La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas apunta a una recomposición del mapa político ciertamente no radical, pero sí bastante significativa. Centro derecha e izquierda empatan virtualmente en torno al 25%. En una semana deben definirse estrategias y coyunturas de ocasión. Los resultados del domingo dejan las siguientes pistas.
La unidad de la izquierda
1.- La izquierda no ha recuperado aún un papel preponderante, obviamente, pero vuelve a pesar en el juego de equilibrios. La clave es la unidad, por delante de un programa que podría presentar discordias en caso de que fuera aplicado. Sorprende que sorprenda, vale decir. Algunos analistas liberales no creían en la respuesta de una base social tan clara a favor de una fórmula de convergencia. Aún queda mucho trabajo por hacer, pero el 12 de junio puede haber marcado el camino.
La dejadez de Macron
2.- El partido presidencial tiene menos capacidad de convocatoria que su líder. Tampoco debe extrañar. Más que una formación política, el entramado político pergeñado por el Eliseo es una suma de fidelidades personales, ambiciones políticas a corto plazo, escapistas del naufragio que ha sofocado a los partidos otrora mayoritarios y en decadencia y arribistas de última hora. Una cierta dejadez de Macron, un calculado distanciamiento y un exceso de confianza explican sus pobres resultados de esta primera vuelta.
Le-Pen resiste
3.- El nacional-populismo de Marine Le Pen confirma su vigor político. Con casi el 19%, mejora en cinco puntos los resultados de 2017. Aunque el sistema electoral haga valer el próximo domingo su techo de acero, es evidente que Reagrupación Nacional es un agente inescapable de la política francesa. Un factor puede contribuir a confirmar su solidez el próximo domingo: los macronistas no han pedido de momento el voto para los candidatos de la izquierda en aquellos duelos en que se enfrenten a los ultraderechistas. El mito de la unidad republicana saltará en pedazos. La conservación del poder por encima de los principios ya no tendrá cobertura en los discursos apretados de campaña.
Antiguos gaullistas
4.- La derecha conservadora resiste en un 10% holgado, resultado pobre pero muy valioso para el actual presidente, que la necesita para frenar el auge de la izquierda. Otra ficción está a punto de diluirse: la que establece diferencias de fondo entre el liberalismo modernizador de Macron y el conservadurismo liberal de los antiguos gaullistas.
Apatía electoral
5.- La deriva presidencialista acentuada no es un factor único, pero sí muy importante en la baja participación (la más débil en la historia de V República). El Parlamento se contempla como una institución de relativa relevancia, o bien sometida a la conducción de la jefatura del Estado o, alternativamente, como herramienta de obstrucción del Eliseo. La falta de confianza en las instituciones políticas aporta otro elemento de apatía. El sistema liberal se resiente.