viernes. 29.03.2024

El 22 de mayo más famoso de la historia de la Comunidad de Madrid fue el del año 2021, día en el que la presidenta Isabel Díaz Ayuso consiguió una rotunda victoria en unas elecciones que había convocado para deshacerse de Ciudadanos. A partir de ese momento, la derecha madrileña se redujo a, solo, dos partes, con el trabajo bien distribuido. Como diría Alberto Pérez​, VOX se dedicaría a las cosas de importancia y el Partido Popular a las cosas importantes.

Reducir los impuestos a los que más tienen y privatizar educación y sanidad, es decir, los temas importantes, había que hacerlos desde el gobierno monocolor, con el color azul clarito, del Partido Popular y de los temas de importancia, la esencia de los valores patrios y cosas de ese tipo, se encargaría VOX, aunque, como veremos, no en exclusiva porque la presidenta quería, como el gas, ocupar todo el espacio en el que se encuentra y, desde luego, el espacio de la derecha lo quería ocupar en su totalidad.

A alguien muy cercano a la presidenta le oí un día decir que, en realidad, VOX no le pedía al PP de Madrid una gran cosa para colaborar a la estabilidad del gobierno de Díaz Ayuso. En expresión irónica, decía que VOX se limitaba a pedir "que los niños canten el Cara al Sol en los colegios, y cosas por el estilo". Y, si seguimos la trayectoria de ese partido, es verdad que tienen una enorme afición por el lado más simbólico de la política, aquel que se puede visualizar con una camisa azul, o parda, correajes y botas de caña alta.

Aunque el adversario de referencia de Díaz Ayuso es el conglomerado comunista-socialista-populista-separatista-posterrorista, en realidad, su adversario directo es VOX

Ahora parece ser que ese ultrapartido ha podido inspirar al gobierno autonómico de Madrid la iniciativa de una Ley de Patrimonio Cultural con la pretensión de proteger la cruz del Valle de los Caídos amenazada por, además del duro clima de la sierra del Guadarrama, los supuestos intentos destructivos del gobierno de Sánchez. Ya se sabe que, aunque el adversario de referencia de Díaz Ayuso es el conglomerado comunista-socialista-populista-separatista-posterrorista, en realidad, su adversario directo es VOX.

Con ellos se disputa un porcentaje muy importante del electorado y, por eso, tiene que competir en el mismo terreno que ellos. Si VOX pide que se cante el Cara Sol como parte del programa escolar, ella añade el Montañas Nevadas al repertorio canoro. Y si VOX le pide a Diaz Ayuso "que evite la retirada, destrucción, o eliminación de los símbolos que vayan a ser censurados por la Ley de Memoria Democrática", ella aprueba una Ley comunitaria que, ya que no puede contrarrestar la de la gravedad, trata de pasar por encima de una ley nacional, de esas que aprueba el Congreso de los Diputados.

Si VOX pide que se cante el Cara Sol como parte del programa escolar, Díaz Ayuso añade el Montañas Nevadas al repertorio canoro

Naturalmente, esa pretensión no llega ni hasta la primera esquina jurídica pero, ¿qué más da? Al menos ya se ha ganado unas cuantas noticias en la prensa más necesitada de algo que contar, unos buenos espacios en su televisión público-privada y, por supuesto, comentarios como el que estoy haciendo en este momento. Menos da una piedra.

Para lo de la sanidad no puedo aportar ninguna solución aunque tengo el presentimiento de que una mayor dedicación presupuestaria a la sanidad pública, mejoraría la situación. Sin embargo, para lo del Valle de los Caídos sí que me atrevo a sugerir un remedio.

En mi deseo de colaborar con cualquier acción que suponga mejorar el bienestar de la humanidad, vuelvo a proponer algo que ya he hecho otras veces: la privatización del Valle de los Caídos. Dado que eso de privatizar servicios universales, como son la sanidad y la educación, está a la orden del día, ¿por qué no se puede privatizar algo que, lejos de ser todos, es solo de una parte de nuestra sociedad? 

Consistiría en sacar a concurso, por parte de la administración competente, nacional por supuesto, la conservación, explotación y, obviamente, el disfrute del Valle de los Caídos para que, quien realmente vibra con ello, se haga cargo del asunto y, de paso, libere al erario público, ese que si es de todos, de los gastos que conlleva el ocuparse de esa parte de la herencia de Franco. No creo que, al contrario del caso del Pazo de Meirás, se conociera una iniciativa muy popular para que el Valle de los Caídos, con cruz, cripta y todo, permaneciera en el sector público.

En mi deseo de colaborar con cualquier acción que suponga mejorar el bienestar de la humanidad, vuelvo a proponer algo que ya he hecho otras veces: la privatización del Valle de los Caídos

A ese concurso podrían presentarse desde la Fundación Francisco Franco hasta la mismísima Comunidad de Madrid, quizás a través de algún organismo autónomo como la Oficina del Español o cualquiera otra y, desde ahí, ocuparse del asunto con la mayor dedicación y celo.

No cabe ninguna duda de la habilidad que tiene Díaz Ayuso para tocar los caídos al gobierno de Pedro Sánchez, pero cuando tiene razón hay que dársela y, seguramente, nadie mejor que ella y su gobierno para tal menester ¿El de tocar algo al gobierno de Pedro Sánchez?, si, pero también el otro, el de limpiar, fijar y dar esplendor al Valle de los caídos.

Vaya con el Valle