martes. 23.04.2024

En pocos días el astro del Real Madrid Karim Benzema se marcha a un club de Arabia Saudita por la modesta cantidad de 200 millones de euros anuales y tres temporadas. El según todos los analistas del fútbol mejor jugador del mundo se marcha a un club creado en 2020 por la familia de exiliados cubanos Mas Canosa y presidido por David Beckhan. Todavía no se ha hablado de millones pero si de que el club de sus amores donde se crió desde niño, el Barcelona, no puede pagar lo que pide. Leonel Messi lamentará con lágrimas de cocodrilo no poder vestir de blaugrana.

La empresa a la que va a jugar Messi es la misma que compró el Real Zaragoza hace ya unas temporadas. Hasta ahora su único objetivo es construir un gran campo de fútbol para un equipo de segunda división. En Miami también están construyendo un estadio que quieren estrenar en 2025. El negocio inmobiliario y el fútbol suelen ir de la mano bastante a menudo. 

Por cierto que el PP de Aragón apoyó y utilizó el tema de la construcción del campo en toda la campaña electoral de las municipales y autonómicas acusando al PSOE de Lambán de no ser partidario. El apoyo de Heraldo de Aragón y los “poderes fácticos maños” al proyecto ha dado sus frutos. La nueva alcaldesa ya ha anunciado a bombo y platillo que “adelante con los faroles”. De cómo y cuándo subir a primera división nadie se acuerda.

Probablemente las televisiones dediquen más tiempo a hablar de fichajes y fútbol en los próximos 50 días que a la propia campaña electoral de las generales

La familia Mas Canosa es conocida en España por su compra en 1996 de SINTEL, empresa de telecomunicaciones para después despedir a la plantilla. Más de 900 trabajadores vieron rescindidos sus contratos y no se les pagaron las nóminas de muchos meses. Los trabajadores de SINTEL protagonizaron el asentamiento del Campamento de la Esperanza en la Castellana de Madrid que duró 187 días. Ante la conflictividad y el apoyo de la sociedad madrileña a los trabajadores el Gobierno de José María Aznar tuvo que intervenir para buscar una solución de recolocación en otras empresas de Telefónica.

Horas de televisión en prime time, portadas de periódicos deportivos y no deportivos, tertulias y expertos comentando estas operaciones, mientras los problemas sociales, la carestía de la vida, el precio de las viviendas o el deterioro de la sanidad, la enseñanza, la justicia pelean su espacio y son tratados con tacañería. Probablemente las televisiones dediquen más tiempo a hablar de fichajes y fútbol en los próximos 50 días que a la propia campaña electoral de las generales. 

Cristiano Ronaldo presenta una nueva empresa en Madrid y la prensa acude en masa y su imagen sale en los telediarios de la noche de todas las cadenas. Es un "empresario de éxito". Un referente para los jóvenes que le aclaman a la puerta de su hotel en la Gran Vía madrileña. El Real Madrid ficha hoy a un muchacho de 19 años por 103 millones de euros. Será muy difícil que estudie una carrera o tenga otro oficio; para qué, responderá la mayoría, necesita eso... "Si ya es rico y puede tener grandes coches y vivir en un chalet de La Finca".

Cristiano Ronaldo se vanagloria de ser quien ha abierto "la cajita de Arabia Saudita" y que dentro de poco muchos jugadores de todo el mundo acudirán allí al maná de los millones del petróleo convirtiendo la liga saudí en una de las mejores del mundo.

La industria del fútbol y el entretenimiento se ha convertido en un mundo de despropósitos; millonarios y estrellas que relumbran y se convierten en los modelos sociales, los referentes para los niños y niñas. Niñas también ahora que Iberdrola, grandes empresas y hasta el Real Madrid, que siempre se había negado a tener un equipo de fútbol femenino, se postula ya en la élite de esta modalidad después de haber tirado de talonario ante la falta de cualquier cantera.

La única solución que queda es desconectar de esa pasión que a muchos nos acompaña desde pequeños. No ver fútbol, no hablar de fútbol

¿Qué modelo de deporte y de competición hemos construido en los últimos 40 años?

Equipos endeudados, millonarios de países del este, árabes, estadounidenses, asiáticos compran equipos de fútbol como el que compra una fábrica de zapatos. 

La mercantilización de este deporte es ya tan elevada que no hay vuelta atrás.

De que sirven las palabras que en cada rueda de prensa ofrecen los futbolistas que manifiestan haber cumplido el sueño de su vida, que lloran cuando dejan un club pero como todo ser humano racional van a trabajar donde mejor les pagan y les tratan.

Probablemente la única solución que queda es desconectar de esa pasión que a muchos nos acompaña desde pequeños. No ver fútbol, no hablar de fútbol, cambiar de canal o de emisora cuando hablen del negocio; dedicarnos a la lectura y a otros ocios menos corrompidos.

Quizás sea imposible pero igual sirve de desahogo en una lluviosa tarde de Junio.

Messi, Benzema y los millones como amor al club de tu vida