jueves. 18.04.2024
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La clase trabajadora es una realidad, existe y cada vez está menos dotada de servicios, derechos sociales y del salario. Cuando sus miembros se jubilan sus pensiones públicas corren el riesgo de ser privatizadas y sus miembros más jóvenes corren un riesgo certero de no tenerlas. La mitad o más de la mitad de la clase trabajadora, las mujeres, sufren violencia machista e institucional, brecha salarial y doble explotación, solo por el hecho biológico de ser mujeres. Sin embargo, esta clase cada vez más numerosa sufre del vaciamiento cultural y del orgullo personal de ser gente digna que vive de sus manos, inteligencia , fuerza o creatividad, ya sea como asalariadas, estudiantes, pensionistas o por su cuenta como falsos autónomos o cooperativistas, temporeras y temporeros, agricultores y agricultoras o creativas y creativos.

El postmodernismo y el populismo “progresistas” los han convertido en gente, hurtando y disolviendo la capacidad de organizarse y defenderse, solo son votantes. La ruptura ideológica de los populismos con los movimientos laboristas, laboralistas, socialistas y socialdemócratas coherentes a arrojado a los partidos obreros que lo fueron, en manos de élites burguesas, altas y altos funcionarios del estado o de las burocracias internacionales, que con los votos de la clase trabajadora y su control de los partidos ex obreros trafican y diseñan políticas que favorezcan los intereses del poder, de los poderosos y las mafias, a cambio de unas migajas o avances en derechos civiles y de costumbres, al tiempo que nos hurtan derechos laborales, sanitarios o educativos y de previsión social convertidos en negocio del capitalismo.

Este panorama nos indica que en primer lugar el populismo ha fracasado, lo mismo que lo hizo el estalinismo. Que recuperar los partidos obreros tiene grandes dificultades y a pesar de victorias parciales como la del gran Jeremy Corbyn a pesar de que el laborismo sigue siendo una expresión de clase, que las derechas incrustadas y dominantes en la socialdemocracia con apoyo de los medios del sistema tanto de comunicación, como de los poderes judiciales, empresariales y la prensa y la televisión, son una poderosa arma de disuasión.

Sería una grave equivocación cometer nuevos errores, es decir la construcción en su momento de los partidos obreros les llevó tiempo, tuvieron que formar y buscar cuadros, crear estructuras de la nada, enseñar a leer y escribir a sus militantes, mientras hoy y ahora en el estado español, tenemos miles y miles de personas validas e inteligentes arrojadas a la basura o a su casa por las élites de clase media y media alta que dominan la izquierda oficialista en su conjunto. Grandes profesionales, intelectuales, sindicalistas, luchadores y luchadoras sociales, dirigentes y militantes feministas, vecinales, con plena capacidad e inteligencia machacadas y machacados por las oligarquías de hierro de los partidos cuajadas de arribistas, mediocres y personas sin oficio ni beneficio que mueren matando por un carguillo, eso sí, remunerado.

Por tanto fracasados los experimentos de frentes, alianzas y amplios movimientos de gente, vuelve a llegar la hora de construir partido plural y de amplia base democrática, que sin prisa ni aceleración, pero tampoco sin pausa elaboren un programa político, trabajen en los municipios en ayuntamientos, sindicatos y asociaciones. Un partido no electoralista, es decir o creamos un sólido suelo o todo se disolverá y las mismas cadenas de televisión que auparon al populismo patrio, lo denigrarán o falsearán cuando interese. Tal y como ya ha ocurrido en nuestro país.

Como nos enseña el DSA los socialistas norteamericanos, podemos incluso apoyar en determinados lugares y circunstancias a candidatos y/o partidos mejor posicionados al tener mejores y más medios como fase intermedia e influir y volver a crear conciencia socialista.

El socialismo, no es patrimonio de nadie y menos de quienes lo utilizan para beneficiarse y a su vez impedirlo, por ejemplo el socialismo y sus propuestas son incompatibles con la constitución vigente, al igual que la reivindicación republicana, que no se trata de poder sacar los símbolos de la II República cada 14 de Abril, sino de acabar con la corrupción y la ausencia de democracia y laicismo que la monarquía vigente impone.

Por tanto desde el ecosocialismo, el feminismo, la organización de la clase trabajadora, la defensa de la libertad y el cambio, construir el espacio que nos permita reagruparnos, actuar, ser felices haciendo política y negociar, consensuar entre nostras y nosotros. Se trata no de crear una maquinaria electoral sino de dar el paso cuando sea posible, trabajar por hacerlo posible, pero tener estrategia, visión e intervenir en la luchas sociales, sindicales y vecinales. Sabiendo que el sistema y sus cipayos siempre nos dirán que no es posible el salto electoral, no es la hora, estamos dividiendo ¿Estamos dividendo qué? ¿Su carrera profesional o funcionarial? Mientras cada vez la sanidad se deteriora más, las eléctricas nos roban impunemente, los bancos privados y privatizados despiden o cierran servicios y atención, se lamina a los pequeños empresarios y agricultores y se liquida el salario. Por eso la clase trabajadora, entiendo, necesita su partido y personas para ello y ver qué y cómo lo hacemos sobramos. Tendremos el desprecio de las élites, pero esas oligarquías tienen el nuestro. Pobrecillas y pobrecillos sin sus puestos no sabrían que hacer.

Sobre la necesidad del partido de la clase trabajadora