jueves. 18.04.2024
por andalucia

Puede que sea debido al espíritu Pepito Grillo que hace que algunas personas estemos siempre en una posición de contracorriente, no lo sé, pero lo cierto es que el gatillazo de Por Andalucía, que para muchos supone la ruina de una larga y prometedora relación, a mí me llena de satisfacción. Orgullo no, la verdad es que hay que saber hacer las cosas en los tiempos requeridos, pero satisfacción, como digo, mucha, por razones que voy a exponer y que creo que deberían levantar el ánimo de cuantos consideran que otra vez hemos tropezado en la misma piedra, la de la división.

Y aceptando como broma la máxima de que la izquierda solo está unida en la cárcel, lo cierto es que las políticas de izquierda nacen del debate y la crítica profunda de todo y de todos, resultando de ello que el disenso sea un fenómeno genérico y más frecuente que en las formaciones de la derecha, entrenadas en la obediencia jerárquica y el culto al líder. Entre las primeras, la indeterminación, las interpretaciones en clave de fuga y los desencuentros generan una atmosfera de extraordinaria volatilidad, muy efectiva para los procesos creativos, pero poco adecuada para combatir a las organizaciones que practican la disciplina y la cohesión como formas orgánicas que solo saltan en momentos extraordinarios (léase la pugna entre Ayuso, Casado y Feijoo)   

Conocedor de esta seña de identidad antropológica de la izquierda, nunca me sorprenden sus escisiones, sin ellas el pensamiento de progreso se desharía dando lugar al ideario exclusivamente posibilista de la socialdemocracia europea o del liberalismo norteamericano. Aún lamentado lo ocurrido, que más parece originado en la inoperancia en la gestión de la contingencia político administrativa que a un tsunami intelectivo en el ardor del debate de ideas, creo que resulta más útil situarse en posición de extraer lecciones que ayuden a campear el malhumor de la primera reacción. La airadísima diatriba que maldice el nacimiento de la candidatura de la izquierda andaluza, trae elementos de reflexión que a mí, y espero que también a otros comprometidos con el progreso social, me llena de satisfacción (como decía el otro).

Por Andalucía puede ser un chute para la movilización

En primer lugar resalta la importancia de la existencia de un movimiento de la izquierda situada más allá del posibilismo de la SD para hacer realidad sus propios postulados. Es patente en el mix del gobierno de la nación, donde la izquierda radical tracciona a la SD hacia el escenario de la ampliación de los derechos civiles y la protección de los más necesitados. El escándalo provocado por el fallo administrativo es la evidencia de que no se puede dejar exclusivamente en las manos del PSOE el avanzar en la modernización de nuestras sociedades, y menos aún los territorios debilitados como es el caso de la Andalucía del 2022, con una sociedad claramente expuesta a convertirse en pasto de fascistas.

En segundo lugar todo parece indicar que en las organizaciones de izquierda radical ha calado una cierta euforia sobre su fortaleza. Quizás convencidos de que el rechazo social a los reaccionarios (que ganaron votos en un momento muy particular que no tiene por qué repetirse) han desatendido las lecciones que se han podido tomar de Portugal y de Francia, donde por razones diferentes, lo cierto es que la izquierda rebelde ha quedado fuera de juego. Solo un sentimiento de imprescindibilidad puede causar semejante distracción. Quizás sea torpeza o ceguera, quien sabe, yo sigo creyendo que su pecado ha sido su vigor.

En tercer lugar habría que apuntar al haber de la metedura de pata que con ello se gana un tremendo expertise para la futura alianza estatal que de la mano de Yolanda (o de quien fuere) prepare una organización federal multipolar de carácter progresivo, capaz de suplir con suficiencia los huecos que progresivamente va a ir dejando la SD.   

En cuarto lugar, la particular afectación a Podemos resulta una bendición. No porque merezca ningún castigo, al revés, se trata de que la marca con mayor plus de etnocentrismo político haya quedado en posición de debilidad, provocando quizás sin querer el que organizaciones más descentralizadas ocupen posiciones nucleares en Por Andalucía (o como acabe llamándose). Una retirada condicional de la gente de podemos sin abandonar su compromiso político no hará sino agrandar las posibilidades y la propia organización política izquierdista.

Las mujeres son el quinto elemento que claramente han ganado la batalla de la visibilidad dentro de la plataforma. Ellas, exentas ya de competir por los puestos reservados a la masculinidad antropológica, van a ser el gran dinamizador del movimiento más allá de la SD. La justificada dispersión de las cuestiones que afectan a las mujeres, pueden acabar encauzándose en esta “fallida” plataforma. 

Finalmente, Por Andalucía puede ser un chute para la movilización. Por encima del factor miedo al fascismo, que claramente remite en la sociedad andaluza, lo que promueve y expande el deseo de una vida más ajustada a las expectativas de cada cual, es resultado del activismo. En sociedades abiertas, basadas en el derecho y la justicia, el progreso no proviene de una narrativa única proyectada sobre el conjunto social. Eso solo llega a las mentes simples apuradas por el agobio de cada día, y tiene una vigencia muy limitada, (¿quién recuerda a los fascistas griegos de Amanecer Dorado?). El éxito del progreso del futuro inmediato tiene que ver con la capacidad de integrar diferentes apreciaciones y diferentes posturas ante las cuestiones generales que afectan a la colectividad. Los grupos muy cohesionados han perdido esa capacidad multiforme para encarar retos comunes desde distintas ópticas. En este contexto, la movilización juega un papel más decisivo que el dominio de los medios de comunicación u otros resortes de poder.   

Por todo esto me planteo la actitud zen ante la aparente adversidad, ya veremos si lo de Por Andalucía ha sido un error o un acierto inesperado.

Lo de la izquierda en Andalucía no me llena de orgullo, pero me llena de satisfacción