jueves. 25.04.2024
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Reproducimos íntegra la intervención de Pedro Sánchez ante diputados y senadores del Grupo Parlamentario del PSOE.
31 de mayo de 2023 | Congreso de los Diputados.


Compañeros y compañeras,

Anteayer a estas horas estaba despachando con el Jefe del Estado para comunicarle mi decisión de disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas.

En estos días he estado conversando por teléfono con algunos de los compañeros que se presentaban a estos comicios. Con otros me veré personalmente en los próximos días. A todos ellos, a quienes han revalidado su mandato y también a quienes se han visto desplazados, les he dado las gracias por su trabajo.

Y lo mismo quiero hacer hoy con vosotros.

Esta no ha sido una legislatura normal. 

A las pocas semanas de inaugurarse, hubo de afrontar una pandemia terrible que nos llevó a confinar a nuestros conciudadanos en sus casas. A parar la economía y a hacer uso del Estado de Alarma en unas condiciones inéditas también en nuestra historia democrática, para salvar cientos de miles de vidas…

Ha sido también una legislatura que ha tenido que hacer frente a una guerra en suelo europeo que ha provocado el mayor número de desplazados desde la segunda guerra mundial. Y a sus consecuencias en el suministro energético, en la inflación, en la suficiencia de alimentos. Sumando a todo esto volcanes, danas, incendios y sequías…

Y en este escenario difícil, extraordinariamente difícil, habéis sacado adelante 213 leyes, que serán 214 cuando convalidemos en unos días el Real Decreto Ley con medidas para hacer frente a la sequía. 214 leyes y tres Presupuestos Generales del Estado en tiempo y forma. Algo que no sucedía desde hace mucho tiempo.

Por todo eso: ¡gracias de corazón, compañeros y compañeras! Gracias por haberlo hecho posible con vuestro trabajo en todos y cada uno de los 1.273 días de vida de esta decimocuarta Legislatura que ya es parte de la Historia de España.

El resultado de las elecciones del 28M supuso un duro golpe institucional

Cuando comparecí el lunes, expliqué que había tomado la decisión de anticipar a la vista de los resultados de las elecciones del día anterior. Es cierto que las votaciones tenían un alcance municipal y autonómico. Pero también lo es, que el sentido del voto trasladaba un mensaje que iba más allá del espacio local y regional.

El resultado supuso un duro golpe institucional. Lo dije el lunes: la primera consecuencia será que magníficos presidentes y presidentas autonómicos; formidables alcaldes y alcaldesas socialistas con una gestión impecable se verán desplazados. Y se verán desplazados a pesar de que muchos han visto incrementado su apoyo.

Humildemente tengo que decir que yo no podía desentenderme de su suerte. No podía seguir como si tal cosa; no podía continuar como si no hubiese sucedido nada.

Habréis leído especulaciones sobre cómo tomé esa decisión; sobre la hora y el contexto en que tomé la decisión y sobre las personas con quienes la compartí. Os diré algo: todas son un invento.

Tomé la decisión con mi conciencia. Tomé la decisión pensando en mis compañeros que han trabajado en los ayuntamientos, en las diputaciones, en los compañeros que se han desvivido desde los gobiernos autonómicos. Tomé la decisión pensando en vosotros y en vuestro trabajo. Ningún líder que merezca serlo puede mirar para otro lado cuando los suyos sufren un castigo inmerecido.

Me gusta ganar, por supuesto. Y me duele perder, faltaría más. Pero cuando más me duele perder es cuando las consecuencias inmediatas recaen sobre personas a quienes quiero y valoro.

Tenía que dar un paso al frente. Lo supe esa misma noche. Sin esconderme, sin desentenderme

Por todos ellos tenía que dar un paso al frente. Lo supe esa misma noche. No me costó mucho entenderlo. Por todos y todas ellas tenía que asumir la responsabilidad de los resultados del domingo pasado y el reto que éstos plantean. Sin esconderme, sin desentenderme.

