jueves. 25.04.2024
Yolanda Díaz en la tribuna del Congreso.

Porque, aunque a veces se confunda, no es lo mismo, ni en sus contenidos, ni en sus plazos, ni en su relación con los movimientos sociales. No es lo mismo, pero sí está relacionado. Un partido puede constituir una plataforma electoral, o transformarse consciente o inconscientemente en plataforma electoral, o integrarse en una con diversas formaciones políticas.

Esto viene a cuento de que para el próximo sábado 13 de noviembre se anuncia en Valencia un importante acto político. Un encuentro de nuestra flamante ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García, Fátima Hamed Hossain…

Más allá de presencias y ausencias, de su presentación formal concreta, es evidente que este acto se inscribe en la iniciativa que viene planteando Unidas Podemos para que Yolanda Díaz encabece un nuevo proyecto político anunciado para la próxima convocatoria electoral.

¿Plataforma electoral, o partido político en o con plataforma electoral? No me refiero tanto a lo que propone/n, que parece claro: una plataforma electoral, sino a lo que quizás necesite la sociedad española: un partido político de progreso, de dirección y organización política, que ejerza como tal, con voluntad de gobierno y con consciente proyección en los movimientos sociales.

Algunas preguntas para incidir en la cuestión, para suscitar respuestas de quién o quiénes impulsan el proyecto “Yolanda Díaz”, y de quiénes les/nos interesa o pueda interesar:

  • ¿Plataforma de izquierdas para disputarle el espacio progresista al PSOE, o propuesta complementaria al partido de los socialistas para estimular a la parcialmente dormida acción y participación social y electoral popular?
  • ¿Plataforma para que no gane la derecha, o para que gane la izquierda?
  • ¿Plataforma “transversal” socialmente, o plataforma para el progreso social desde las contradicciones sociales, las del trabajo prioritariamente, con las alianzas que se sumen abordando otras profundas necesidades sociales, esas sí transversales: feminismo, ecologismo, futuro de la juventud…?
  • ¿Un proyecto sólo para la próxima contienda electoral, o un proyecto de futuro?

Preguntas en las que puede parecer que sus dos términos son parecidos, equivalentes incluso, pero que considero distintos, con importantes matices que pueden resultar decisivos para el desenlace inmediato y futuro, según las prioridades establecidas en el eje del proyecto. Y no me refiero sólo al resultado electoral, sino a si se logra un gobierno con poder o un gobierno sin poder, sin el poder de cambiar las cosas, de avanzar efectivamente en las transformaciones sociales que se proclaman como objetivo, conscientes de las múltiples fuerzas e intereses sociales que inciden en el devenir de cada día.

No es ciertamente un problema nuevo. En todos los momentos, etapas, propuestas, de transformación social, los ejes de la discusión tienen su proyección sobre el conjunto de la sociedad, de los diversos sectores, clases, sociales. Y los resultados han sido muy distintos según la hegemonía de contenidos y organizativa. Para avanzar en la transformación es sin duda necesario buscar y encontrar alianzas. Posibilidades siempre las hay. Lo esencial es saber cuál es el centro de gravedad de la propuesta y en torno a ella organizar el colectivo social coherentemente interesado, y con él las posibles alianzas, una movilización que incorpore en uno u otro grado a los más amplios colectivos sociales.

Ahora, con el “mejor gobierno posible” que tenemos desde la Transición, ante las lógicas y evidentes dificultades para aplicar su programa de coalición, y no sólo por la incidencia de la pandemia, se plantea ya el reto de organizar la iniciativa institucional, y social, para que las próximas elecciones convaliden sus posibilidades de seguir gobernando, desarrollando el actual programa. Además de poder gobernar, sería necesario conseguir “poder” para poder gobernar aplicando el programa en su necesaria adecuación al momento.

Y para todo ello, para llegar adecuadamente a la contienda electoral, para ganarla y para seguir gobernando aplicando el programa propuesto, echo en falta una necesaria reflexión sobre cómo organizar la sociedad, cómo llamar a la ciudadanía, no solo al voto, sino al apoyo a la actual gestión de gobierno, a la movilización social necesaria, …, lo que supone no un apoyo resignado ante las dificultades, no un voto para evitar lo peor, sino un apoyo consciente de que se está trabajando adecuadamente para hacer frente a las inevitables resistencias que un programa de progreso provoca. Unos objetivos que suponen retos para los movimientos sociales, para el sindicalismo en primer lugar, pero también, de forma particular, para los partidos políticos de la coalición. O para los proyectos políticos de futuro, del futro inmediato. O, quizás más simple aún, para establecer objetivos inmediatos y mediatos que exigen una propuesta de acción política que movilice a la sociedad ya ahora, en lo que queda de legislatura. A ello aporté unas notas recientemente. La actual experiencia de Portugal debería ayudarnos a abordar y resolver los complejos desafíos de nuestra realidad.

El proyecto de Yolanda Díaz podría, debería, responder a estas necesidades. Y esto es lo que creo que falta. Si está, no se ha explicado aún. Estos días estamos recuperando para la memoria histórica el 50 aniversario de un hecho significativo de la movilización social, de la clase trabajadora en primer lugar, contra el franquismo, por las libertades, como fue, el 18 de octubre de 1971, la ocupación de la fábrica por los trabajadores de SEAT. Al respecto hemos publicado un libro (1), intentando aportar datos y reflexiones sobre una etapa de estrecha relación entre acción política y acción social, entre partido político y movimiento social. Una experiencia no trasladable al día de hoy miméticamente, pero sí como aportación para la necesaria reflexión política y social.

Porque lo que considero esencial en la actual etapa es la acción, la iniciativa, de un partido político que ejerza la función de “intelectual colectivo” de la izquierda, sin delegar en las organizaciones sociales que no pueden, ni deben, caer en la tentación de llenar el vacío político si quieren cumplir plenamente su propia función social. Un proyecto para responder a necesidades del futuro y, también, a carencias del momento.

El PSOE, con sus inercias históricas y actuales, no parece en condiciones de avanzar en este camino, pero el proyecto aún por construir de Yolanda Díaz podría contribuir a ello. Es necesario en todo caso que quienes lo impulsan se lo planteen. Pero no parece aún que el encuentro del 13 de noviembre en Valencia se oriente en este sentido. ¡Ojalá me equivoque!

(1) 18 de octubre de 1971 | SEAT 1969-1975: movilización social y acción política en la etapa final de la dictadura franquista

Yolanda Díaz: ¿plataforma electoral o partido político?