jueves. 25.04.2024

En la vida política de Barcelona destaca estos días la aceptación por parte de Lluis Rabell de la propuesta que le ha hecho el PSC para que se incorpore a su candidatura municipal de Barcelona en un lugar destacado.

La mayoría de los medios ha señalado la larga trayectoria de Rabell en la acción política en defensa de los valores progresistas, con particular atención a su presencia como cabeza de “Catalunya Sí que es Pot” (el espacio que posteriormente se concretó como los “Comuns”) en el Parlament de Catalunya en la convulsa etapa del “Procés”, así como su dilatada opción por la acción y solidaridad social en defensa de los intereses y derechos de ciudadanía, particularmente de los colectivos vecinales, en la construcción de la democracia.

Quiero ahora señalar dos aspectos de esta noticia, uno bueno y otro malo.

Me parece positivo, muy positivo, que Lluis Rabell vuelva a la primera línea de la acción política aportando experiencia y capacidad, y que lo haga en uno de los espacios de la izquierda, de las propuestas de progreso. Junto a la movilización democrática de las nuevas generaciones, recuperar activos para la acción política es, ha de ser, hoy una de las prioridades.

No entiendo, prefiero no entender, algunas negativas valoraciones de su decisión, de su positiva respuesta a la propuesta que ha recibido, que he escuchado por parte de planteamientos que afirman su apoyo al Gobierno Progresista de Coalición que gobierna España y que parecen asumir que ésta es la opción de futuro para la consolidación de lo conseguido en la última etapa y de avance en la conquista de nuevos derechos de ciudadanía.

Y me parece negativo que la nueva propuesta de “SUMAR” no haya sido capaz de incorporarlo, que al parecer ni siquiera se lo haya planteado como objetivo desde sus inicios. Porque lo que representa Lluis Rabell, lo que ha venido planteando en estos últimos años desde su blog (https://lluisrabell.com/blog/),  desde “Federalistesd’Esquerres” (https://federalistesdesquerres.org/es/), desde sus numerosas expresiones de opinión política, desde una segunda línea de intervención porque no le han dejado otra, es sin duda uno de los necesarios sumandos para que este proyecto de SUMAR se convierta efectivamente en lo que su enunciado ha venido proclamando.

Existe en nuestra sociedad un importante espacio que ha sufrido demasiados desengaños y frustraciones, demasiada abstención no sólo en las convocatorias electorales sino también en la imprescindible movilización social y política, un espacio al que el proyecto de “SUMAR” ha aportado una evidente esperanza que ahora ha de convertir en fuerza colectiva.

Es cierto que “SUMAR” está aún en una fase que muchos desearíamos se hubiera ya superado. Estamos aún a la espera del resultado de la denominada etapa de “escucha”, de la primera elaboración del documento político que ha de resultar del trabajo de varios centenares de expertos y que es de suponer permitirá una nueva etapa de propuesta a la sociedad, la posibilidad de impulsar la necesaria movilización social democrática. Una propuesta de contenidos, y también de organización y de acción, para la consolidación de un espacio político que, en coalición con el PSOE, debería ser capaz de impulsar, articular y hegemonizar la vida social y política del país en los próximos años.

Que la buena noticia contribuya al fortalecimiento de las opciones de progreso, que la mala apunte las nuevas y pendientes iniciativas que hay que tomar. Que nos ayuden pues ambas a reflexionar sobre cómo abordar esta etapa. Que esta reflexión nos ayude a avanzar.

Lluis Rabell en la candidatura socialista al Ayuntamiento de Barcelona: una noticia...