Esa fue la primera consecuencia, el desplazamiento de las responsabilidades de gobierno de tantos compañeros y compañeras.

La segunda consecuencia será que todas esas instituciones que hasta ayer dirigían socialistas, serán administradas por nuevas mayorías conformadas por la derecha y la ultraderecha.

Es decir que donde ayer había un socialista, mañana habrá un exponente del PP o de VOX con un programa del que lo único que conocemos es que pretenden, como dicen ellos, “derogar el sanchismo”.

No son muy explícitos al explicar lo que eso significa, pero todos podemos entender que pretenden acabar con todas las decisiones que se han tomado en estos últimos cinco años.

Por ejemplo, tal vez quieran derogar el aumento del salario mínimo y volver a los 735 euros de Rajoy.

Tal vez quieran derogar la reforma laboral y restablecer la precariedad en los contratos.

O puede que quieran suprimir el Ingreso Mínimo Vital.  O la Ley de muerte digna.

También pudiera ocurrir que quisieran anular la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, el Plan Operativo para la Protección de los Derechos Humanos de Mujeres y Niñas víctimas de Trata y Explotación Sexual.

No se puede tampoco descartar que quieran finiquitar la bajada del IVA del 10 al 4 % de los productos de higiene femenina.

Acaso pretendan acabar con las becas para los más necesitados e instaurar unas novedosas becas para ricos que ya han ensayado en alguna Comunidad Autónoma.

Acaso lo que pretendan es que las pensiones retrocedan al 0.25% que estableció el PP y olvidarse de cualquier subida conforme al IPC.

No podemos afirmarlo nosotros porque ellos no lo dicen. No conocemos su programa. Podemos, eso sí, intuirlo. Porque sabemos lo que hicieron cuando gobernaron. Y podemos también deducir el complemento que aportará VOX en materia de derechos de la mujer, en materia de derechos humanos, de libertades, en compromiso europeo de España.

Hay que saber si los españoles quieren que al frente del gobierno esté una fuerza socialdemócrata comprometida con Europa o un tándem de la derecha y ultraderecha

Dicho de otro modo: en unas elecciones de ámbito local y autonómico, pero de repercusión nacional, venció el domingo la conjunción formada por una derecha muy extrema y la extrema derecha. Y eso hace necesario clarificar la situación.

Hay que clarificar si los españoles quieren seguir políticas de ampliación de derechos sociales o quieren echar atrás esos derechos. O derogarlos, como dicen. Hay que saber si los españoles quieren que al frente del gobierno esté una fuerza socialdemócrata comprometida con Europa o un tándem de la derecha y ultraderecha que copian al alimón los métodos y las proclamas que hemos visto en Washington, en Budapest o en Brasilia. 

Lo dije anteayer: Para un demócrata, solo hay un método infalible para aclarar las dudas. Ese método es la democracia. Por consiguiente, creo que lo mejor es que los españoles tomen la palabra y se pronuncien sin demora para definir el rumbo político del país. 

He renunciado a agotar la legislatura por convicción democrática. Porque quiero tener el mandato claro de los españoles para afrontar los próximos años y porque no estoy dispuesto a que la derecha convierta la presidencia europea, durante el segundo semestre del año, en un barrizal que arrastre una vez más la imagen de España en Europa y dañe los intereses de nuestro país. Os lo pueden confirmar nuestros compañeros europarlamentarios: Lo han hecho sin parar en Bruselas con los fondos europeos o con la solución ibérica, y lo hubiesen vuelto a hacer esta vez.

Así que no le den más vueltas. Esas son las razones. Por eso he convocado elecciones anticipadas.

Ahora toca aclarar las cosas y saber a qué se parece más España.

