viernes. 29.03.2024
Colegio electoral en Andalucía durante las últimas elecciones autonómicas de 2018.

Ante las próximas elecciones en nuestra tierra, la Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas, quiere transmitir a la población que nuestro voto debe incluir un acto de responsabilidad, porque elegimos a los futuros responsables de nuestros servicios públicos para el próximo cuatrienio.

En los últimos tiempos, la Sanidad Pública Andaluza está siendo desmantelada. Los recortes de los presupuestos sanitarios que duran desde el año 2010 hasta ahora, suman hasta el momento un total cercano a los 20,000 millones de €, lo que ha determinado pérdida de plantillas y recursos y bajos salarios para los trabajadores sanitarios. No sólo no se han repuesto estos enormes recortes, sino que los presupuestos de estos años tampoco han considerado los cambios demográficos ocurridos en Andalucía en la última década (aumento de la población a atender y, sobre todo, aumento notable de la población de más de 64 años, la que más recursos necesita). Al deterioro causado por la insuficiencia de los presupuestos se suma una intención de las autoridades de derivar de forma creciente el escaso dinero público a centros de medicina privada. Sobre esta situación, la aparición de la pandemia de la Covid-19, algo para lo que el sistema no estaba preparado, ha requerido que, desde 2020, se empleen los mermados recursos sanitarios públicos casi exclusivamente en dicha pandemia, lo que ha dado lugar a una grave desatención del resto de patologías.

Los efectos de estas políticas son obvios. La Atención Primaria, que no es solamente la puerta de entrada del Sistema sino que es su eje vertebrador, sencillamente está colapsada, ha dejado de funcionar correctamente. El mero hecho de contactar telefónicamente con tu Centro de Salud es una odisea, el que te atienda presencialmente tu médica o médico de familia cuesta 10 días o más, se han suspendido muchos de los programas de prevención, apenas existe labor comunitaria de promoción de la salud, y ante los contratos precarios, malos salarios y saturación de trabajo, los profesionales están en masa prejubilándose o emigrando a otras comunidades o países en los que encontrar un futuro laboral digno.

Además, las listas de espera para consultas, exploraciones complementarias e intervenciones quirúrgicas son insoportables. En estos momentos 860.000 andaluces están esperando para ser diagnosticados o tratados, es decir, una de cada diez personas. Las que esperan conocer la causa de su enfermedad están en peligro porque, si su dolencia termina siendo una enfermedad grave, ese tiempo de espera puede haber sido mortal. Las que esperan ser intervenidas quirúrgicamente, tras esperar meses, terminan siendo derivadas a clínicas privadas. La alternativa de ser atendido en un centro público de alta calidad es seguir esperando ilimitadamente, este es el mensaje que te dirigen desde Atención al Usuario. Desde la pública “te aconsejan encarecidamente” que te operen en centros de medicina privada, aunque esto sea más caro y de una calidad no contrastada. El mundo al revés. Marea Blanca ha demostrado claramente que toda esta situación es una decisión ideológica, y que no se debe a que no exista dinero o profesionales suficientes para reforzar de forma adecuada la Sanidad Pública.

Todo este desastre presupuestario y organizativo se traduce en un aumento progresivo de los seguros privados. En la actualidad existen 1.700.000 andaluces que han contratado un seguro privado, ante la inasistencia que sufren por parte del Servicio Andaluz de Salud. Las decisiones del gobierno andaluz actual van encaminadas a no resolver el deterioro que ellos mismos han causado en la Sanidad Pública para que sean los centros de medicina privada los que hagan la selección de aquellos procesos y patologías más lucrativos. Así, a partir de presupuestos de la Sanidad Pública se incrementan hasta batir récord las partidas destinadas al sector privado, mientras solo se aumentan levemente los destinados a los centros públicos. Corremos el riesgo de que, con unos años más de esta dinámica, lleguemos a que solo aquellos que puedan acceder a pagar seguros privados cada vez más caros, podrán disfrutar de una atención sanitaria adecuada y a tiempo, mientras que la mayor parte de la población será atendida por una cada vez más deteriorada Sanidad Pública, convirtiéndose así en ciudadanos de segunda clase. En definitiva, ¿qué pasará con los andaluces que no pueden costearse un buen seguro privado, o sea, con la mayoría? Pues que serán discriminados, ya que no tendrán asegurada una atención sanitaria de la máxima calidad y a tiempo. Este hecho es inadmisible. Terminarán organizando una nueva y vergonzosa beneficencia.

Hay dos tipos de sociedades. Hay una que considera que toda la población tiene los mismos derechos básicos: salud, educación, protección social, etc. y para ello, desde la acción del Estado, desarrolla y consolida un sistema de bienestar social que asegura estos derechos mediante la acción gubernamental y financiados mediante los presupuestos públicos que se derivan de impuestos progresivos bien gestionados. En estas sociedades la salud es considerada un derecho igual para todas las personas.

Existe otra sociedad que es todo lo contrario. Preconiza el individualismo, no cree en lo comunitario, no entiende la solidaridad, acepta como inevitable la pobreza y las desigualdades sociales, defiende la caridad en lugar de la justicia social, considera que cada cual tiene que financiar sus coberturas sociales básicas, por lo que arremete contra los impuestos y, como consecuencia, no quiere mucho Estado, sino mucho mercado. La consecución de estos derechos recae sobre la economía familiar y las clases trabajadoras medias y bajas son marginadas. En estas sociedades la salud es un negocio y sólo el que puede pagarla tiene acceso a la mejor salud.

Nuestro voto tiene que ser responsable. Tenemos que estudiar y confirmar cuáles son los partidos que defienden a cada una de estas dos sociedades, y votar en consecuencia. Otra cuestión imprescindible es, posteriormente a las elecciones, exigir a los gobiernos que cumplan con sus compromisos electorales y con sus programas. Lo contrario es un fraude político.

Hasta hace poco, nuestra Sanidad Pública era reconocida como una de las mejores del mundo, pero, desde hace una década, está siendo dañada seriamente. No obstante, aún es una institución fuerte. Recuperémosla y defendámosla de los ataques que sufre actualmente. No podemos permanecer al margen en estas elecciones porque conocemos las consecuencias de una Sanidad Pública que no funciona. Son terribles y causan mucho sufrimiento a la mayoría de las personas. Por responsabilidad y por coherencia con nuestra trayectoria es por lo que animamos a la población andaluza a que voten sin perder la esperanza, pero con la conciencia y con el cerebro en lugar de hacerlo con la rabia, la decepción o la emoción manipulada. Entre todos aún podemos salvar nuestra Sanidad Pública.


Antonio Vergara de Campos y José Antonio Brieva Romero | Miembros de la Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas | Miembros de la Asociación para la defensa de la Sanidad Pública (ADSP) de Andalucía.

El voto responsable para defender la sanidad pública en Andalucía