jueves. 25.04.2024
 

Metido hasta las cejas en la campaña electoral de Castilla y León, el Sr. Casado nos va dejando una concatenación de estupideces y mentiras fruto de su más reciente aportación a la ingeniería agropecuaria. Según sus propias investigaciones, el Sr. Casado ha descubierto un nuevo tipo de ganadería que debemos sumar a las ya conocidas intensiva y extensiva: la Ganadería Loewe.

Esta moderna ganadería se caracteriza por levitar sobre el planeta oliendo -como diría J.L. Cuerda en Amanece que no es poco - a “lomo de ángel”, pues como buenos militantes de la derecha española ni los cerdos, ni las vacas ni, por supuesto, las ovejas pertenecientes a esta singular categoría, generan desperdicios, ni purines o ni siquiera un poco de estiércol que huela un poquito ante de macerarse lo justo para servir de abono.

Gracias a estas singulares particularidades, el Sr. Casado puede asistir a las granjas vestido correctamente cual corresponde a un Señorito enraizado en los Santos Inocentes o en la Escopeta Nacional: vestido de arriba a abajo como jamás un ganadero metido en la tarea ha soñado vestirse para faenar con los animales. El Sr. Casado sólo entiende de aquél campo antiguo  que sus correligionarios a cargo del ministerio de Rajoy no ayudaron a modernizar o integrar en las Políticas Agrarias Comunes porque no iban  a las reuniones europeas en las que no se enteraban de nada por no hablar inglés.

Y el problema no es que al Sr. Casado no le huela la mierda, lo cual estaría muy bien si fuera verdad, lo malo es que cegado por la pelea ha olvidado todo lo que tenga que ver con las propuestas sensatas y se dedica a mentir en cada ocasión que le proporciona la presencia de una cámara o un micrófono. Lógicamente, no pido que se sepa cuántos dientes tiene una oveja ni dónde los tiene colocados - doy la idea para que cualquier periodista avezado le ponga en un aprieto al preguntar - ni cuando una vaca está “rasa” o cual es la subvención exacta que da la UE por cada cabeza de ganado o por cada hectárea de lenteja que sustituya al cultivo de turno. ( Por cierto, Sr. Casado: ¿cuánto mide una hectárea?). Tampoco le pregunté a Garzón por las hectáreas necesarias para mantener una vaca en explotación extensiva de secano o a una oveja en la misma categoría -Sí, me lo sé: 4 hectáreas para una vaca y cuatro ovejas por hectárea - pero sí estoy en mi derecho de exigirle que no mienta.

No tengo muy claras las razones por las que el Sr. Casado ha decidido ofrecerse a esta misión peligrosa como voluntario pues, desde mi punto de vista, si gana ganará el candidato, pero si el candidato pierde, esas elecciones sólo tendrán un perdedor: él. Por su presión se convocaron las elecciones pensadas como el perfecto escaparate para su consagración por encima de Ayuso y lo normal es que el PP las gane -faltaría más - pero las urnas las carga el diablo y un batacazo haría sonar los caramillos de los afiladores buscando un cuello cada día más expuesto.

Aunque cueste, es posible pasar por encima de  idioteces como la del “turismo de otras razas” (no quiero ni pensar en lo que eso puede significar) y tratar de ver la luz más allá de los vinos a las 11 de la mañana, esos que ni siquiera aportaron, como dice la máxima, un minúscula parte de verdad (In vino veritas) pero es que no hay luz. Hay ocurrencias: mezcladas con amagos de propuesta y, luego se desencadena el absurdo y ya no hay forma de saber si este Sr. tiene algo en la cabeza o sólo es una caja de resonancia de las estupideces más grandilocuentes que podamos imaginar.

Mis amigos de derechas son gente seria, que respeta los procesos de trabajo y sabe muy bien cómo elaborar planes a corto, medio y largo plazo; gente que tiene  responsabilidades y que sabe negociar, acordar, medir, proponer y ejecutar. Mis amigos de derechas saben, aunque les fastidie enormemente, que este “junior que caga incienso” (Sic) no puede aportar nada a la vida pública española y que va a ser necesario, una vez pierda las próximas elecciones generales -ellos sabrán la razón por las que están tan seguros de que no va a ganar, que yo no lo tengo tan claro - el PP va a tener que sacar del banquillo a Nuñez Feijoo o a ese chavalín del sur que apunta maneras.

Si hace tiempo escribía que la izquierda no tenía amanuense, mucho me temo que el deseo de libertad de este PP desnortado,  esté llevando a sus dirigentes hacia aquél libertinaje del que hablaban nuestros mayores y cuyos frutos parecen resumirse en esa mierda que no huele y que puede pisarse con zapatos de ante de Loewe. Una pena.

Al Sr. Casado no le huele la mierda