jueves. 18.04.2024
asamblea nacional francesa
Asamblea Nacional Francesa.

Ese dudoso honor lo tienen nuestros vecinos, los compañeros franceses, según cree el profesor Samuel Jequier, quien por eso titula su tribuna en Liberation (6 de mayo de 2021) “La izquierda más estúpida del mundo”.

Cuando aún queda un año para las elecciones presidenciales francesas todo parece indicar que, salvo que surja un candidato sorpresa, los dos primeros puestos serán para Macron y Le Pen. De nuevo Emmanuel Macron, líder de La République en Marche (LREM), la plataforma política que creó para ganar las anteriores elecciones y la líder de Rassemblement National (RN, antes FN), Marine Le Pen, jefa de la extrema derecha francesa que no estuvo lejos de la victoria en 2017. Los últimos sondeos muestran un “empate técnico” entre Le Pen (25/28%) y Macron (24/27%) y cada vez son más los que predicen que en la primera vuelta ganará Le Pen y Macron en la segunda…con los votos del resto del arco político incluida la fragmentada izquierda.

Marine Le Pen ha moderado su movimiento (el cordón sanitario contra RN está en discusión) en comparación a la etapa de su padre y fundador del FN Jean Marie Le Pen, mientras que Macron ha girado a la derecha para atraerse a Les Républicains (LR), el partido que fue de Sarkozy y heredero descafeinado del gaullismo.

Mientras tanto, la izquierda francesa está mareada de tanto ir y venir hacia ninguna parte. Su pluralidad histórica no es el problema, pues en ocasiones no fue obstáculo para la unidad, sino la aparente falta de memoria de los dirigentes actuales. No han aprendido de las derrotas del pasado.

Especialmente de lo que pasó en las presidenciales de 2002 cuando acudieron tan fraccionados que el primer ministro socialista, Lionel Jospin, tras una labor honesta, eficaz y muy progresista no pudo pasar del tercer puesto. En vez de unirse todos en torno a él, cada familia de la izquierda socialista, comunista, trotskista, verde, altermundialista, etc. presentó su candidato y algunas dos. Lo más sangrante es que claramente Chirac era abatible pues estaba en horas bajas; la izquierda le había ganado las parlamentarias a mitad de mandato; había gobernado bien (la famosa cohabitación); Jospin habría pasado al segundo turno con facilidad. Chirac solo obtuvo el 19% de los votos en la primera vuelta (Le Pen padre el 17%) y para que no ganara  el FN la gente de centro y de izquierdas tuvo que ir a votarle. Jospin se retiró de la política.

El líder del partido La France Insoumise (FI), Jean-Luc Mélenchon tiene una intención de voto en torno al 10%. Fue muchos años miembro del partido socialista del cual se salió y más tarde fue aupado por el PCF como independiente pero en cuanto pudo se montó tenderete aparte. ¡Ay, los pobres comunistas tan veteranos como somos y siempre nos la pegan!  Mélenchon con 71 años de edad viene encadenando cargos desde 1983, concejal, diputado, senador, eurodiputado, ministro…solo le queda el trono de la República y ahora le estorba la hoz y el martillo aunque el PCF  no la exhiba ni en la cabecera de L’Humanité, que tampoco es ya su órgano oficial.

El Partido Comunista en principio presentará como candidato a las presidenciales a su secretario nacional (general) Fabien Roussel, periodista de 52 años. El PCF no concurre con candidato propio desde 2007 cuando Marie-George Buffet tuvo un desastroso 1,93% de los votos. En aquella ocasión además de la candidata del PCF hubo otros 5 candidatos de la “izquierda antiliberal” pero la socialista Ségolène Royal, con casi el 26% de los votos pudo pasar a la segunda vuelta donde cayó dignamente ante Sarkozy.

Entre los “antiliberales” batidos y con similar resultado que la comunista estaban la trotskista Arlette Laguiller candidata perenne (desde 1973) por Lutte Ouvriére (LO) y el sindicalista agrícola (productor de quesos de Roquefort) José Bové, pero ambos tuvieron sus momentos dulces en los que disfrutaron de escaño en el parlamento de Estrasburgo.

Bové aclamado como estrella de la antiglobalización en los foros de Porto Alegre por asaltar un MacDonald, tiró mas frutas españolas y portuguesas con sus bloqueos de carreteras que hamburguesas de la multinacional estadounidense. Todavía sigue el hombre defendiendo nobles causas internacionalistas como la secesión de Cataluña, otrora prospera región europea hasta que fue invadida en los años sesenta por varios millones de andaluces, murcianos y extremeños que se adueñaron de los bancos, las industrias, los periódicos, las navieras, las mejores masías y de todos los puestos más golosos de las administraciones públicas.

Como alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo fue la única superviviente del vendaval que supuso Macron, quien viniendo de un gobierno socialista se llevó muchos de sus votos. Hidalgo está bien valorada por su gestión municipal y su fidelidad al partido y tendría ciertas posibilidades sobre todo si fuera apoyada por los Verdes de Yannick Jadot pudiendo alcanzar en ese caso alrededor del 13% de los votos.

Sin embargo parece claro que la única opción de quedar entre los dos primeros en la primera vuelta y poder disputar la segunda es la unión de la izquierda y de los progresistas en una sola candidatura. Hubo una reunión de todos ellos en abril para sondearlo pero Mélenchon ni acudió personalmente, y tampoco hubo acuerdo entre los demás. Ese fracaso es la base del cabreo de Samuel Jequier (fue asesor de los socialistas Martine Aubry y Bertrand Delanoë) quien se explaya contra todos los partidos en el artículo citado incitándolos a que abandonen la resignación y el egoísmo:

Se entregan a sus egos y a sus rencillas absurdas. Exageran sus divisiones para evitar unirse. No están a la altura del momento, ni de sus votantes. Nos llevarán inevitablemente a la derrota. Son la izquierda más estúpida del mundo…

Organizaron una reunión para que pareciera que se preocupaban por la unidad, pero sobre todo para no avanzar. Salieron de ella para explicarnos alegremente que teníamos que acordar un programa antes de la candidatura…

Estos son demasiado social-liberales, aquellos demasiado radicales, estos demasiado laicos, aquellos demasiado islamo-izquierdistas... Alimentan la teoría de las izquierdas irreconciliables para evitar la unión. Olvidando su propia historia, la de una izquierda que siempre ha sido plural…

Hay una izquierda reconciliable en la cuestión social. Después de que los “chalecos amarillos” pusieran de manifiesto las dificultades de una parte de la población para vivir decentemente de su trabajo, después de que la pandemia pusiera de manifiesto la importancia de los trabajos penosos, ¿les hemos oído tronar por un aumento de los salarios y una mejora de las condiciones de trabajo y de vida? No, o muy poco…

Prefieren hablarnos de carriles bici, de comidas vegetarianas y discutir sobre el islamogauchismo. La izquierda fútil, por lo tanto inútil.

En todas partes cuecen habas y ¡ojo! que la estupidez política se contagia como el Covid.

Juan Moreno

La izquierda más estúpida del mundo no es la española