jueves. 28.03.2024

Hay un dicho castellano que sugiere que “cada perro se lama su pijo” para hacer referencia al preocuparte de lo tuyo y que los demás no solo no te preocupen, sino que ni siquiera los registres.

La semana pasada fui invitado a ponerme la primera dosis de la vacuna que nos protegerá contra la COVID (al menos las variantes actuales) en un centro de salud de Leeds. Muchos amigos la han estado recibiendo las semanas previas, algunos incluso hace más de un mes.

En Reino Unido se ha optado por correr en la primera dosis de vacunación, y veo como en España, mis padres aún no han recibido la invitación para esa protección tan necesaria, a pesar de estar muy por encima de los setenta años.

La partida de ajedrez de Boris Johnson es ganar en algo a la Unión Europea y mostrar una superioridad en algún aspecto tras la salida del Brexit y esto le ha llevado, o mejor ha llevado a todos incluida la UE, a una competición con y por las vacunas y ver quién llega antes a la inmunidad de rebaño en un movimiento bastante pueril, insolidario y que destapa más sus vergüenzas en vez de ensalzar sus capacidades.

La campaña de vacunación rápida y efectiva es un camino a seguir, pero si luego permites que en pleno cocktail de nuevas variantes, se abra el país de cero a infinito como se ha visto desde el fin de semana, conllevará sin duda a seguir sumando más muertos y Reino Unido supera en casi 250 muertos por millón de habitantes a España, que no está tampoco para dar lecciones.

Esta semana las temperaturas subieron por encima de los 20 grados y la posibilidad de reunión en grupos de 6 al aire libre, significo que los parques se llenaran en grupos de número ilimitado de gente joven y no tan joven, a los que los últimos 12 meses no les ha enseñado nada de nada…aquel “aprenderemos mucho de esto” parece que se va a quedar en una competición a ver quién es el que hace la desescalada más a lo cafre.

Si su Prime Minister saca pecho y nos dice esta semana que la avaricia y el capitalismo han sido la clave en el éxito de las vacunas en Reino Unido”,¿qué van a hacer sus electores ante tal muestra de arrogancia y sentimiento de “prueba superada”? Pues salen a los parques como que no hay un mañana y creen que el coronavirus ya no podrá con su pueblo elegido, el imperio, y bla bla bla…

Esta misma muestra de arrogancia es la que podría llevar a que mi segunda dosis de la vacuna propuesta para junio llegue tarde si de repente el resto de los productores de vacunas copian la guerra nacionalista por las vacunas y la UE decide cortar el grifo como ha venido amenazando.

La frase de Boris Johnson va mucho más allá de una solución a un problema acarreado por una pandemia que ha llevado a todo el mundo a una crisis económica y humana sin precedente, y asienta un pensamiento peligroso para el futuro y es el hacernos creer que la no cooperación y aquello de los “perros lamiendo…”, es la dirección correcta para el nuevo mundo Post COVID, en vez de dejar claro que justamente la solidaridad y la cooperación internacional para acabar con este virus podrá salvarnos o retrasar los efectos de futuras mutaciones más peligrosas.

Yo tengo una protección del 76% con una dosis de la vacuna, mientras que muchos ciudadanos a escasos 33.3 kilómetros de suelo británico no han sido vacunados con la misma rapidez y a no ser que se aíslen completamente del resto de mundo, seguirán en riesgo si no se controla en el resto de los países vecinos.

Quizás la lentitud de la UE en firmar contratos y aprobar medicamentos tiene una gran parte de la culpa a repartir por la “avaricia y capitalismo” de Boris Johnson, pero en este momento no es ideal que se haga una guerra de vacunación que no hace más que incrementar las ganas de revancha en futuras pandemias que me parece a mí que sin duda alguna vendrán.

La dialéctica en estos casos viene seguida de un tratamiento similar por partidos similares, sean de donde sean, y ¡qué casualidad!, para aumentar el sentimiento patriótico tan típico de periodos bélicos, se ha pedido que todos los edificios públicos en Reino Unido cuelguen banderas. Muchas banderas y que sean grandes, Union Jack por todos los lados.

La fórmula que nos queda de Covid19 + Trump (y sucedáneos) + Brexit + banderas para tapar miserias +incremento en la falta de solidaridad + gente que se salta medidas a la torera (son medidas para la protección sanitaria) + competición por ver quien tiene la vacuna más grande nos da como resultado un mundo bastante peor del que teníamos en aquel idílico 2019.

El paro y la inestabilidad laboral están para quedarse y muchas empresas con sobrevivir tienen bastante.

El sector sanitario está en Reino Unido bajo mínimos, destapando la falta de atractivo para importar profesionales del extranjero en un sistema deficitario ya de por sí.

El sector educativo improvisando sin un liderazgo y plan estratégico para el futuro de un sector clave y que habiéndose adaptado tan rápidamente a la nueva situación ha mostrado fallos y dejado claro que los estudiantes y sus carreras y formación dependen de que esto no se repita.

Finalmente, los que más sufren la situación son los trabajadores en posiciones más precarias, los que no puede trabajar desde casa o no pueden buscarse otro trabajo por falta de demanda. Aquellos que estaban poco a poco ahorrando y ahora están sobreviviendo gracias a ayudas escasas o a adquirir una deuda con tarjetas de crédito que será difícilmente de recuperar.

Para todos ellos solo hay una solución común y a largo plazo. Acción conjunta de todos los países, cooperación, solidaridad, y dejar la competición de los chulos del barrio o los mas “listos” para otro momento.

Los nacionalismos en tiempos de pandemia y las vacunas