jueves. 28.03.2024
formacion profesional

Es evidente que existe un consenso generalizado acerca de la necesidad de potenciar la formación profesional, aunque no tanto en el caso de las reformas de las enseñanzas obligatorias generales, que también habría que transformar de manera radical.

Aparte de todas las razones que habitualmente se esgrimen desde distintas áreas o ámbitos profesionales, no siembre ligados a la educación o la formación, pero en muy buena parte acertadas partiendo de necesidades económicas o sociales. Aunque podríamos cuestionar algunos conceptos o valoraciones que suelen utilizarse, sobre todo por sus limitaciones, como el Informe PISA o la alusión a las demandas del mercado de trabajo. Aunque haya demandas arriesgadas o demasiado interesadas como las del empresariado. Es evidente que, de forma insistente, se reclama el impulso de la formación profesional. Pero ni toda la formación profesional del sistema educativo ni superlativamente promovida podría solucionar las dificultades de cualificación que sufre nuestro país.

La formación diseñada en estos estudios es específicamente técnica, salvo Formación y Orientación Laboral, la Iniciativa emprendedora/creación de empresa o similar, y alguna otra complementaria según cada región. En algunos casos se va introduciendo la informática o los idiomas

Porque las mayores dificultades para el sistema productivo, para sus cambios, para sus necesidades de adaptación a las transformaciones tecnológicas, provienen de las cualificaciones inadecuadas de una mayoría amplia de la fuerza de trabajo. Porque existen cualificaciones para sectores en declive o que desaparecen, porque existen empresas que no reciclan a tiempo a sus plantillas, porque las políticas activas de empleo han pasado demasiado tiempo sin marcar ejes estratégicos hacia la recualificación de las trabajadores y las trabajadoras. Para la formación profesional del sistema educativo no se ha invertido lo necesario. Y demasiadas veces, se camina por arenas movedizas, que no sirven para cimentar lo que necesita un sistema educativo para consolidarse en el sentido más adecuado

Hemos cuestionado derivas ideológicas o desconocimientos generalizados en muchos casos, en este medio y en otros, pero ahora preferimos realizar algunas aportaciones aclaratorias, más específicas, de las razones por las cuales es necesario potenciar la formación profesional en general y con qué principios desarrollarla. Porque disponemos de un Catálogo Nacional de las Cualificaciones Profesionales y de una legislación adecuada y homologada con Europa, de unas Titulaciones de la formación profesional inicial o reglada del sistema educativo y unos Certificados de Profesionalidad que otorga la administración laboral, que habrá que actualizar sin duda pero que en sus bases están diseñados de forma adecuada. Por eso vale la pena señalar algunas informaciones y algunas propuestas, sobre todo para quienes piensan en la FP de sus tiempos escolares de los setenta o los ochenta, una FP que hace más de 25 años que no existe.

Informaciones actualizadas (con poco disenso)

Desde 1991 (LOGSE) es necesario cumplir el requisito de titulación de la ESO (2 años más que la EGB) o realizar una prueba con ese nivel, para acceder a los Ciclos Formativos de Grado Medio que finalizan con el título de Técnico. Hay más demanda que plazas en la mayoría de las especialidades, hace tiempo que se reclaman mayores inversiones y corregir el déficit de titulaciones.

La formación diseñada en estos estudios es específicamente técnica, salvo Formación y Orientación Laboral, la Iniciativa emprendedora/creación de empresa o similar, y alguna otra complementaria según cada región. En algunos casos se va introduciendo la informática o los idiomas.

A la Formación Profesional de Grado Superior se accede con el Bachillerato, se reconocen créditos en la universidad, y en la mayoría de las especialidades una muy buena cualificación y una inserción laboral excelente (también en Grado medio).

En cambio la LOMCE inventa una titulación de menor nivel, FP Básica a la que se puede acceder sin la ESO. Dicho sea de paso es una aberración polivalente, de bajo nivel y con materias comunes tradicionales, que no es útil porque genera unas cualificaciones escasas y al tratarse de dos cursos el abandono es lo más probable.Encima los itinerarios en la ESO se denominan: enseñanzas “académicas” el que conduce al bachillerato y “aplicadas” el que lleva a la FP. No encontraron mejor forma de volver a la Edad Media y continuar con el “pelotón de los torpes”. (1)

La formación profesional dual hasta ahora se ha vendido como la solución mágica, pero sin criterios estatales y sin exigencias de contratación para los aprendices, se ha transformado en mano de obra gratuita en las Comunidades Autónomas donde no se ha legislado. Esperemos que las nuevas orientaciones y normativa proyectadas se apliquen lo antes posible. Es el mismo hándicap que sufre la formación para el empleo destinada a personal en activo o en paro, por la falta de compromiso de las empresas.

