sábado. 20.04.2024
debate electoral andalucía
Los candidatos a la Junta de Andalucía en el debate electoral en Canal Sur.
  1. Mayor participación, menor cuota
  2. La culpa no es de los votantes
  3. La responsabilidad es de los nuestros
  4. Que no, que la responsabilidad no es de los votantes, ni de los otros…
  5. Hay quien apela a la “desunión”
  6. 'Sostenella y no enmendalla'
  7. 'E la nave va'
  8. Postdata

Mayor participación, menor cuota

La participación en las elecciones autonómicas de Andalucia’22 ha tenido un ligerísimo incremento. El pasado 19 de junio votaron del orden de unas 20.000 personas más, manteniéndose la abstención prácticamente igual. Los votos nulos y en blanco pasaron de significar el 3,77% al 2,12%: otros 60.000 votos más a contabilizar (fuente, El País, 20/06/2022).

Globalmente, pues, los partidos recibieron unos 80.000 votos válidos más que en las anteriores elecciones, y es un dato a tener en cuenta para valorar la pérdida de votos de la izquierda en Andalucía.

Si PSOE y el conjunto de Por Andalucía (que incluye Equo) y Adelante Andalucía hubieran mantenido el mismo porcentaje de votos, un 27,95% y un 16,71%, les habría votado respectivamente 1.015.000 y 607.000 ciudadanos, cuando la realidad (con el 99,68% de voto escrutado) ha sido de 884.000 y 450.000 votos.

Así pues, la pérdida real de votos en la izquierda es de 288.000 votos (131.000 para el PSOE y 157.000 para el conjunto de Por Andalucía y Adelante Andalucía). Un 13% y un 26% de pérdida. Poca broma.

La culpa no es de los votantes

Hemos perdido sin ambages, sin peros y sin paliativo alguno. Y la culpa no es de los votantes, pues en la acción de votar, y fuera de demostrar pucherazo, es imposible que haya dolo. Y la responsabilidad, tampoco.

¿Cómo que no hay responsabilidad individual, inquirirá frunciendo el ceño más de uno y más de dos? No nos olvidemos que la responsabilidad va de suyo pareja, y más que proporcionalmente, con el poder, y entre, por un lado, un ciudadano con su papeleta y, por otro, los partidos, coaliciones, agrupaciones, mareas, líderes, movimientos y demás, con su organización, acceso a los medios, financiación… espero que nadie dude dónde está el poder, y por ello, dónde está la mayor, mayorísima, total cuota de responsabilidad en los resultados.

Por cierto, la culpa tampoco es de los otros partidos -pucherazos al margen, obviamente-, sean quienes sean los otros partidos, sean quienes sean nuestros partidos. Ni tampoco la responsabilidad, pues el poder de los otros partidos en las decisiones de los nuestros, ese poder -y por lo tanto esa responsabilidad- es mínimo tirando a nulo. Es nuestra -de nuestro partido- siempre que tomemos -tomen nuestros partidos- las decisiones, no mirando por el rabillo del ojo, sino de cara y enfrentándose al escrutinio de los ciudadanos. Y si no, también es responsabilidad propia si se opta por decidir mirando por el rabillo del ojo, perdiendo el foco de la ciudadanía.

O sea, la responsabilidad del desastre -¿sólo anunciado?- ni es de los ciudadanos, en su papel de votantes, ni de los otros partidos, en su papel de actores, y mucho menos si hablamos de culpa.

La responsabilidad es de los nuestros

Pero no de forma compartida o alícuota, no.  La responsabilidad es en su totalidad de cada uno de los partidos que conforman el bloque de izquierdas. Y ahora, para saber qué ha pasado, no caigamos entre nosotros en el viejo chiste marxista-leninista de “compañero, te voy a hacer una autocrítica”.

PP ha ganado 830.000 votos, Vox 87.000. La izquierda ha perdido 288.000, Ciudadanos 540.000. Otros partidos extraparlamentarios de alguna manera progresistas (AL, PCPA, PACMA) han perdido del orden de 40.000 votos. Habrá que esperar a los análisis sociológicos sobre movimientos de votos para saber qué movimientos significativos (de abstención a partidos, de partidos a abstención y cruzados entre partidos) se han dado y qué conclusiones sociológicas se pueden extraer. Peor la responsabilidad política es de cada uno de nuestros partidos, y las conclusiones políticas son su deber.

Que no, que la responsabilidad no es de los votantes, ni de los otros…

(De distintos medios: El País, El Periódico, La Vanguardia, El Diario y Nueva Tribuna)

Hay quien apela a un cierto “miedo” como factor de la debacle. Mal. Ese miedo hace culpable a otros, a los que provocan el miedo, y hace responsable al votante por dejarse influenciar. Muy mal eso de inventarse una culpa y derivar la responsabilidad.

