jueves. 25.04.2024
Yolanda Díaz | Candidata a la Presidencia del Gobierno de España por SUMAR

"Y yo soñé que soñaba tierra prometida./

Edén de edenes/

barro de sol y de manantiales eterno./

¡Qué confundida me llevó y engaño la vida mía!/

Que soñé, que yo soñé, tierra prometida/

(José Miguel Molero, poeta y amigo. Versos de su poema; Tierra Prometida)

Renace la esperanza para la Izquierda no socialdemócrata, transformadora, laborista, sindicalista, marxista, feminista y ecologista. Sí, vuelve otra vez, para esa Izquierda - a la izquierda del PSOE -, con su fe veterana, su esperanza maltrecha y llena de cicatrices, con sus enfermedades infantiles y exantemáticas, sus enfrentamientos cainitas, su reflejo frentista, sus proclamas unitarias de Frente Amplio siempre incumplidas; prisas agónicas, aunque se llene de sillas la verdad, su frente marchita, sus calamidades organizativas y demás disrupciones, defectos, pasiones incendiarias, debilitamientos autoinflingidos y desacuerdos íntimos e ínfimos, sobrevalorados, "aparatistas", desmedidos e inmaduros.

Todas esas gentes, esas ideas, esas voluntades políticas ven un mirlo blanco. Lo ven, yo entre ellos, y lo asumimos como un elemento salvífico, como la enésima posibilidad de reclamar, que porque somos lo que somos no podemos darlo por bueno.

Muy seguramente Yolanda Díaz, el próximo domingo día 2 de abril, va a postularse como Candidata y Líder de toda esa Izquierda; la misma que se agarra a un clavo ardiendo, con la misma ilusión que el primer día de militancia izquierdista; en todo ese ethos crítico, ético y estético que creemos merecernos, esos restos llegados a la misma playa desde distintos océanos.

Se repite la incesante búsqueda de nuestra identidad, hasta la extenuación, de todos los rasgos, carácteres y modos de comportamientos que nos hacen diferentes, pero similares; auténticos aunque inaprensibles; juntos pero no revueltos; prescindibles pero fundamentales.

Volvemos a la escuela para aprender a SUMAR. No va a ser fácil la operación, nos conozco, me conozco; creeremos que SUMAR es un logaritmo neperiano, una abstrusa fórmula química, una derivada compleja, una complicado fractal irresoluble. Ya sabéis, "la cabra tira al monte". Se inicia un proceso complicado hacía un éxito relativo, o un fracaso irremediable. Es nuestra responsabilidad y debemos afrontarla con alegría, empatía, comprensión, esfuerzo voluntarista, laico, democrático y cívico. Sin parecer exagerados, nos va la certidumbre de un futuro dichoso en ello. 

Volveremos a cantar, nuestras proclamas de siempre, nuestro florilegio optimista, ilusionado, enamorado: "a la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo"; "en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos"; "a galopar, a galopar hasta enterrarlos en el mar"; "gentes felices con lágrimas"; "nos queda la palabra"; "somos mujeres y hombres felices, y rogamos que nos perdonen, por este día, todos los muertos de nuestra felicidad"; "decidme, ¿cómo es un árbol?"; "la vida nos empuja, como un aullido interminable, interminable"; "agrupémonos todos en la lucha final"; "te recuerdo Amanda"; "puedo escribir los versos más tristes esta noche"; "mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pasee el hombre libre, para construir una sociedad mejor"; y tantos otros himnos, eslóganes, cantos de vida y esperanza.

No más saudades ni nostalgias, esforcémonos en una empresa que configure un proyecto de País posible, dinámico, empátrico -de empatría, patriotismo progresista, no nacionalista ni excluyente-, ése que se merece una colectividad sin miedo, comprometida con los trabajadores, las mujeres, el planeta, los menesterosos, los desheredados, las víctimas del neoliberalismo rampante e insolidario. ¡Vamos, no nos durmamos sin sueño, no nos pensemos sin sangre, no nos juzguemos sin tiempo! (Mario Benedetti). No, no queremos salvarnos, si eso significa traicionar nuestros valores, tradiciones y profundas convicciones. No, no será perfecto, no será fácil ni inane ni cómodo ni benéfico. Todo nos traerá de cabeza, pero nos espoleará los pies. ¡Amén, que así sea!

"Abandona tierra de gaviotas y adéntrate hasta el centro del océano para gritar tan alto que todos,/

desde la maldita patria que dejaste atrás, te escuchen./

Que pongan nombre a tu alarido como si de un extraño Céfiro se tratara./

Tracia está cerca/

Ha llegado la esperanza."/ (José Miguel Molero, amigo y poeta. Versos de su poema; "Al otro lado del miedo")

 

Renace la esperanza en la izquierda