viernes. 26.04.2024
gobierno

Me acabo de dar una vuelta por el centro de Madrid para comprobar en primera persona los efectos del Apocalipsis que nos decían iba a provocar el gobierno de felones, comunistas y separatistas que se ha apropiado del país.

Y no he salido de mi sorpresa, en lugar de las casas en ruinas, de los inmensos socavones, de las iglesias ardiendo, de las calles y aceras llenas de burgueses despojados de sus valiosas pertenencias y/o despatarrados con las vísceras sangrando, de mujeres y niños violados, me he encontrado lo de siempre, las calles llenas de personas dedicadas a comprar, en aparente buen estado, e incluso sonrientes ¡lo que puede el agit-prop socialcomunista!, los mismos coches circulando y el casi atasco que tanto pone a isabelita igual que habitualmente, la gente en los taxis y en sus coches sin ser sometida a abusos, atracos u otras tropelías, e incluso a un cura con sotana que paseaba, incauto y despreocupado, sin darse cuenta de los gravísimos riesgos que afrontaba.

Parece que la resiliencia del país funciona y se resiste en llegar el anunciado Apocalipsis. Pensé en ir a quejarme a las sedes del PP, Ciudadanos o Vox, pero me contuve no fuera a acabar en manos de la Brigada Político Social

Como no cabía en mi de asombro, me acerque a un gran centro comercial y hete aquí que la gente seguía entrando y saliendo, y comprando mucho y sin mucho juicio, y pagándolo todo, con euros o con tarjetas de crédito e incluso móviles, y no  con los temidos vales del soviet de Leningrado, como nos anunciaban.

Para colmo, volví en Metro y todo el mundo entraba con su billete (mas bien tarjeta), y fui testigo como un señor en la cincuentena de aspecto latinoamericano dejaba el asiento a una anciana aparentemente autóctona, ante la indiferencia y las miradas esquivas de mas de una veintena de españoles mas jóvenes, de “pata negra” y variados signos inequívocos de españolidad, y de voto mas que probable a los salvapatrias de turno.

Parece que la resiliencia del país funciona y se resiste en llegar el anunciado Apocalipsis. Pensé en ir a quejarme a las sedes del PP, Ciudadanos o Vox, pero me contuve no fuera a acabar en manos de la Brigada Político Social, y con mis huesos en los calabozos de la DGS sometido a la insoportable tortura de escuchar todas las declaraciones de la eximia presidenta madrileña.

Mientras tanto sigue aumentando la contaminación, deteriorándose los servicios públicos, cayéndose algún techo en los centros sanitarios, las urgencias saturadas, etc, etc,  y los agoreros del Apocalipsis mirando para otro lado porque andan muy preocupados, dicen, por la integridad de España, pero poco por la de los españoles.

Después del apocalipsis