sábado. 27.04.2024
Carles Puigdemont y Santos Cerdán, durante su reunión en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas
Carles Puigdemont y Santos Cerdán, durante su reunión en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas

Se valora la oportunidad que nos brinda la actualidad política de España para conseguir que el mensaje de lo que es nuestra profesión de mediadores llegue a todo el mundo.

Tras el “acuerdo de investidura” y sin entrar evidentemente en las consideraciones políticas, ya que son muchos los que alzan su voz en contra, con sus razones y otros que no lo hacen tanto viendo una oportunidad histórica (el lector tendrá evidentemente su posición), considero que es importante determinar el rol de ese “tercero imparcial internacional” que se presume estará presente: “Para la consecución de estos acuerdos, y dadas las profundas discrepancias sobre la forma final de la resolución del conflicto, además de las desconfianzas mutuas reconocidas por ambos, el PSOE y Junts han acordado dotarse de un mecanismo entre ambas organizaciones, internacional, que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos entre ambas formaciones a los que se llegue”.

De aquí extraemos la frase clave: “acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos”.

Es aquí donde hay que aclarar que los mediadores somos profesionales que facilitamos el diálogo, la comunicación, entre las personas que tienen un conflicto. Es decir, una figura objetiva, neutra e imparcial que se encarga de ayudar a las partes implicadas en un conflicto a que lleguen a acuerdos mutuamente consentidos de la mejor forma posible. 

Los mediadores somos profesionales que facilitamos el diálogo, la comunicación, entre las personas que tienen un conflicto. Es decir, una figura objetiva, neutra e imparcial

Por eso el objeto del mediador se ciñe en escuchar, clarificar lo tratado, facilitar la comunicación entre los interlocutores de las partes, para tras ellos, con diversas técnicas y habilidades que evidentemente como profesional posee, consiga clarificar términos, parafrasear tras preguntas realizadas, reformular el conflicto y generar alternativas al mismo. Eso sí, en ningún caso deben dar la solución al conflicto. 

Todo ello hace indicar que si lo pactado entre los partidos políticos es acompañar y hacer un seguimiento de un acuerdo que en su momento no verificó, no estamos hablando de un mediador para el conflicto catalán.

Por el contrario, si hablamos de un relator, también debemos dejar claro lo que ello supone. ¿Cuál es la función de un relator?

Básicamente su rol es utilizado en reuniones, foros, incluso en elecciones cuando hablamos de un observador internacional de la transparencia de los mismos (otra palabra que también podría ser utilizada por los medios de comunicación). Su papel consiste en ayudar a los participantes de una negociación, a tener la oportunidad de hacer sus aportaciones a la misma y guiar las reuniones de ser necesario, resumir como “testigo privilegiado” lo allí ocurrido, incluso en la mayoría de las ocasiones, tenemos que decir que no es un papel de experto en la materia.

En el ámbito del derecho, el relator es el funcionario de algunos tribunales superiores de justicia encargado de realizar la relación de los expedientes judiciales ante tales organismos jurisdiccionales. Evidentemente este no será el rol del “relator” propuesto en este acuerdo.

No estamos acostumbrados en una democracia madura como la española, a necesitar de esta figura, pero los tiempos andan revueltos

También podríamos hablar del “papel del Relator de Grupo de Trabajo”.

En este caso sería el responsable de preparar el Informe de la discusión, que se va a debatir en las reuniones al efecto, tomando notas de las distintas intervenciones y en su caso acuerdos alcanzados. Redacta en la mayoría de las ocasiones un acta de las sesiones en las que participe, presentando el resumen de lo hablado si los participantes así se lo solicitan.

Tenemos que decir que las dudas sobre su significado se deben a la ambigüedad, con la que se define esta figura en nuestro diccionario. Hay hasta cinco acepciones distintas. La que parece más apropiada a este contexto es la siguiente: «Persona que en un congreso o asamblea hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes». Es decir, un mero apuntador que se encarga de llevar el orden del día.

Para finalizar he de decir que no estamos acostumbrados en una democracia madura como la española, a necesitar de esta figura, pero los tiempos andan revueltos y de ahí, que volvamos la mirada a la diplomacia internacional, donde Naciones Unidas, menciona la necesidad de relatores internacionales, para informar sobre la situación en un país concreto.

Sea como fuere, abandonemos para no confundir la mención al mediador y hablemos del relator.

¿Relator o mediador para el acuerdo entre el PSOE y JUNTS?