jueves. 18.04.2024
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Quedan pocas horas para que finalice un 2021 que, desgraciadamente, ha estado marcado por la pandemia. Y son muchos los españoles que andarán ultimando sus propias listas de deseos y propósitos para el nuevo año, en las que la salud -sin lugar a dudas- seguirá ocupando un lugar prioritario. Ahora bien, ¿qué desear en materia fiscal para 2022?

En apenas unos meses, la comisión de expertos nombrada para informar al Gobierno sobre la reforma fiscal que necesita España acabará sus trabajos y emitirá su correspondiente informe. A partir de ahí, sería deseable que se abordaran de manera decidida cada una de las asignaturas pendientes que lleva arrastrando nuestro país, peligrosamente, durante demasiados años.

En primer lugar, hay que combatir la insuficiencia recaudatoria de nuestro sistema tributario, que se deduce del déficit de presión fiscal con respecto a la media de los países comunitarios. Y urge combatir este problema en momentos tan críticos como el actual, cuando los incrementos de gasto público para socorrer a ciudadanos y empresas tras la asfixia de la pandemia y blindar el Estado del Bienestar pueden amenazar la propia salud de las cuentas públicas, ya de por sí maltrecha por el desequilibrio presupuestario entre ingresos y gastos.

Pero la reforma fiscal que se proyecte para el próximo año a punto de comenzar también ha de dotar de mayor equidad al sistema tributario, sobre todo teniendo en cuenta que la práctica totalidad de los españoles consideran que los impuestos no se cobran con justicia, que en España no pagan más quienes más tienen.

En paralelo, el Gobierno tendría que abordar sin complejos y con mayor voluntad política el grave problema que sufre España en torno al fraude fiscal y la economía sumergida e intentar abaratar la factura del fraude y la evasión fiscal para cada contribuyente, que en nuestro país asciende hasta los 2.000 euros anuales.

En este sentido, desde Gestha ya hemos alertado de que la nueva ley contra el fraude fiscal no reducirá la economía sumergida porque no incorpora medidas de control para que se asegure su aplicación. Valoramos que se hayan incluido algunas de las medidas que venimos sugiriendo desde hace años, como la limitación de pagos en efectivo a 1.000 euros, la inclusión en la lista de deudores de Hacienda de los administradores declarados responsables solidarios… pero no entendemos que la Ley no recoja un aumento de las competencias y responsabilidades de los técnicos de Hacienda, dado el papel que jugamos en la lucha contra el fraude y el control del gasto público. De ahí, nuestra desconfianza en que esta ley permita lograr los objetivos recogidos en la Estrategia 2050, que prevé situar la economía sumergida en el equivalente al 15% PIB en 2030.

El fraude será un problema muy serio cuando el Gobierno deba aplicar la próxima reforma fiscal

Y es que el fraude será un problema muy serio cuando el Gobierno deba aplicar la próxima reforma fiscal, porque unos 38.000 millones se evaporan por el diferencial de economía sumergida respecto a la media de la UE, y cuando se trate de cumplir el objetivo de presión fiscal del 43% en 2050 para financiar el aumento del gasto público en protección social hasta la media de la UE-8.

Por otra parte, ojalá 2022 dé a luz una reforma de los órganos de control del gasto público, desde el Tribunal de Cuentas hasta las Intervenciones de la Administración local, pasando por la propia Intervención General de la Administración del Estado y los propios de las Comunidades Autónomas.

Porque aunque no sea España el país estandarte de los grandes acuerdos de Estado, las olas de la pandemia han cobrado el tamaño de un tsunami que podría dejar en papel mojado toda proyección de recuperación económica. Suficiente motivo como para incluir en mi lista de deseos y propósitos para el nuevo año la voluntad política necesaria para extender la mano y consensuar medidas de calado que busquen el bien común y la prosperidad de todos.

Dicho lo cual, feliz 2022, un año que ojalá venga cargado de salud y buenas noticias.

Carlos Cruzado, presidente de los Técnicos de Hacienda (GESTHA)

¿Qué desear para 2022 en materia fiscal?