  • Hay que aclarar si los españoles, cuando viajan fuera, quieren presumir de estar entre los primeros países en legalizar el matrimonio igualitario o quieren salir a alardear de homofobia;

  • Hay que aclarar si los españoles cuando viajan por Europa quieren presumir de proteger Doñana o de arrasar Doñana.

  • Hay que aclarar si los españoles se solidarizan con los jóvenes sin recursos que quieren estudiar, con los enfermos que necesitan atención o si se solidarizan con un empresario que se lleva la empresa a otro país para no aportar los impuestos que le tocan.

  • Hay que aclarar si los españoles quieren justicia social o si consideran que la justicia social es envidia, como dijo la ideóloga de esta nueva ultraderecha.

  • Hay que aclarar si quieren a su presidente al lado de Biden o de Trump; si lo quieren con Lula o con Bolsonaro.

  • Es urgente aclarar todo eso cuanto antes.

Sé que no será una tarea fácil. Sé que estáis agotados. Que las derechas están envalentonadas y que juegan con ventaja. Tienen más medios, más recursos, y ningún pudor para lanzar infundios y traficar con la mentira.

Pero precisamente por eso debemos dar la batalla. Porque nuestro país se merece algo mejor. Porque estoy convencido de que todo eso no representa a España.

Es una empresa descomunal. Tan grande que necesitamos a toda la gente que quiere hacer una España mejor.

A todos ellos quiero decirles que sé perfectamente que a todos nos coge cansados. Lo sé de sobras y también pensé en eso el domingo por la noche.

Sé que se acercan las vacaciones. Las primeras vacaciones completamente normales que tendremos tras el fin de la pandemia. Sé que necesitáis descansar y desconectar.

Lo que se decida el 23 de julio tendrá efectos sobre las vidas de todos durante esta década y la siguiente

Lo entiendo. Pero lo que se decida el 23 de julio será importante. No quiero exagerar, pero tendrá efectos sobre las vidas de todos durante esta década y la siguiente. 

No se decide el pasado. Ya conocéis qué puede y quiere hacer este gobierno. Lo hemos demostrado –con hechos– a lo largo de esta legislatura. Hemos cometido errores. Sin duda. Hemos tropezado algunas veces. Es imposible no hacerlo cuando avanzas y abres camino. Pero humildemente creo, que los aciertos han sido mucho mayores que los tropiezos. Que hemos conseguido grandes cosas. Cosas que parecían lejanas o imposibles y que se han hecho en solo tres años.

No voy a repetirlas de nuevo. Ya las conocéis. En la coyuntura más difícil de nuestra democracia, hemos aportado protección. En medio del impacto de la guerra de Putin, hemos traído estabilidad y prosperidad al país. Hemos generado empleo, hemos abierto oportunidades y hemos trabajado por la justicia social. Hemos gobernado para la gente y hemos hecho que la voz de España sea tenida en cuenta en el mundo. Cuando otros emprendieron guerras ilegales y criminales, nosotros hemos socorrido a una nación agredida por una potencia.

Pero el 23-J no solo se evalúa lo que unos u otros hemos hecho. Se discute sobre todo qué país queremos ser. A dónde queremos ir.

Nosotros tenemos un proyecto claro para hacer de España uno de los países más avanzados y prósperos de Europa. Un proyecto en positivo que se define por lo que propone hacer, y no por lo que plantea derogar. Un proyecto que cree en España y en los españoles. Un proyecto de progreso para conseguir una España mejor.

La alternativa a todo esto, es el PP y Vox. El tándem formado por una derecha extremada y la extrema derecha. Dos fuerzas políticas cada vez más parecidas en la forma y en el fondo. Porque hay que decir que cada vez se distinguen menos.

Esto no lo digo yo. Lo dicen ellos, con sus actos. Actos que se han repetido a lo largo de los últimos años bajo luz y taquígrafos. Actos que están grabados y se pueden ver en internet.

