martes. 16.04.2024
Mitras

Hay creyentes en creencias y creyentes en no creencias. En definitiva, hay siempre creyentes en algo, incluso creyentes en nada.

Por ejemplo, hay quien cree en la iglesia católica, apostólica y romana. Y hay quien no cree en eso. A pesar de que, esa iglesia, existir, existe.

Hay quien cree en la gran importancia de la cultura en la sociedad y en la dedicación que deben prestar a ella los poderes públicos. Y hay quien no cree en eso. A pesar de que la cultura existe.

Y hay quien cree en que el rey, nuestro jefe de estado, reina pero no gobierna. Y hay también quien no cree en eso. A pesar de que la Constitución existe.

Pues bien, todos esos creyentes, y no creyentes, están afectados por los Presupuestos Generales del Estado, crean o no crean en ellos. Y resulta que, al parecer, los presupuestos de 2022 están relacionados con la iglesia católica, la cultura y la casa real. Así, como lo leen.

Porque resulta que el rey tiene que elegir, cosas del concordato, al obispo castrense que, al mismo tiempo, es capellán de la Casa del Rey. Y que esa elección se hace de entre una terna que presenta el Vaticano pero que, previamente, ha sido pactada con el Gobierno de España a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores.

Resulta también que uno de los tres obispos consensuados, que además parece ser que es el que tiene más “bendiciones” (pongo las mismascomillas que he leído en la noticia de origen) por parte del Vaticano, es el actual obispo de Oviedo y antiguo beligerante en el tema del conflictivo traslado de 44 piezas de un museo de Lleida a un monasterio de Sijena, en Aragón, cuando ese señor prestaba servicios en la diócesis de Jaca y Huesca.

Agreguemos que, al parecer, a Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) el tema no le gustó nada en su momento y, lo que es peor, todavía no se le ha olvidado el asunto.

Y, por último, recordemos que el voto de ERC le es imprescindible al Gobierno para aprobar los próximos presupuestos generales del estado, cosa que pudiera no producirse si a ERC no le gustara el obispo castrense que se terminara eligiendo.

Así que, preocupados como estamos todos por diversos nombramientos en organismos judiciales y algún otro órgano de mucha alcurnia, esos en los que no logran ponerse de acuerdo PP y PSOE, hemos perdido de vista algo tan importante como el nombramiento del obispo, o arzobispo, castrense. Importancia que, como vemos, rebasa el ámbito de las fuerzas armadas y de la Casa del Rey, donde el efecto directo del obispo debe alcanzar su mayor efecto, sino que nos puede afectar a todos si ese nombramiento no le gusta a ERC, portador de 13 importantes votos en el Congreso de los Diputados.

Pues bien, si todo eso, que leo en una noticia muy reciente, fuera así, estaríamos ante la posibilidad de que el vuelo de una mariposa en la Casa del Rey pudiera provocar un terremoto en los próximos presupuestos generales del estado. Y todo, por el nombramiento de un obispo, cosa que recuerda a episodios históricos de otros siglos pero que, pareciendo que para algunos asuntos no pasa el tiempo, es de rabiosa actualidad. Y, eso, que ahora tenemos una Constitución que consagra el carácter aconfesional del estado.

Claro que también puede haber creyentes, o no creyentes, en esa noticia. Pero yo, que la he leído, por si acaso, voy a rezar lo que sepa. Que tampoco es mucho, sea dicha la verdad.

Cuidado con los vuelos de las mariposas