jueves. 28.03.2024

La complejidad de los procesos de fusión entre entidades financieras ha vuelto a quedar patente con el retraso de las negociaciones entre Caixabank y Bankia que ha llevado a la anulación de los consejos de administración previstos para el domingo 13 de Septiembre que iban a aprobar el proceso.

Si se tienen en cuenta el valor de activos de cada banco, a pesar del adelgazamiento que ha sufrido Bankia en los útlimos años por los nuevos gestores, sigue conservando 218.500 millones de euros que suponen en el entorno del 34% del total de ambas, a los que CaixaBank aportaría otros 445.572 millones de euros. Otras variables que entran en juego son el riesgo de esos activos, el peso hipotecario o la solvencia. CaixaBank, sin embargo, busca que tenga un mayor peso el modelo de negocio del banco y su rentabilidad, lo que diferencia a esta entidad de Bankia, con menor margen de beneficios por su foco en la cartera hipotecaria, hecho discutible, dada la limpieza de los préstamos dudosos que ha llevado a cabo la entidad originada por la fusión de siete cajas de ahorro.

Las cifras de canje que se facilitaron en un primer momento a los medios de comunicación parece estar modificándose debido por una parte a la diferente valoración del mercado de las repercusiones de la fusión para una y otra entidad y el estudio detenido de las fortalezas y debilidades de ambas partes.Varias diferencias sobre la ecuación de canje están enfriando un proceso que inicialmente parecía no tener dificultades reseñables. 

Para CaixaBank resulta inasumible la petición del FROB, cuya gestión depende directamente de la ministra Nadia Calviño, de asumir un 30% del banco resultante de la fusión (el Estado posee más del 61% de Bankia). 

Pese a esto, las fuentes consultadas según informan diarios económicos españoles, descartan que se haya producido un bloqueo por estas divergencias, y se espera que las conversaciones se retomen la próxima semana, aunque no exista aún una fecha para la celebración de los consejos de administración que darán luz verde definitiva para el inicio formal de la operación de fusión. 

Una consecuencia de esta ralentización puede ser  un freno en las subidas que han protagonizado los bancos durante los últimos días. Los inversores entendieron que la nueva oleada de fusiones de la que todo el sector habla y que arrancó con las conversaciones entre CaixaBank y Bankia puede ser el espaldarazo que necesitan los ocho títulos que cotizan en la bolsa española para empezar a despegar. O, al menos, aquellos más susceptibles de participar en el baile de fusiones, véase Banco Sabadell, BBVA, Unicaja o Liberbank que figuran en todas las quinielas como los próximos para dar un paso adelante.

El lunes 14 de septiembre parece haberse encauzado la discrepancia fundamental y  los consejos de administración de los dos bancos se convocarán, para celebrarse mañana miércoles 16 de septiembre y aprobar la operación.

Será entonces cuando el FROB, primer accionista de Bankia con el 61,8%, comenzará la valoración del acuerdo de fusión con CaixaBank, incluida la ecuación de canje, cuando reciba la documentación que le remitirán las entidades tras sus respectivos consejos de administración. Lo mismo sucede con la Fundación La Caixa, dueña del 40% del capital de CaixaBank, aunque en este caso su reunión no es preceptiva, ya que Criteria, el holding en el que se incluye la participación del banco, cuenta con cinco consejeros en el banco, a diferencia del Estado, que carece de representantes en el consejo de administración de Bankia.

En la nueva entidad resultante, que mantendrá el nombre y la marca CaixaBank, la fundación La Caixa controlará el 30% del capital, según apuntan varias fuentes, ya que por debajo de ese porcentaje CaixaBank no está claro que pudiera seguir siendo cabecera del grupo fiscal que incluye a la fundación La Caixa y a Criteria, de acuerdo con la ley del impuesto de sociedades y la de fundaciones bancarias. Eso complicaría la estrategia fiscal del grupo, con múltiples participadas.

En principio, teniendo en cuenta la participación de CriteriaCaixa en CaixaBank, esta última entidad tendría que tener al menos el 75% del nuevo grupo y Bankia, el 25%, pues así el 40% actual de La Caixa sería un 30% de la fusión. El FROB sumaría un porcentaje algo superior al 15%.

