jueves. 18.04.2024
HECT

Tras una sentencia y unas penas tan desproporcionadas como las que condenaron a una parte de los dirigentes independentistas, era inevitable que antes o después se planteara la cuestión de los indultos.

Como igualmente era muy previsible que esta iniciativa política levantaría inmediatas y fuertes críticas desde los ámbitos de la derecha y también de sectores del PSOE.

Con la paulatina reducción de los efectos de la pandemia, los notables avances en los objetivos de vacunación, la ya perceptible, aunque todavía lenta, recuperación económica, con la crisis con el régimen despótico de Marruecos más o menos controlada, la posibilidad del indulto a los independentistas es una baza extraordinaria para continuar con el desgaste del gobierno de coalición progresista y de la figura de Pedro Sánchez. Y no han desaprovechado la ocasión.

Son muchos los que en nuestro país siguen pensando que el conflicto político y social en Cataluña se solucionara con mano dura, una opción que los hechos una y otra vez revelan como irreal. Se suceden elecciones y lamentablemente los independentistas no reducen sus resultados e incluso los mejoran levemente, a pesar de su mala gestión de la pandemia, de su parálisis político-administrativa, de los casos de corrupción, de la nula actividad parlamentaria o los negativos efectos que todo ello está provocando en el tejido socioeconómico catalán.   

La mitad de la población de Cataluña continúa apoyando a los independentistas o dicho de otra forma siguen rechazando a los partidos constitucionalistas. ¿Seguimos así indefinidamente con las consecuencias que ello tiene en la sociedad catalana y en el conjunto de España?

Una decisión necesaria, valiente y muy arriesgada, pero la política no es un juego ni un camino de vítores y aplausos. Pedro Sánchez no tiene garantizado el éxito de su iniciativa, ni mucho menos, pero es lo mejor que puede hacer y ahí se vera su talla política

El nuevo Presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, ha resumido sus objetivos de gobierno en dos elementos: independencia y amnistía. Sabe muy bien que tras la propuesta de amnistía puede conseguir el respaldo de muchos cientos de miles de catalanes, que sin ser independentistas tampoco aprueban que algunos de sus dirigentes lleven mas de tres años en la cárcel. La prisión de Oriol Junqueras y sus compañeros cohesiona y alimenta el independentismo y debilita a los constitucionalistas; esto es algo que entienden muy bien todas las personas con un mínimo conocimiento y sentido común.

Y por supuesto lo sabe Pedro Sánchez y su gobierno. Como sabe que la propuesta de una mesa de dialogo entre el gobierno de la Generalitat y el Gobierno de España no avanzara mientras haya presos y por el contrario puede tomar un cierto impulso si salen a la calle.

Los indultos por tanto no deben valorarse con criterios estrictamente jurídicos sino de oportunidad política. El Tribunal Supremo emite su opinión jurídica, como debe ser, y como no es vinculante, el gobierno puede hacer lo que considere necesario.

Mucha gente se rasgan las vestiduras alegando que los presos independentistas ni han pedido el indulto ni han manifestado su arrepentimiento. ¿Pero en qué cabeza cabe que algunos de los máximos dirigentes del proces independentista se arrepientan? Son líderes políticos y lo que hicieron, más allá de su polémica caracterización penal, fue por motivaciones políticas, supongo que muy arraigadas. ¿Sería creíble una manifestación generalizada de arrepentimiento? Desde luego yo no me lo creería para nada. Cuestión distinta es que ellos también hayan aprendido de los errores de su experiencia y no estén muy motivados por repetirla, al menos con el mismo formato. Así que dejémonos de hipócritas exigencias.

El indulto tendría dos efectos muy positivos y dos posibles consecuencias colaterales, una positiva y otra negativa.

En primer lugar, contribuiría a reducir la tensión política y social en Cataluña, favoreciendo el inicio del referido proceso de dialogo y quitaría uno de los motivos de agravio más evidentes de los independentistas, reduciendo sin duda el apoyo más o menos implícito de una parte de la población catalana. Aunque pueda parecer lo contrario, los indultos no fortalecen al independentismo, sino que le restan argumentos y zonas de influencia.

Como efecto colateral a tener en cuenta estaría el reforzamiento de Pere Aragonés, Oriol Junqueras y otros dirigentes más sensatos de ERC, frente a los radicales herederos de Pujol refugiados en Junts per Cat y al alucinado Puigdemont. No es mala cosa.

Y luego están las consecuencias dentro del PSOE y de su electorado más insensible a la complejidad del conflicto en Cataluña. Ya hemos viso a varios barones socialistas desmarcándose o atacando la propuesta de indulto y desde luego a Felipe González, que no perdona la osadía de Pedro Sánchez de gobernar con Unidas Podemos.

¿Los indultos podrían acarrear una derrota electoral de los socialistas y por tanto de la izquierda? Es un escenario no descartable pero no inevitable. Depende como gestione el gobierno el conjunto de políticas económicas, sociales y territoriales en el resto de la legislatura. Pero no cabe duda de que es un riesgo que tendrán que valorar y muy mucho el presidente del gobierno y el conjunto del Consejo de Ministros (eso sí sin dejarse intimidar por las presiones externas, ni tampoco ilusionarse por los posibles ánimos del jefe de Gabinete del Presidente, Iván Redondo o las encuestas optimistas de José Félix Tezanos, presidente del CIS).

Espero que Pedro Sánchez antes de tomar una decisión tan difícil, busque y consiga un cierto compromiso de Pere Aragonés y de ERC de bajar el diapasón de la bronca y que facilite el inicio de los trabajos de la mesa de dialogo. Algunos síntomas han dado en las últimas horas Pere Aragonés (que a su vez tampoco lo tiene fácil, asediado por la CUP y por Junts per Cat).

En definitiva, una decisión necesaria, valiente y muy arriesgada, pero la política no es un juego ni un camino de vítores y aplausos. Pedro Sánchez no tiene garantizado el éxito de su iniciativa, ni mucho menos, pero es lo mejor que puede hacer y ahí se vera su talla política. 

Indultos: una decisión necesaria, valiente y arriesgada