jueves. 28.03.2024
lobo
Foto: Carmen Barrios

Ha llegado el lobo y amenaza con zamparse a caperucita, a la abuelita, al cazador y a la aldea entera. El lobo ha llegado infectado de coronavirus en la era del capitalismo global. Un sistema depredador sin escrúpulos que practica el darwinismo social y predica el individualismo cultural del sálvese quien pueda. Cuando las cosas van bien ganan dinero a espuertas unos pocos y cuando van mal… también, es más, quieren ganar todavía más.

La crisis desatada por el coronavirus está poniendo en evidencia que este sistema económico es insostenible, porque cuando sucede una amenaza social como esta pandemia -que diezma la población, sobre todo en una franja de edad y con unas condiciones económicas depauperadas- que es una amenaza social inesperada y real, el sistema capitalista no da la talla, no está dispuesto a sujetar a las personas, más bien se desprende de ellas como si fueran productos desechables de usar y tirar.

El Gobierno debe liberar recursos económicos no para gastar, sino para invertir en vidas dignas y para eso, tendrá que saltarse el grillete de la ortodoxia económica ordo liberal imperante

A escasos dos días de que entrara en vigor en España el real decreto de estado de alarma para contener la expansión de la plaga y hacer sostenibles e intentar que no colapsen los mermados sistemas públicos de salud (hay que recordar que desde la crisis económica de 2008 los recortes han dejado tiritando la sanidad pública, en beneficio de la privada), a escasos dos días como digo, se han empezado a producir despidos por doquier, en catarata, en todo tipo de empresas, desde empresas grandes a medianas y pequeñas. ¿Qué va a pasar con estos y estas trabajadoras, desposeídas de repente de sustento? ¿Los devorará el lobo del capitalismo infectado de coronavirus? ¿O seremos capaces de impulsar entre todos un nuevo Estado protector que elabore políticas para salir de esta con la gente dentro?

El Estado español está afrontando esta crisis con un brazo atado a la espalda. La teoría dice, y hay un artículo de la Constitución, alevoso, -el 135- que lo sanciona, que hay que pagar la deuda a los bancos antes que nada. Que los beneficios de la banca privada están por encima del bienestar de las personas. Este carrusel, este mantra, sigue dando vueltas dentro de las cabezas de los responsables de economía europeos, también españoles. Hay que empujar un poco, a ver si de esta somos capaces de que cambien el chip. Europa debe volver a ser lo que era.

En la situación en la que nos encontramos, el Gobierno debe liberar recursos económicos no para gastar, sino para invertir en vidas dignas y para eso, tendrá que saltarse el grillete de la ortodoxia económica ordo liberal imperante. De lo contrario, estamos perdidos. Ahora muchos morirán por el coronavirus. Después, ¿de hambre? ¿de desesperación?, ¿de pobreza?

Se trata de poner en la balanza no solo toda la inversión en salud pública que se está haciendo, sino comenzar a pensar en liberar grandes cantidades de recursos para que esta crisis sanitaria, que se está convirtiendo a pasos agigantados en económica, no recaiga en los hombros de la clase trabajadora, como ya sucedió durante la anterior.

Me felicito de que tengamos un Gobierno al mando con sensibilidad social. Me felicito de que PSOE y Unidas Podemos estén trabajando codo con codo juntos, y lo más revueltos posible, espero (guardando el metro y medio de distancia, eso sí) para sacar al país de esta emergencia social con un resultado sanitario satisfactorio y con un resultado social espléndido. No quiero ni pensar en lo que hubiera sucedido con el PP y sus socios en el gobierno, pura distopía. Solo hay que ver las “medidas” que está tomando Ayuso en la Comunidad de Madrid, para que nos entre una cagalera de peli de terror.

Confío de verdad en este Gobierno. En España tenemos la oportunidad de demostrar que es necesario que el Estado funcione, que cuanto más Estado mejor, que una crisis como esta se soluciona mucho mejor con organización, previsión y ayudas públicas y que en eso deben contribuir también las empresas, las multinacionales y los bancos pagando impuestos, los que les corresponde por sus beneficios, y no lo que sucede ahora, que somos deficitarios en esta emergencia porque ellos se escaquean, contribuyen lo mínimo posible. Las empresas forman parte de la sociedad. Ellas mismas lo publicitan a los cuatro vientos. Todas las grandes empresas se vanaglorian en sus publicidades de ser parte de la sociedad. Que lo demuestren. Que arrimen el hombro. Que contribuyan. Que condonen préstamos, facturas, etc, mientras dure esta emergencia, que se pueden permitir perfectamente ganar menos un par de meses, o tres; que no despidan, que soporten los salarios, que no se desprendan de la gente trabajadora como si fueran un clínex después de sonarse los mocos.  

La sociedad española necesita un #PlanDeChoqueSocial mediante el que se suspenda el pago del alquiler, de la hipoteca y de los suministros básicos (luz, agua y gas) para aquellas personas que pierdan ingresos durante esta crisis. El Estado debe impedir que haya despidos y habilitar de urgencia una renta básica para quienes se queden sin ingresos. Y en tercer lugar, es necesario intervenir la sanidad privada sin compensación económica.

El bienestar de la mayoría debe siempre estar por encima de los intereses privativos de los poderosos. La democracia y el Estado de derecho está para proteger a los más débiles.

Estamos capacitados como sociedad, todas juntas, para meter al lobo en un corral y no permitir que nos coma vivas.

Texto e imagen de Carmen Barrios Corredera. Escritora y fotoperiodista
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