Hay una expresión que utilizaba a menudo Zapatero y que seguro que recordareis: “El Partido Socialista, decía, es el partido que más se parece a España”. Como tantas otras expresiones, la ha copiado Feijóo y se la ha atribuido. Nada que objetar. Ojalá copiara los hechos de Zapatero y no solo las palabras. Pero dejadme que os pregunte algo:

¿Ortega Smith despreciando a una mujer en silla de ruedas que había sido víctima de violencia de género se parece a España?

¿Ortega Smith despreciando a una mujer en silla de ruedas que había sido víctima de violencia de género se parece a España? ¿Díaz Ayuso llamando “gran estafa” al cambio climático y diciendo que todo se arregla poniendo una maceta en el balcón se parece a España? ¿Feijóo premiando a los estudiantes con mejores expedientes universitarios de Galicia con una maleta para que se marchasen a trabajar fuera de su tierra se parece a España? ¿Se parece a España Abascal exigiendo que se elimine el derecho de las mujeres a abortar?

España es otra cosa. España es un país extraordinario. Admirable. Somos un país próspero, plural, abierto, trabajador, jovial, solidario. Y, sobre todo, un país con afán de progresar, de avanzar. 

Los españoles no se conforman. Quieren progreso, avances. Quieren que su país compita con los mejores, no solo en fútbol y gastronomía. También en empresas, en ciencia, en sostenibilidad, en educación, en sanidad…

Muchos se preguntan. ¿Qué va a salir de las elecciones del 23 de julio? Os lo diré: lo que decidan los españoles.

La tormenta va a ser tremenda. Desde la posición de dominio que tienen en los grandes medios se desatará una campaña feroz de insultos y descalificaciones

La tormenta va a ser tremenda. Desde la posición de dominio que tienen en los grandes medios se desatará una campaña feroz de insultos y descalificaciones. Veremos en programas de máxima audiencia a gentes que solo se representan a sí mismos pontificar e insultar sin derecho de contestación o de réplica. Se inventarán barbaridades. Nada es nuevo. Están copiando los métodos de sus maestros norteamericanos. Ayer estuve con Hillary Clinton. En la campaña que la enfrentó a Trump los trumpistas ya inventaron una fabulación sobre ella, el llamado Pizzagate, que sostenía que Hillary estaba al frente de una red de tráfico de personas y abuso sexual infantil que tenía su sede central en una pizzería de Washington.

Hablarán de pucherazo, de manipulación, (ya lo están haciendo solo porque las elecciones son en julio, el mismo mes en que convocó Feijóo unas elecciones en Galicia). Tampoco es nuevo, sus maestros norteamericanos lanzaron a una turba enloquecida al asalto del Capitolio para denunciar un falso pucherazo en las elecciones que perdió Trump frente a Biden.

Será preciso que nos mantengamos fríos y que respondamos a los insultos con argumentos y a las falsedades con datos.

¿Qué sucederá entonces? Las elecciones del domingo pasado no son el punto de llegada. Son el punto de partida. Hay analistas que hablan del “cambio de ciclo” como si tratase de un fenómeno natural. Como si el futuro estuviese ya escrito. No es así. Es cierto que hay fuerzas muy poderosas que ya están empujando en esa dirección. Pero a la hora de la verdad vale lo mismo el voto de un conductor de autobús que el del propietario de un canal de televisión. Cuenta lo mismo el voto de una cajera de supermercado que el del presidente de un banco. Todo depende de lo que vote la gente.

Vale lo mismo el voto de una cajera de supermercado que el del presidente de un banco

Acabo.

Nuestro partido no lo fundaron 7 exministros de una dictadura con la financiación de unos cuantos banqueros. Lo formaron en un bar de Madrid 25 trabajadores: 16 tipógrafos, cuatro médicos, un profesor, dos artesanos, un marmolista y un zapatero. Esa es la gente a quienes representamos y esa es la gente de quien dependemos.

Muchas gracias.

"Hay que clarificar si los españoles quieren seguir ampliando derechos sociales o...