Un tema relevante en la fusión es el número de trabajadores que deberán abandonar la entidad. Las cifras que han ido trascendiendo a lo largo de las negociaciones, la creación de la nueva CaixaBank dará lugar a la salida de unos 7.000 u 8.000 empleados, en unos tres años. Según datos de los sindicatos entre las dos entidades, hay 4.600 trabajadores con más de 54 años de edad, de los que 3.000 trabajan en Bankia, y 1.600 corresponden a CaixaBank. Esta entidad realizó el pasado año un ajuste de oficinas y de plantilla. Las peticiones para acogerse al plan de salidas voluntarias y prejubilaciones superó el número previsto por CaixaBank. 

¿Qué dice la Bolsa sobre la ecuación de canje entre Caixabank y Bankia?

La dificultad más notable está en la ecuación de canje, es decir, en determinar el valor de un banco en relación al otro con el que se tejerá la fusión. Este asunto, que se pensaba menos complicado en un principio, ha cobrado nuevos matices y relevancia tras los movimientos bursátiles, que han revalorizado las acciones de Bankia por encima de las de CaixaBank. 

Suenan tambores de opa: la banca mediana se dispara

En las últimas cinco sesiones Bankia se anota una subida en bolsa de casi el 35%, hasta rozar los 1,40 euros (máximos de febrero) frente al 12% de CaixaBank, que supera los 2,03 euros por acción. Ya se situó por encima de esta cota en julio.

El arbitraje que ha realizado el mercado para la operación que podría dar lugar al mayor banco español por volumen de activos en nuestro país se ha mantenido estable a lo largo de la última semana. El día previo al anuncio a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la capitalización de Bankia cerró en los 3.178 millones de euros, frente a los 10.859 millones del valor bursátil de CaixaBank. Aquella sesión, la ex caja madrileña representaba un 22,64% de la futurible entidad. Tras conocer la noticia, el mercado comenzó a recolocar a cada jugador sobre el peso teórico que tendrán en el capital de la futura entidad.

El cierre del pasado jueves ha sido el más favorable para Bankia, cuando su capitalización ha superado los 4.270 millones de euros, lo que implicaría contar con el 25,9% del nuevo banco o una de cada cuatro acciones.

¿Esta divergencia sobre las valoraciones puede poner en riesgo la fusión? Los implicados en las negociaciones descartaban ayer esta hipótesis. Se considera que sería catastrófico que tras reconocer que las conversaciones están en marcha y haber recibido el apoyo, incluso el empuje, de los reguladores, desde el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, a la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, y su vicepresidente, el español Luis de Guindos, y el espaldarazo de los inversores, que saludaron el anuncio con espectaculares subidas de las cotizaciones, la operación no culminara con éxito.

El margen para la negciación es estrecho y lo que esperan los organismos reguladores, inversores y analistas son nuevos anuncios de fusión. Es improbable que CaixaBank acepte una valoración de Bankia superior a la manejada. Se trata del único aspecto de las conversaciones que ha provocado tensión y divergencia, aseguran las fuentes consultadas dado que otros aspectos como los puestos de máxima dirección  y la representación en los órganos de dirección parece estar acordada desde el principio.

Una fuerte presencia del Estado en el capital de la nueva entidad sería sin duda un elemento positivo para la vinculación entre los intereses generales de los españoles y la banca, así como el hecho de poder ir recuperando los fondos aportados en los procesos de crisis bancarias por las arcas públicas en los próximos años.

La diferencias en las ecuaciones de canje han abortado operaciones de fusión anunciadas en otras ocasiones. Hace dos años Liberbank y Unicaja mantuvieron negociaciones durante seis meses pero al final no llegaron a ningún acuerdo.

Los bancos fueron incapaces en llegar a un acuerdo en la ecuación de canje del nuevo grupo resultante, es decir, el reparto del control accionarial.La clave de las negociaciones se basó en qué peso tendría cada entidad en el grupo fusionado. Mientras Unicaja siempre aspiró a controlar el 60%, lo que dejaba a Liberbank un control del 40%, el grupo asturiano quería elevar su poder a entorno un 45-47%.

En la actualidad se vuelve a hablar de esta fusión como una de las que puede producirse en la consolidación del sector que vaticinan todos los analistas. Sabadell por su parte ha encargado a Goldman Sachs que estudie posibles operaciones de fusión.

Encauzadas las diferencias sobre el canje de valoración Bankia-Caixabank