jueves. 25.04.2024
Yolanda Díaz y Ione Belarra

Se ha publicado la encuesta electoral de 40dB, encargada por El País y la Cadena Ser. En una de sus conclusiones nos dice que la disyuntiva de si Sumar consigue aglutinar a todos los partidos de izquierdas alternativos al PSOE constituye la llave de las próximas elecciones generales. Si se presentan unidos en un único proyecto podrían obtener entre 53 y 62 escaños, el doble, nada menos, que el que obtendría Unidas Podemos.

Y lo más destacable, la plataforma de Yolanda Díaz podría superar el 15%, con lo que ello representa en nuestro sistema electoral a la hora del reparto de escaños, lo que le garantizaría ser la tercera fuerza. Por el contrario, si no consiguen construir la unidad, prácticamente garantizarían que la derecha, PP más Vox, reconquistará el poder. 

Aunque el proceso y el resultado de las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo podrían cambiar, y mucho, las actuales previsiones y tendencias, el resultado de Sumar no sería la simple suma aritmética de las fuerzas políticas llamadas a componer esta candidatura. Y ello incrementaría las opciones de Pedro Sánchez de formar Gobierno, pese a que el PSOE pueda perder un reducido porcentaje de votos a favor de Sumar.

Si las perspectivas que confirman las encuestas son tan evidentes, y además nos dicen que Yolanda Díaz es la candidata favorita para los votantes de este espacio político y electoral, si a ello hay que añadir que para los votantes de Podemos un 50% prefieren a Yolanda Díaz de candidata a la presidencia del gobierno y un 80% de los votantes de este partido apuestan por que Podemos se presente integrado en la candidatura de Sumar, entonces la pregunta es: ¿dónde están las dificultades y las dudas que ponen en riesgo de que haya una candidatura única, y que Podemos finalmente acabe presentándose en solitario a las elecciones, aunque proponga una coalición postelectoral con Sumar? Y la respuesta en parte la tendremos que buscar en las diferencias, de fondo y no de matiz, con la fórmula de construir la candidatura y la propia concepción de ésta.

Porque habrá que ver si al final Sumar se constituye sólo como una coalición electoral resultado de la suma porcentual y mecánica de los partidos que lo componen, como podemos interpretar que se defiende desde la dirección de Podemos cuando reclaman respecto a su  organización y califican a Sumar como el partido político de Yolanda Díaz. O, por el contrario, como ha venido defendiendo la Vicepresidenta Segunda del Gobierno con meridiana claridad: “Sumar no será "una sopa, ni una coalición de partidos de cara a las próximas elecciones generales”, y “Ya hemos tenido sumas de partidos y coaliciones: en Galicia hemos ido en la forma de ‘En Marea’, en Andalucía con ‘Por Andalucía’ recientemente. Y eso no funciona”.

Con esta diferencia, más o menos publica, se iniciarán las negociaciones. Ahora solo cabe esperar que sus protagonistas tengan muy presente las enseñanzas de la lamentable experiencia que protagonizaron en Andalucía, su resultado y consecuencias, como podemos ver todavía hoy, entre los seis partidos que integran el grupo parlamentario “Por Andalucía”, en permanentes cuitas internas de una coalición abierta en canal y que, como es lógico en estas circunstancias, está teniendo un papel legislativo muy modesto.

Una negociación, tras los datos que se desprenden de la encuesta de 40dB que hemos comentado en párrafos anteriores, en la que Podemos, y también Sumar, seguramente son conscientes que están frente al “dilema del prisionero”. Ya saben: el que se desprende de la “Teoría de Juegos” de Von Neumann, que estudia las mejores estrategias para tomar decisiones en una negociación, aunque en realidad no deja de ser una teoría sobre el comportamiento humano.

Y que nos enseña que, si bien hay juegos y negociaciones de “suma cero”, en los que uno gana y otro pierde, como por ejemplo en la mayoría de los deportes, existen también otros juegos y negociaciones, en los que el resultado es de “suma positiva”, en los que todos ganan. Y también las hay, muy habituales y causadas por el enfrentamiento destructivo y la incompetencia de los protagonistas, en las que “todos pierden”, como sería el caso por la incapacidad de construir una única candidatura.

La duda es: ¿cuál de las dos opciones tomarán los lideres de Podemos? Esperemos que sea el de la “suma positiva”. Nos va el futuro el que salga cara, en lugar de cruz, en las próximas elecciones. Que olviden el dilema del prisionero.

Podemos, frente al dilema del prisionero