jueves. 28.03.2024
galicia

Una jueza de Marbella consiguió  lo que parecía improbable: que PP, BNG y PsdeG se unieran en el Parlamento gallego para realizar una declaración institucional de rechazo hacia el uso negativo de la expresión “Galicia profunda”. El uso del adjetivo profunda referido a las zonas rurales de la comunidad gallega es, en palabras de Miguel Santalices, presidente del Parlamento de Galicia: “Una valoración peyorativa e injustificadamente negativa del país, que resulta inadmisible en cualquier contexto más aún en una resolución judicial". La declaración conjunta reivindica que "Cualquier aldea, pueblo o ciudad gallega es apta para el desarrollo de un niño o niña" y asegura con rotundidad que ”Las fuerzas políticas con representación en el Parlamento de Galicia queremos reafirmar nuestro orgullo como gallegas y gallegos y así lo expresamos con esta declaración institucional que es, también, un acto de dignidad colectiva".

“Lejos de todo”

En el auto de la jueza María Belén Ureña Carazo (Juzgado de Primera Instancia número 7 de Marbella), relativo a la custodia de un menor cuya madre trasladó su residencia desde la población malagueña hasta una población gallega, se utiliza esa desafortunada expresión y se valora dicho traslado como inadecuado para el desarrollo de un niño y para su crecimiento en un ambiente feliz: “se trata de una pequeñísima población en la Galicia profunda… lejos de todo, en la que ni siquiera la madre tiene opciones laborales"; en el  auto, por el contrario, la jueza describe Marbella, donde reside el padre, como “una población de ensueño, el lugar ideal para vivir: una ciudad cosmopolita que cuenta con las infraestructuras necesarias para ofrecer todo tipo de posibilidades, colegios públicos y privados donde educar a los niños, un buen hospital…” A raíz de esa idílica descripción podría deducirse que Galicia no cuenta ni con las infraestructuras, ni con los servicios necesarios, ni con las condiciones apropiadas para atender las necesidades de su población y proporcionar el satisfactorio desarrollo personal y laboral de sus habitantes.

“Galicia profunda”

Al margen de las consideraciones legales derivadas de la custodia de un menor, el uso de la expresión “Galicia profunda” en un auto judicial, especificación pronunciada en un tono claramente despreciativo y utilizada como argumento contra la decisión de la madre del menor de trasladarse a vivir a Torea -parroquia del municipio de Muros en la provincia de A Coruña- es no solo desafortunada sino también prueba evidente de la falta de información de quien la suscribe: falta a la verdad la afirmación de que la parroquia de Torea está “alejada de todo”, tal y como indica la jueza en el auto, ya que la localidad de Muros, a escasos diez minutos dispone de centros sanitarios, públicos y privados, centros de educación infantil, primaria, secundaria y ciclos de grado medio y superior, E.S.O. y bachillerato, parques, instalaciones deportivas y pabellones, biblioteca, escuela de música, etcétera; es decir que los niños y niñas, así como los adultos, que residen en la zona tienen garantizadas sus necesidades básicas.

Como gallega reivindico el derecho a vivir en cualquier punto de mi tierra, donde habitamos mujeres, hombres, niñas y niños con tanta dignidad y con la misma capacidad de desarrollo personal que aquellas que residen en entornos más “cosmopolitas

Estereotipos e ideología

Me pregunto qué estereotipados y prejuiciosos pensamientos discurren por la mente de quien asocia residir en esta población  gallega, o en su contorno, con "limitaciones a la felicidad y al desarrollo integral de una persona…” en contraposición a las ventajas de residir en “la cosmopolita Marbella” y me pregunto, lo mismo que se pregunta Helena Miguélez-Carballeira, profesora en la Universidad de Bangor (Gales), en La Voz de Galicia: «¿Que ideoloxía a asiste para usar este termo nunha sentenza?” es decir, ¿en qué ideología se apoya para utilizar este término en una sentencia?

Quizá, tan solo quizá, la jueza que dicto el auto en cuestión no tuvo en cuenta que,  según declaró la alcaldesa de Muros, “Marbella no es conocida precisamente por sus servicios…” y quizá, tan solo quizá, desconozca dicha jueza que una madre desempleada  tiene la misma capacidad para proporcionar un entorno seguro y afectivo a su hijo que un médico empleado. Desafortunadamente esta sentencia no solo hace gala de una más que probable ignorancia -en relación al conocimiento del mundo rural gallego- sino que se hace eco de inadmisibles estereotipos de género. 

“Eu tamén son profundamente galega”.

Como gallega reivindico el derecho a vivir en cualquier punto de mi tierra: en nuestras aldeas, en nuestras ciudades, en nuestros lugares y en nuestras parroquias habitamos mujeres, hombres, niñas y niños con tanta dignidad y con la misma capacidad de desarrollo personal que aquellas que residen en entornos más “cosmopolitas”.

Dicho todo lo anterior quiero dejar constancia de que “eu tamén son profundamente galega”.


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¿Galicia profunda o prejuicio arraigado?