viernes. 29.03.2024

Ninguno de los problemas de los madrileños se ha planteado en una campaña marcada por las imágenes mediáticas de balas y broncas. El objetivo principal de la derecha de polarizar y simplificar el debate se ha secundado por la izquierda y ni un solo día de estos últimos quince, como ni un solo día desde hace mas de una año, hemos oído a la oposición aspirante otra cosa que comentar, glosar o combatir lo que ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid, rebautizada como “Ayuso” por su equipo estratégico de campaña como si Madonna se tratase. Bingo para la derecha. La izquierda al remate ha entrado al trapo hablando permanentemente del elefante, desoyendo todas las prevenciones al respecto, y aún sigue presentando a su principal oponente como una desvariada o simplemente una marioneta. Inmenso error.

En las jugadas finales la izquierda y no pocos progresistas contemplan con sorna las “meteduras de pata” del otrora Alcalde “dialogante y buen gestor” Martínez Almeida y de la nueva estrella vasca “emergente” de las nuevas generaciones populares en un mitin de Alcalá de Henares de antesdeayer. La primera supone un blanqueo muy superior a la balística de la ultraderecha cuando el regidor madrileño se auto titula de fascista “irónicamente” –Pero sabemos gobernar-- remata. Y eso se viraliza automáticamente inundando en redes y medios de comunicación. Su compañera de mitin deja otra perla: -¿sabéis lo que es malo conocido por bueno por conocer? Pregunta, –Pues eso es Ayuso- Concluye. Más madera en redes y medios. Mayor impacto en los subconscientes colectivos de los electores que la acción reacción a los proyectiles fusileros no cabe. De una tacada se puede uno calificar de fascista y ser lo malo conocido, como un mal menor para los madrileños con VOX en el corazón y la papeleta del PP en la mano. Todo un submundo sin Edmundo a la vista. Y la izquierda entre tanto epatada por tanto desparpajo desde la tribuna de su superioridad intelectual y moral. Pobres gentes, se barruntan, “es que no saben”, piensan y dicen. Luego, si ganasen, viene el tópico resignado –Madrid es de derechas- repetirían algunos, como si la mitad, si la mitad, de madrileños no existiese. Algo así como la proclamación del día de la salud después de la lotería de sanidad. A veces los progresistas madrileños nos conformamos con el daño que se hacen en la mano los conservadores, como el viejo chiste del boxeador.

Pero nada de esto es real, aunque sea la realidad publicada y ampliamente manipulada. Los electores madrileños se enfrentan a las urnas ficticias de un plebiscito diseñado para el asalto al poder al gobierno de España y, por tanto, han importado una higa los problemas materiales de la ciudadanía madrileña, que permanecen y permanecerán más agudizados si cabe el próximo 5 de Mayo. Nada bueno para Madrid es esperable si triunfa esta impostura que ya nos anuncia la candidata popular en campaña, retando al presidente de Gobierno a que dimita si obtuviese su partido sus perores resultados en Madrid. Como si ella no hubiese sido presidenta precisamente con ellos hace dos años y hubiese pedido en ese momento la dimisión de Pablo Casado, además de presentar la suya propia. Sorprende la ausencia de respuestas políticas de la izquierda a esas estrategias de marketing electoral. Pero es peor la ausencia de advertencias a los que considero fundamental. Después de dos años sin gestión alguna en la Comunidad y con estos mimbres que se anuncian, la acción de gobierno en la Comunidad de Madrid en un supuesto gobierno de derechas surgido tras la elecciones será única y exclusivamente la de la propaganda política para el asalto al poder del estado. Con la palanca de un presupuesto enorme al servicio única y exclusivamente de eso. Y a Madrid que le den, que dicen los castizos. Algo de gravedad tan extrema no se ha magnificado ni relatado en esta campaña. Y en este momento final de la misma sería bueno poner en énfasis que el peligro mayor para los intereses de los madrileños es precisamente ese.

Porque, en efecto, los daños colaterales de esta dinámica de polarización simplista que ha “bloqueado” la política madrileña son sin duda los ejes razonables que deberían de haber suscitado los debates de una campaña decente al servicios de Madrid y sus ciudadanos: La Cultura, La calidad del aire, la salud, la vivienda, la protección del empleo, las ayudas a los sectores productivos afectados por el covid, la salud psicológica de la ciudadanía afectada, la vivienda, el del espacio urbano, le reparto de los fondos de ayuda europeos y la salud política de las instituciones madrileñas que en este panorama alcanzan niveles comatosos. Todo eso y más es lo que queda por afrontar y está pendiente. Hoy y después del martes.

Ante las falsas disyuntivas que se nos han presentado en esta campaña anómala, indebida e innecesaria en forma de menús sobre comunismo, fascismo, socialismo, libertad o democracia para elegir, como si de un mercado de consignas de agit-prop se tratase, lo que creo que nos jugamos es si vamos a seguir sin gobierno en Madrid o no. Si se va a afrontar la gestión del interés público o no. Si se va a recuperar la convivencia cívica o no. Y con esa convicción debemos depositar nuestro voto. Porque creo firmemente que si las opciones de la derecha venciesen en Madrid la respuesta sería un rotundo NO a esas tres cosas. El próximo martes se ventila eso. Nada más. Y nada menos. Y hay que evitarlo con nuestro voto.

Pase lo que pase el próximo martes