sábado. 20.04.2024
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Respecto a la probable concesión de indulto a sentenciados por los hechos acontecidos en Cataluña en 2017 hay muchos argumentos ya esgrimidos en atención a razones de conveniencia social y utilidad pública.

Pero ante tanta opinión manipulada en contra, queremos referirnos aquí a las mentiras que están contribuyendo a la crispación de este asunto como forma de acoso al actual gobierno de coalición.

1º. Todo indulto, por naturaleza, supone una corrección de lo que dictó en su momento el tribunal sentenciador. Se le pide informe, pero no es vinculante, porque en caso contrario el gobierno sólo tendría derecho a sugerir. Finalmente, frente a la decisión del Gobierno sólo cabe exigirle que haya cumplido trámites y esté argumentada. 

2º.  El Supremo ha emitido un informe contra la pretensión del Gobierno cargado de consideraciones políticas, sin respeto a la separación de poderes.

Un escrito en el que se refiere a la muy manoseada frase de que “lo volverían a hacer” refiriendo una exclusiva manifestación, más genérica, de Jordi Cuixart; informe en el que acusa implícitamente de prevaricación al sistema penitenciario catalán; en el que hace una gratuita interpretación, errónea, de la concesión de amnistía.

Al tribunal no le importa que él mismo tenga precedentes de sentencias a gente explícitamente no arrepentida, ni que tenga precedentes de indultos a condenados ¡por rebelión!, a policías torturadores, condenados por terrorismo del GAL, por falsificar los restos de los fallecidos en el accidente del Yak42, o a banqueros y políticos relacionados con la corrupción y (esos sí) vinculados al partido proponente.

3º.  Y por último, un informe en el que da pié a la interpretación de que el Gobierno tendría interés espúreo en ello, al afirmar que se trata de un autoindulto puesto que se beneficia del mismo.

Este es un tema muy relevante en la intoxicación política y mediática de la oposición.

Primero, porque la continuidad del Gobierno está garantizada desde la aprobación de los Presupuestos. Solo podría caer por una moción de censura alternativa del PP y VOX, de imposible apoyo por la actual composición parlamentaria.

Y segundo,  porque, como  era previsible y ante la conocida beligerancia de la derecha, las consecuencias políticas del indulto son, a corto plazo, más bien de riesgo para el gobierno. Se trata, por el contrario de una medida valiente que se justifica en el bien superior de dar opciones a la mejora de las relaciones entre los pueblos de España.

Aunque el indulto no implica poner en cuestión la sentencia, como Plataforma cívica también tenemos derecho a opinar que la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo vuelve a situarse en la militancia política en coherencia con las frases del dirigente del PP que se felicitaba de que la controlarían “por detrás”. Así se entiende la obstinada y anticonstitucional negativa del Partido Popular a perder su amplísima mayoría, negativa a renovar el CGPJ que nombra sus miembros.

Y decimos “vuelve”, porque la sentencia origen, en sus hechos probados, no acusa de rebelión y viene a reconocer unos simples desordenes públicos para justificar una sedición, aunque no se usó la violencia como parte del plan. Sentencia que dice que "todos los acusados eran conscientes" de que la independencia era inviable y solo buscaban "presionar al Gobierno para la negociación de una consulta popular".

De hecho, no fue formalmente el Parlamento, sino una reunión al margen quien declaró una independencia que en el mismo acto suspendió (con el consiguiente enfado de los ciudadanos concentrados a sus puertas). Ni se tomó medida legal alguna, ni se arrió la bandera nacional del propio edificio, ni se opuso la menor resistencia a las detenciones o decisiones tomadas a continuación por el poder estatal.

Nadie recuerda ahora todo eso, pero no olvidemos que esta sentencia pudiera ser anulada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, como ya otras instancias judiciales europeas han venido poniendo la cara colorada ante decisiones erráticas de nuestra judicatura sobre este tema.

Lo dicho anteriormente se añade a las muchas razones para apoyar el gesto de responsabilidad con nuestro país diverso que pretende el gobierno, en la línea de desescalar los conflictos para dar paso a la solidaridad. Eso es lo que molesta a quienes alimentan la crispación aunque rompa de verdad España. No es nuevo.

Sobre las mentiras y las campañas contra los indultos