Existe un claro sesgo de género, en familias profesionales muy estereotipadas hacia las o los jóvenes, sufriendo el mismo o mayor déficit que las carreras STEM en las áreas profesionales más tecnológicas.Unas de las claves para demandar la orientación profesional inexistente, la gran asignatura pendiente de la Ley 5/2002.

En los cursos de formación profesional para el empleo o los Certificados de Profesionalidad realizados a través de las subvenciones que gestionan las Comunidades Autónomas, aparece otras brechas significativas: la edad y los estudios, porque se forman más quienes tienen más estudios y son más jóvenes.

Algunas propuestas (con poco consenso)

  • El aumento de las inversiones públicas y privadas sin ninguna duda es imprescindible para poder asumir un plan de choque a corto plazo y otras medidas de mayor alcance en los próximos años
  • La actualización urgente, sobre todo de los Certificados de Profesionalidad (aunque algunos no tienen ni 10 años) y las titulaciones de FP de grado medio, sin caer en excesivas especializaciones que no generan la tan mentada empleabilidad, porque se reducen los empleos muy especializados o son de mayor cualificación. A partir de las titulaciones de FP de grado superior pueden organizarse cursos de especialización
  • Renovar y orientar la formación profesional para el empleo, a través del diálogo social, superando las privatizaciones de los últimos años, estableciendo prioridades en contenidos y en colectivos destinatarios. No se puede subvencionar a capricho de alguna empresa o de la escasez de ofertas de algunas entidades, no se puede permitir que se siga invirtiendo en formar a los altos ejecutivos sin que el conjunto de la plantilla reciba la formación que necesita.
  • Derogar la ley 30/2015, eliminando todoslos elementos de desregulación, privatización, individualización, sobre todo el cheque formación para personas desempleadas,  que constituye la mayor aberración en un sistema que no ha desarrollado la orientación profesional y que ha puesto en manos de agencias privadas la inserción laboral.
  • Hay que revertir toda la normativa que transforma la formación profesional en una mercancía que se compra y se vende, cuando es un derecho fundamental para la Organización Internacional del Trabajo en la concepción del trabajo decente. No se puede renunciar a las Políticas Públicas de orientación, formación y desarrollo profesional
  • Promover una formación profesional dual, realista y eficaz, con aprendices contratados, con normas estrictas sobre los aspectos formativos y sobre las tutorías en los centros de trabajo. Es vital mantener la alternancia centro educativo empresa, porque si se acumulan horas de formación en la empresa,  se pierden los fundamentos científicos que permiten continuar formándoseen el futuro y si se acumulan en el  centro deberían cuidarse los aspectos prácticos que existen en los diseños curriculares. (Porque pueden implantarse diferentes modalidades de la relación teoría práctica)
  • Establecer ratio de alumnado, de espacios, de equipamientos, de materiales o herramientas, en el sentido de recursos mínimos comorequisitos para implantar las familias profesionales, su renovación o las plazas a ofertar en los institutos o en los centros de trabajo
  • Desarrollar y crear Centros Integrados de Formación Profesional y clarificar la normativa y el funcionamiento de los Centros Nacionales de Referencia.[2]

Además, el sistema educativo de la enseñanza obligatoria, primaria y secundaria, también debería renovarse de forma radical: en contenidos, en metodologías, en la organización de los centros, en la formación del profesorado. Tal y como está ahora no responde ni a los fines ni a los principios que puedan promover el aprendizaje a lo largo de la vida, el desarrollo económico, la ciudadanía activa o la cohesión social, que han sido siempre los objetivos compartidos en Europa.

Por último, sobre todo en la izquierda, es necesario introducir el debate de la relación entre el trabajo, el empleo, la educación y la formación, que mucha gente señala la importancia de estas relaciones para el futuro, por los cambios vertiginosos de la ciencia y la tecnología, con el objetivo del aprendizaje a lo largo de la vida. Pero demasiada gente en la política no lleva a la práctica lo que predica y demasiada gente en la academia sentencia sin conocer la realidad. Como en muchos otros temas, se puede y se debe opinar, pero para gestionar, programar o innovar, para proponer medidas, hay que disponer de más recursos sobre el tema y en otros casos que no falte la voluntad política de concretar los cambios necesarios. Al paso que vamos, ni el presente ni el futuro van a disponer de una formación profesional adecuada y suficiente.

[1] Quin González Muntadas Nueva tribuna 13/09/2019

[2] Sus características y sus dificultades serían motivo de otro artículo

Formación profesional: consensos y disensos