jueves. 25.04.2024
juunta
Foto: Twitter Consejería de Salud

El actual brote de intoxicación por Listeria que iniciado en Andalucía ha alcanzado a 6 CCAA más, pone en evidencia una gestión incompetente e irresponsable de la Junta de Andalucía y su Consejería de Salud.

La Listeria es un contaminante que debería de haberse eliminado en la cadena de producción. y su presencia en los productos comercializados evidencia fallos importantes en el proceso, bien en el calentamiento (por encima de 75º desaparece la Listeria y se supone que la empresa Margulis sometía a la carne a un calentamiento de 83,9º), bien en el empaquetado y/o conservación, que son responsabilidad de la empresa y de las autoridades sanitarias andaluzas que tienen el deber de controlar e inspeccionar la salubridad de los productos comercializados, lo que evidentemente no se ha producido. Recuérdese una empresa con un propietario pantalla para eludir deudas (algo parecido al “levantamiento de bienes”, Isabel seguro que podría explicarlo mejor), libre emprendimiento en estado puro.

Parece que la Consejería de Salud en un primer momento intento ocultar/minimizar el tema, protegiendo a la empresa, y luego la incompetencia y los movimientos incordiándoos han sido la tónica. Todo se ha hecho tarde, y lo que se podía hacer mal se ha hecho mal, en una cadena de despropósitos

Pero, además, la actuación de la Junta de Andalucía y en especial de la Consejería de Salud ha sido claramente irresponsable y ha favorecido la extensión del problema. En concreto se ha tardado en dar la alarma sobre listeriosis, en inmovilizar el producto, en investigar si la contaminación estaba presente en otros productos de la marca y en investigar las CCAA donde había sido distribuido, y por fin en descubrir la “marca blanca” con que también se distribuía el producto y que además estaba mal etiquetada. Todo un record de irregularidades-

Es evidente que de todo ello pueden haberse derivado una mayor extensión de la infección al no haberse evitado el consumo humano. Desde luego los datos concretos solo se conocerán dentro de un tiempo porque como es sabido el periodo de incubación de la enfermedad puede prolongarse hasta 70 días, aunque la mayoría de los casos probablemente ya se habrán producido, para lo que es preciso hacer un riguroso registro de la fecha del consumo del producto contaminado. Ya veremos sin este asunto  se produce la transparencia que ha faltado hasta ahora, o si también se pretende volver a ocultarnos los hechos.

Parece que la Consejería de Salud en un primer momento intento ocultar/minimizar el tema, protegiendo a la empresa, y luego la incompetencia y los movimientos incordiándoos han sido la tónica. Todo se ha hecho tarde, y lo que se podía hacer mal se ha hecho mal, en una cadena de despropósitos. Lo que esta claro es que su forma de actuar ha supuesto riesgos innecesarios, y probablemente graves consecuencias, para la salud de las personas, fuera y dentro de Andalucía. A la vez se ha desprestigiado la administración sanitaria, cuyas declaraciones en Andalucía carecen cada vez más de credibilidad y favorecen el pánico de la población, con algunas repercusiones negativas como la saturación de las urgencias

Hasta ahora en España, y a partir de la intoxicación de la colza en 1981, los brotes de intoxicaciones alimentarias habían tenido una respuesta adecuada de las autoridades sanitarias. Ahora el Ministerio de Sanidad parece que esta tomando cartas en el asunto, que ya sobrepasa la comunidad andaluza, y esperemos que se imponga la cordura y los criterios técnicos, pero es probable que todavía sigamos sufriendo consecuencias del desastre inicial, que obviamente es irreparable.

Dos reflexiones habría que hacer como conclusión de lo sucedido, la primera es que la política neoliberal de rebajar los controles sobre las empresas, es muy peligrosa, especialmente en todas aquellas que tienen un impacto directo sobre la salud, como es la industria agroalimentaria. Aquí el control de la Junta de Andalucía ha fallado estrepitosamente, y la cosa ha podido ser más grave porque la empresa de referencia era una bomba de relojería. Existe una amplia y concreta normativa por parte de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición como de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que no ha sido seguida en este caso.

La segunda es que poner al mando de una Consejería como la de Salud a un bocazas con pocos conocimientos técnicos es una gran irresponsabilidad, porque parece claro que ha pensado mas en su carrera política, esperemos que finalizada, que en la necesidad de poner en práctica los elementales principios de precaución ante la primera noticia de la contaminación por listerioris. Hay una responsabilidad de la Consejería de Salud, los andaluces no se merecen a este individuo como responsable de su salud, debería de asumir sus fallos y dimitir.

Listeriosis, la desastrosa gestión de la Junta de Andalucía