martes. 19.03.2024
trabajo-doméstico-efefeminista

Sabido es que en los pasados días el Gobierno y las Centrales Sindicales más representativas alcanzaron, tras un largo proceso de negociaciones, de las que se descolgó al final la CEOE, un acuerdo por el que se incrementa el Salario Mínimo Interprofesional hasta los 965 euros mensuales (15 euros mensuales más sobre el vigente) con efectos de 1 de septiembre de 2021. Los directivos de CEOE han dejado patente su disconformidad con lo que entienden un agravio y reiterado su oposición a cualquier incremento durante el año 2020.

No sé si recordarán aquel antológico capítulo de “Los Sopranos” en que la hija del matrimonio protagonista y sus amigos se emborrachan y drogan en casa de la madre de Tony Soprano –un personaje que por razones que no alcanzo, mi subconsciente identifica con la “Madre de todos los sapos”- dejando la casa en estado lamentable. La niña se autopostula para un castigo de dos semanas sin tarjeta de crédito y los ingenuos padres postulando firmeza le imponen tres semanas. La hija se retira de la estancia hurtando a sus padres una espléndida sonrisa acreditativa de haberse salido con la suya. Una crítica feroz del buenismo de los padres modernos (los padres/amigos), y su desistimiento de las funciones paternas. Como la hija de Los Sopranos, Garamendi exhibe frente a Gobierno, Sindicatos y opinión pública su enfado frunciendo el ceño y rechazando el acuerdo alcanzado, pero nos hurta a todos una secreta sonrisa por haberse salido con la suya, porque el Gobierno, también el Gobierno progresista, una vez más se ha plegado ante sus posiciones e intereses. A Garamendi, no le importa que el Gobierno y los Sindicatos vendan como éxito lo que realmente es un fiasco.

Quizás la calificación de timo pueda parecer exagerada o frívola. A lo que quiero referirme es a la teatralidad con que se nos ha presentado como un avance lo que objetivamente es un retroceso para el millón y medio de trabajadores que se rigen, en defecto de convenio colectivo, por las normas legales mínimas y entre ellas el decreto regulador del SMI. A la engañosa presentación a los trabajadores y resto de la opinión pública de la cuestión.

Porque en efecto esa fraudulencia se desprende directamente de la cuantía nominal, que no real, del incremento (un 1,58%), 15 euros sobre 950 euros, un importe manifiestamente inferior no solo a la tasa de inflación prevista para este año, sino inferior al incremento del salario medio. Si la pretensión del Gobierno es ir acercando el salario mínimo interprofesional al 60% del salario medio, durante 2021 habremos dado un paso atrás alejándonos de esa referencia. Y ello porque los convenios colectivos están estableciendo subidas superiores a ese 1,58%. Más si consideramos el porcentaje real.

Pero además y también porque al fraude cuantitativo hay que sumar el engaño relativo a la fecha de efectos de la subida que es la de 1 de septiembre de 2021. Dicho de otra manera, el incremento durante este año del SMI sólo afectará a cinco meses (cuatro mensualidades ordinarias y la extraordinaria de Navidad) que por un importe de 15 euros, son en total 75 euros. Es decir que el importe del incremento real en términos anuales será de un 0,56% . Dicho de otra manera, el trabajador que fue retribuido por el SMI en el año 2020 percibió 13.300 euros (950 x 14 mensualidades), durante 2021 percibirá 13.375 euros (950 x 9 meses más 965 x 5 mensualidades). Y dicho de una tercera manera, poco más de cinco euros más por mes. Una limosna.

Finalmente, ha sentado el Gobierno un peligroso precedente retrasando la fecha de efectos ya que la tradición desde tiempo inmemorial en España, acorde con la finalidad del instituto, es que el salario mínimo interprofesional se aprueba a fines de diciembre o principios de enero, pero siempre y en todo caso con efectos de 1 de enero.

La cosa no está para las alharacas de Gobierno. Especialmente de la Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de Trabajo que ha echado su primer borrón. Resulta ininteligible e inadmisible que diga que si la CEOE no se hubiera retirado de la Mesa, el Gobierno habría considerado la posibilidad de una subida de menor cuantía. Es decir, que la fijación del SMI no se hace depender de circunstancias objetivas como la situación económica del país y los trabajadores y sus perspectivas, sino de factores subjetivos y aleatorios como la “buena conducta” empresarial.

Tampoco para las de los Sindicatos que reivindican 35 euros/mes y se conforman y dan zapatetas por los 15 euros. O su petición era desmedida o la aceptación del importe definitivo una incongruencia. El cinismo de los perdedores.

Respecto de las manifestaciones de la Patronal ya me he referido a la interesada esquizofrenia de sus dirigentes en que los sentimientos van por una vía y las expresiones por otra. Como decía Don Vito Corleone a su hijo Michael (¡me ha dado hoy por el género mafioso!): “nunca dejes ver lo que piensas”. Su último episodio (¡glorioso!) es la defensa de la negociación colectiva y la acusación al Gobierno de intentar acabar con ella, cuando fue la propia CEOE la que instó y celebró la Reforma Laboral de 2012, que en su favor, ejecutó el liberticida Rajoy. En definitiva, el cinismo de los vencedores.

El timo de la subida del Salario Mínimo Interprofesional