jueves. 28.03.2024
marlaskab

Ciudadanos, Vox y Partido Popular han salido en tromba contra el ministro en funciones del Interior Grande-Marlaska. Le acusan de haber incitado con sus palabras los ataques que el cortejo de Ciudadanos sufrió en la manifestación del Orgullo de Madrid. Los dos primeros piden su dimisión mientras el Partido Popular, más prudente, se limita a manifestar su solidaridad y apoyo con los dirigentes naranjas obligados a abandonar la manifestación.

Se olvidan que en días anteriores, en otras localidades españolas y sin que mediara palabra alguna del Ministro, Ciudadanos también sufrió el rechazo de parte de los manifestantes en Valencia o Barcelona.

Este hecho, cuestionable y rechazable en si mismo como ha manifestado el Movimiento contra la Intolerancia en un comunicado y que a buen seguro cuenta con el apoyo del Ministro, es la reacción de una parte del movimiento LGTBI a la actitud de rechazo del manifiesto suscrito por las organizaciones sociales convocantes y su acercamiento, negociación y voto conjunto en muchos ayuntamientos y en Comunidades Autónomas con un partido político que pretende tumbar las leyes y objetivos conseguidos en los últimos años por ese colectivo de la sociedad española.

Olvidan por otra parte que el dispositivo de Seguridad organizado por el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio del Interior fue precisamente quien les protegió y ayudo a salir de un mal trance provocado por su falta de previsión ante la previsible reacción de una parte de los manifestantes.

¿O es que pensaban que el público les iba a recibir con muestras de entusiasmo y arrojando ramos de flores? El objetivo que buscaba evidentemente Ciudadanos lo está consiguiendo. Provocar la reacción violenta de un pequeño sector de la manifestación para inmediatamente culpar al Gobierno de Pedro Sánchez, a través de su ministro del Interior, como los instigadores de la violencia con fáciles comparaciones con Torra, los catalanes independentistas o los batasunos vascos.

Todo vale para justificar sus  pactos con VOX, su incapacidad política para salir del laberinto en el que Ciudadanos se ha encerrado con su veto a negociar con el PSOE, inexplicable para buena parte de sus cuatro millones de votantes y sobre todo para sus mentores económicos que los impulsaron y sacaron del ostracismo. 

Después de sus fracasos en Cataluña y del abandono de aquella Comunidad por Rivera y Arrimadas, cómodamente instalados en Madrid, fracturados con la dimisión y el rechazo de una parte de sus fundadores y principales dirigentes, Ciudadanos es hoy una nave sin rumbo y con un timonel desesperado, consciente de su pérdida de protagonismo. Como le repiten insistentemente algunos consejeros “Que fácil lo tenías ahora proponiendo un gobierno conjunto con Pedro Sánchez y gobernar ambos con 180 diputados”. Pero esa historia ya no es posible porque el mismo la ha cegado en su megalomanía.

Inés Arrimadas, la nueva protagonista, ha declarado “No nos han callado los batasunos o los CDR; tampoco lo hará el Gobierno". Santiago Abascal inmediatamente ha mostrado su "solidaridad" con los representantes de Ciudadanos y pide la dimisión de "un ministro chavista que justifica a sus matones callejeros". Faltaba a los independentistas y batasunos, sumar a los venezolanos y el líder de VOX se ha aprestado a ello inmediatamente.Falta todavía la acusación de “Yihadistas”, “Stalinistas” o “Hitlerianos” pero no tardarán mucho en llegar.

Porque lo que dijo Marlaska es algo evidente. A una manifestación no se va a lavar la cara de lo que has hecho contra la misma el día anterior.

No tiene ninguna lógica, por ejemplo, pedir la derogación de la ley del Aborto y al día siguiente ir a una manifestación donde se exige su mantenimiento o ampliación. Eso lo entiende cualquier persona con un mínimo de inteligencia. Las palabras de Grande Marlaska no eran una llamada a la violencia de los más alterados, sino al contrario una exigencia de prudencia a los temerarios dirigentes de Ciudadanos. El 22 de Enero de 2005 el entonces ministro de Defensa José Bono tuvo que salir escoltado por la policía después de ser insultado y agredido en una manifestación en apoyo a las víctimas del Terrorismo. No le valió de nada compartir totalmente el sentimiento de solidaridad con las mismas y su demostrado rechazo a la violencia terrorista. Los convocantes, la Asociación de Victimas del Terrorismo (AVT) reprochó al ministro su asistencia mientras los manifestantes coreaban gritos contra el Gobierno y a favor del Partido Popular.

Teodoro García-Egea, secretario general del mismo Partido Popular,  ha  mostrado inmediatamente hoy su apoyo a Ciudadanos y exigido al ministro que condene las agresiones.

Nadie desde la derecha ha querido mantenerse equidistante y ha manifestado su rotundo "apoyo" a la formación naranja,  "Todo nuestro apoyo a Ciudadanos. Desde el Partido Popular estaremos siempre a favor del respeto, la igualdad, la tolerancia y la libertad", reflejaba el PP en un mensaje escrito en su cuenta institucional de Twitter. Posición a la que se sumaba posteriormente el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, para dirigirse abiertamente a Grande-Marlaska desde su perfil personal

“Recordemos al ministro Marlaska que los intolerantes no somos los que pactamos bajar impuestos o garantizar la igualdad. Intolerantes son los que no condenan agresiones a representantes públicos”

El PSOE por su parte ha condenado las "infamias" que, a su juicio, "se están vertiendo" sobre el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, a quien ha definido como una persona "comprometida, valiente y firme defensora de los derechos LGTBI".

A las puertas de una semana decisiva para las negociaciones tendentes a la investidura de Pedro Sánchez sin duda este hecho no ayudará precisamente a Ciudadanos a abstenerse en dicha votación como insistentemente le solicitan desde el PSOE. Rivera ni siquiera acudirá a la cita en Moncloa como si lo harán los líderes de Podemos y del Partido Popular. Por ahora da la sensación que todos los puentes están rotos, si bien con un partido como Ciudadanos cualquier cosa puede pasar.

La derecha sube el tono contra Marlaska