viernes. 29.03.2024

Prohibido salir a la calle salvo para tres o cuatro supuestos debidamente justificados, incluso está prohibido subir a la terraza de tu edificio para respirar 5 minutos de aire fresco, hay que mantener la distancia de seguridad, etc…. La inmensa mayoría de los españoles aceptamos estas y otras restricciones porque son imprescindibles para controlar esta pandemia; es evidente que están dando buenos resultados y se insiste en no bajar la guardia.

Todas estas prohibiciones adecuadas y necesarias son exigidas a todos los ciudadanos, con una única excepción: se exime al personal sanitario, que sin lugar a dudas es uno de los colectivos más expuestos al coronavirus, y por tanto  con más posibilidades de expandirlo, y presumiblemente el más consciente de las consecuencias negativas y letales que implicaría no adoptar estas medidas de confinamiento.

Digo esto porque es habitual, hasta llegar a convertirse en una costumbre, ver en los alrededores de muchos hospitales, a determinadas horas, a decenas de trabajadores sanitarios reunidos, literalmente pegados unos a otros, sin ninguna distancia de seguridad y con sus uniformes de trabajo con el que luego entrarán al hospital para seguir con su labor, para aplaudir y hacerse un auto-homenaje.

Lo considero una insensatez porque con esta actitud incumplen claramente las medidas de confinamiento, incrementan significativamente la posibilidad de contagiarse entre ellos y posteriormente a sus familias y dan un pésimo ejemplo a los ciudadanos que escrupulosamente cumplen con las normas impuestas.

Si evitasen estas congregaciones, quizás el número de sanitarios infectados, que en nuestro ámbito alcanza cifras preocupantes hasta el punto de ser estadísticamente el país del mundo donde su porcentaje es más alto, disminuiría algo, sin olvidar que el factor más importante de este incremento parece ser la falta de sistemas de protección en las primeras fases de la pandemia.

Además, para aumentar si cabe todavía más la imprudencia, a veces se unen a ellos miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que casualmente pasan por ahí y, en lugar de sancionar a cada uno de ellos, lo que considero que sería su obligación, se adhieren en los aplausos,…  verdaderamente indignante e irresponsable.

El mal ejemplo del personal sanitario