Hay quien apela a una abstracta desmovilización (“nuestros votantes se han quedado en casa”) ¿La alternativa? “Demostrar con los hechos que somos alternativa”. Parece correcto, pero… Si las 47 leyes aprobadas en dos años por el gobierno progresista de coalición, muchas de ellas con un fuerte impacto positivo en lo social y en lo económico, no mueven a “nuestros votantes”, y los votantes no tienen, porque no tienen, ni culpa ni responsabilidad, si es así, habrá que pensar en algo más que falla (busquen, busquen, queridos partidos, otros errores), y no sólo en la responsabilidad del ciudadano por tener en cuenta las razones de los adversarios, o en la del equipo de comunicadores por no saber explicarse.

Hay quien apela a la “desunión”

Eso, la culpa de los que se nos desunen. Pues bueno. Balones fuera.

Hay quien lo achaca al “adelanto de las elecciones”. Más de los mismo, responsabilizar de no estar preparados, de estar en babia (y mira que el CIS, una y otra vez, la última el 5 de diciembre de 2021, viene diciendo qué preocupa al ciudadano votante en “Principales problemas para los españoles”) sobre qué se cuece en las meninges del ciudadano votante al que adelanta las elecciones da la razón a los que, indignados con razón, recuerdan a los nuestros que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.

Hay quien advierte que, a pesar de “activar a toda la organización, a toda la militancia” y de estar “satisfecho de los miles de kilómetros” recorridos, no han conseguido “activar y movilizar fundamentalmente a las personas que se quedan en casa en muchas elecciones”. Han hecho todo y visitado todo, pues habrá que pensar en otras razones y no quejarse de cómo son estos ciudadanos -de poco responsables, claro-, que ni con todo este esfuerzo nos vienen a votar.

'Sostenella y no enmendalla'

Aún existe otra forma peor de responsabilizar al ciudadano votante, y es reafirmarse en la propia estrategia.

Y esto lo hacen tanto tirios como troyanos. Los que botan un barco y se reafirman en que esta vez sí, que este barco, aunque sólo tenga dos remos, es el correcto. Los que apuntan que el resultado de unas autonómicas no va con ellos, pues ellos, en las generales, seguro que ganarán. Los que, ante la espantada de los ciudadanos, se reafirman en que estos les están esperando ¿Replanteamiento de estrategia? ¡Quia! ¡Faltaba más! ¡nuestra estrategia de botar barcos, de fiarlo a las generales o de pensar que nos esperan es la correcta!

El problema es que, si esas estrategias son correctas, si la actitud es la de sostenella i no enmendalla, la responsabilidad de la debacle no puede ser nuestra. Es de otros, del equipo de comunicación, de los otros partidos, o, y aunque no lo expresen lo demuestran, del votante que no ve la que, por no votarnos, le va a caer encima.

Como mucho, vemos cierta reacción con medidas tácticas desde el ejecutivo de la coalición progresista. Medidas necesarias, sin duda, pero sin un soporte estratégico y que la ciudadanía no puede dejar de ver como, en el mejor de los casos, reactivas, y en el peor, manipuladoras con un fin inicuo: mantenerse en el poder. En los dos casos provocará enfado, pues no deberíamos obviar la rabia de la que nos advierte el viejo adagio "a burro muerto, la cebada al rabo".

'E la nave va'

Como algún rescoldo marxista-leninista aún nos queda de los años en que éramos jóvenes, vamos a hacer verdad aquello de “compañero, te voy a hacer una autocrítica”.

Queridos partidos todos -pero en especial los nuestros-, y coaliciones, agrupaciones, mareas, líderes, movimientos y demás, ésta es nuestra autocrítica: estamos con vosotros porque sois necesarios, porque cuando funcionáis con diligencia y eficiencia, la sociedad va mejor. Pero cuando no, cuando os olvidáis de las condiciones materiales (grande Rabell en la entrada de su blog del 20/06/22), cuando os merecéis aquel exabrupto de “Is the economy, stupid!”, entonces pasa que, a pesar de -o gracias a- todos vuestros errores, la sociedad, como la nave felliniana, va. Sin vosotros, pero va. Y no, no haremos un spoiler del film, pues aún nos queda un rescoldo de esperanza.

Postdata

Como alguien ha dejado escrito en una red social donde participamos, siempre nos queda alegrarnos que, por culpa de los votantes, haya ganado el PP con mayoría absoluta. Pues vale.

Hemos perdido, y la culpa no es de los votantes