jueves. 28.03.2024
Santos Cerdán

A estas alturas ya nadie puede negar que la crisis del Coronavirus es el mayor desafío global desde la Segunda Guerra Mundial. No es un conflicto bélico como tal, no supone el mismo nivel de muerte y destrucción, pero constituye un ataque directo no solo a la salud de las personas en cualquier rincón del planeta, sino a los pilares y estructuras básicas y esenciales de las sociedades.

Es una crisis sanitaria, sí; pero su inesperada violencia e intensidad, imposibles de prever y que no vivíamos desde la gripe de 1918, están generando a su vez una bola de nieve de enormes consecuencias económicas y sociales.  En este contexto, lo primero es ganar la batalla de la salud y afrontar la emergencia social y económica, que es a lo que el Gobierno socialista está entregado desde el primer día. Y lo está haciendo en una triple  dirección: fortaleciendo el sistema sanitario, viga maestra de nuestro Estado del Bienestar, pero también adoptando medidas destinadas a sostener nuestro modelo productivo y prevenir la desigualdad sobrevenida. En definitiva, tejiendo la red de seguridad necesaria que es la razón de ser de la socialdemocracia: no dejar a nadie atrás.

Pero más allá de la acometida urgente a esta hidra de varias cabezas, hay que poner las luces largas. Levantar la cabeza y mirar más allá del corto plazo, que es, junto a la desigualdad y la desesperación, la sabia de la que se alimentan los oportunistas, los insolidarios y las peores formas de populismo y xenofobia. Entender el momento histórico y los desafíos que nos han tocado vivir es clave para la superación, para el progreso y la resiliencia. Y es, además, lo que ha caracterizado a la socialdemocracia a lo largo de su historia.

Lo entendimos en la revolución industrial. Lo entendió Roosevelt con su New Deal tras la Gran recesión. Lo entendimos cuando forjamos el gran pacto surgido tras la Segunda Guerra Mundial, que formalizó las reglas del juego para la convivencia pacífica durante más de medio siglo. Lo entendimos cuando levantamos nuestro Estado del Bienestar, y lo entendemos ahora, que es cuando hace falta defenderlo con más fuerza que nunca.

“Cada periodo exige sus propias respuestas”, decía Willy Brandt allá por 1992. No le faltaba razón, y este periodo nuestro, esta generación, requiere que los socialistas estemos más fuertes y decididos que nunca a luchar por los valores de siempre: igualdad, feminismo, justicia social, libertad, ecologismo, solidaridad, democracia y paz.

En ese sentido, esta crisis externa sobrevenida que nos golpea como sociedad nos brinda también una oportunidad, en la medida en que ha servido para poner de manifiesto la importancia de aquello que debemos proteger: nuestra sanidad, nuestra educación, nuestro sistema de protección social.  Nunca se ha evidenciado con tanta crudeza la necesidad de defender lo público, lo común, todo aquello que nos hace mejores como personas y como sociedad, como país. El Estado en su mejor versión.

Y nunca antes tampoco se había evidenciado de forma tan vehemente la necesidad de defenderlo frente a los que quisieron desmantelarlo, recortando y tratando de desmontar aquello que con tanto esfuerzo construimos y que nos pertenece a todos: nuestro Estado del Bienestar. Por todas esas razones, y por lo necesario que es para la mayoría de la sociedad, los socialistas nos dedicaremos con todas nuestras fuerzas a salvarlo y apuntalarlo, de forma sólida y sostenible.

Trabajaremos, como siempre, por la prosperidad compartida como punto de arranque para hacer frente a los retos económicos y políticos de una sociedad globalizada, pero también amenazada por populismos y nacionalismos. No podemos hacerlo solos.

 La Unión Europea debe cumplir con su papel, aquel para el que fue creada. Como bien dice el presidente del Gobierno, se juega su futuro en ello, no puede mirar hacia otro lado. Pero también los Estados y la política desde todos los niveles, desde el ámbito más local, deben cumplir el suyo como eje vertebrador del futuro de cara a nuevos desafíos.  Los socialistas somos muy conscientes de que hemos de desempeñar un papel protagonista en el presente y en el futuro, tenemos mucho trabajo por delante. Se trata, al fin y al cabo, de la defensa de todo aquello que nos define como sociedad. Y más allá del corto plazo, todos estamos concernidos.

Santos Cerdán León | Secretario de Coordinación Territorial y Relaciones Partido/Gobierno CEF-PSOE

Artículo publicado en El Socialista

En defensa de lo público