jueves. 25.04.2024
Parlamento de Andalucía

En lo que llevamos de año se han producido acontecimientos importantes que han afectado a nuestras vidas y que plantean un futuro incierto y preocupante: el precio de la energía y el aumento escandaloso del IPC son los que nos afectan ahora más directamente. La incertidumbre en el campo geopolítico, generado por la guerra de Ucrania, ha modificado la estrategia del espacio europeo al que pertenecemos y el covid 19 que continúa ahí, aunque debilitado, pero alterando nuestro comportamiento. En el campo de la política ha ocurrido en nuestro país un cambio en el principal partido de la derecha, la caída fulminante de Pablo Casado y su sustitución por Alberto Núñez Feijóo, que representa otro estilo y ya se verá si también otros contenidos.

Sin embargo, en nuestro espacio político, lo más inquietante es el ascenso de la extrema derecha que ha dado un salto en su estrategia y ha pasado de apoyar al PP, a exigir gobernar como ya lo ha hecho en Castilla y León. Precisamente estos tiempos turbulentos son un espacio abonado para que crezcan estos demagogos que fomentan el odio. Los neofranquistas lo han aprovechado y se han apoyado en el hartazgo de la ciudadanía por la cantidad de elementos adversos que se suceden y se acumulan. También ha influido en este ascenso el hecho de que la mayoría de los votantes pertenecen a una nueva generación que no conoció la dictadura franquista. Se han criado en la democracia y creen que el sistema de libertades del que gozan va a durar siempre; no conocen el trabajo y el sacrificio que ha costado que su voz tenga protagonismo y no son conscientes de que la pluralidad política en España tiene menos de cincuenta años. A esto se añade que las soluciones planteadas por esta derecha extremista son eslóganes que se expresan en un twit. Los contenidos de su programa nos retrotraen a lo más negro de nuestra historia: machismo, racismo, xenofobia, connivencia con el sector más ultra de la Iglesia, fomento del odio al diferente, concepto excluyente del patriotismo, supresión de las autonomías, defensa de los poderosos..., es decir la negación de la Constitución que define nuestro estado de derechos y libertades. Autocracia modelo Putin.

No debemos olvidar el origen de la derecha española, heredera de los valores del franquismo. Fraga Iribarne, Ministro de Franco fundó Alianza Popular, dónde la mayoría de sus miembros votaron en contra de la Constitución. Después Aznar, lo convirtió en el Partido Popular(centro-derecha dijo) pero en realidad permitió que anidara en su seno el huevo de la serpiente que ahora ha dado la cara. La errónea estrategia de Pablo Casado, en su intento de parecerse a VOX ha conseguido fortalecerlo como el auténtico detentador de los principios más ultraconservadores: naturalmente siempre es preferible el original a la copia.

Mucho tiene que ver también en esta situación el papel de la izquierda, siempre dividida y enfrentada. Desde siempre ha estado la izquierda que pretende mejorar las condiciones de los más desfavorecidos y hacerlo desde el único sitio posible, gobernando. Y la otra, testimonial, que pretende cambiar el sistema refugiada en los símbolos, los gestos y la utopía. La incorporación de Unidas Podemos al Gobierno ha sido un acierto y se ha notado su indudable influencia en las leyes que han llevado al Congreso, lo que provoca que el Gobierno tenga que soportar una avalancha de descalificaciones, haga lo que haga, impregnadas de odio por parte de la derecha y sus medios de comunicación. La historia nos cuenta que lo mismo pasó en la República hasta la sublevación de Franco. En un escalofriante relato nos lo describe Paul Preston en su libro "El Holocausto español".

En este escenario tendrán lugar las elecciones andaluzas, las siguientes que tocan. Los sondeos de opinión más serios, reflejan un panorama preocupante. La fuerzas políticas que más crecen son el PP con dieciocho escaños y VOX con diez; CIUDADANOS casi desaparece; el PSOE baja 3 y el resto de la izquierda baja siete. La suma de la derecha daría mayoría absoluta sobrada. Esa es la prueba del algodón para Núñez Feijóo, no podrá ejercer de gallego cuando hay que optar por incorporar a la extrema derecha al Gobierno, o convocar nuevas elecciones. Creo que hay pocas dudas de que será la primera opción la elegida. Ya tenemos la experiencia de lo que hacen los gallegos que le han precedido en el mando de la derecha.

¿Que puede significar que VOX gobierne en Andalucía? En primer lugar el cambio radical de un voto que desde la llegada de la democracia ha sido mayoritariamente de izquierdas, hasta que la suma de Ciudadanos y el PP en el 2018 lograron formar Gobierno, curiosamente con el peor resultado que tuvieron los populares en unas elecciones andaluzas y desbancando al PSOE que había sido el partido ganador. En segundo lugar la presencia de los neo-franquistas en el poder va a suponer un giro radical en las políticas que se venían haciendo. Por ejemplo, el PP ha respetado la ley de Memoria Histórica, ha aportado recursos económicos, ha continuado las excavaciones en curso y ha iniciado otras nuevas aunque no lo haya hecho con mucho entusiasmo. Pongo este ejemplo porque es una política odiada por los herederos de los vencedores de la guerra, que quieren imponer otra ley que llaman de reconciliación. Ya sabemos lo que significa eso en sus postulados. El PP ha aplicado hasta ahora una hábil estrategia que consistía básicamente en no espantar el voto de izquierda tan consolidado en Andalucía, y ha mantenido posiciones de centro que recuerdan a las defendidas por la extinta UCD. En eso ha contado con la ayuda de los liberales de Ciudadanos. Es imposible que con la exigencia de VOX de formar parte del Gobierno se puedan hacer las políticas de centro que se venían haciendo.

Si miramos el panorama de la izquierda vemos que el PSOE cambió de liderazgo el año pasado, el nuevo Secretario General, Juan Espadas tiene en contra que es desconocido para más de la mitad de los andaluces, según la encuesta del CIS andaluz. Un serio handicap para afrontar unas elecciones dentro de dos meses.

Los partidos a la izquierda del PSOE han pactado ir juntos en estas elecciones, cosa que no hicieron en el 2018, ahora son conscientes del peligro que representa el ascenso de los ultra conservadores. Solamente Adelante Andalucía se ha negado a formar parte de la coalición ya que mantienen la inútil pureza de sus principios irrealizables y no valoran que lo que importa ahora en estas elecciones no es cambiar el sistema sino frenar a la derecha.

La situación requiere la máxima movilización de la ciudadanía y alertar de los peligros que se nos avecinan. Estoy convencido de que muchos de sus votantes no son conscientes de la posibilidad de que puedan gobernar los enemigos de la democracia, de ahí la importancia de desenmascararlos: las cosas se valoran cuando se han perdido y en estas elecciones tenemos muchas cosas importantes que podemos perder y merecen luchar por mantenerlas.

Un futuro andaluz preocupante