremonia debido a la “inaceptable exclusión” del monarca.
La reacción de Sheinbaum que, en unos días, tomará el testigo a López Obrador al frente de la presidencia de México, tampoco se ha hecho esperar. La presidenta electa ha hecho público un escrito en sus redes sociales para explicar los motivos que le han llevado a censurar la presencia del rey de España y lamentar la decisión adoptada por el Ejecutivo español.
Explica Sheinbaum que la invitación se cursó el pasado mes de julio a través de una nota diplomática y que además conversó esta misma semana telefónicamente con Pedro Sánchez sobre esta cuestión. La dirigente alude a una misiva que López Obrador remitió a Felipe VI el 1 de marzo de 2019 con motivo de la celebración de los 200 años de la independencia de México. En la misma le proponía lo siguiente:
“...que se trabaje en forma bilateral, en una hoja de ruta para lograr el objetivo de realizar en 2021, una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común, a fin de iniciar en nuestras relaciones, una nueva etapa, plenamente apegada a los principios que orientan en la actualidad a nuestros respectivos Estados y brindar a las próximas generaciones de ambas orillas del Atlántico, los cauces para una convivencia más estrecha, más fluida y más fraternal”.
Pero “lamentablemente”, López Obrador no recibió respuesta alguna de forma directa “como hubiera correspondido a la mejor práctica diplomática de las relaciones bilaterales”, afirma Sheinbaum, que expresa además su malestar por el hecho de que la misiva se filtrara en medios y que derivó en un comunicado oficial del Ministerio de Exteriores español, “una circunstancia que no ha sido aclarada ni respondida de forma directa al Gobierno de México”.
México, "destino generoso" de los republicanos españoles
En su declaración, Sheinbaum resalta los vínculos económicos, turísticos y culturales que unen a ambos países, y su “sólida relación de amistad” y afea la actitud del monarca aún más si cabe, recordándole el papel jugado por México durante la guerra civil española, cuando “fue un aliado solidario y un destino generoso para muchos españoles republicanos.
Y así fue, en verdad, ya que México, bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas, fue uno de los países más leales con la República acogiendo a miles de exiliados españoles que se vieron obligados a huir de la represión franquista en buques que ya forman parte de la memoria democrática como el Sinaia, el Ipanema y el Mexique.
Sheinbaum prosigue afirmando que con esos antecedentes históricos resulte aún más conveniente fortalecer el vínculo “con una renovada perspectiva histórica, acorde al desarrollo de nuestros pueblos y en el que el reconocimiento cabal a nuestras identidades, sea el eje de una relación respetuosa, sólida y fructífera”.
La presidenta electa de México deja muy claro que bajo su presidencia será fundamental el reconocimiento de los pueblos indígenas “pues es ahí donde se encuentra la raíz de la grandeza cultural de México”. Por ello, insiste en la necesidad de reconocer esos derechos plenos y, tal y como López Obrador solicitó al Rey, pedir perdón por los excesos cometidos en la conquista de América.
Concluye Sheinbaum manifestando su confianza en que “pronto” se abran nuevas vías de entendimiento “basadas en nuestras soberanías y respeto mutuo”.