jueves. 25.04.2024

Mientras su Majestad el Rey daba su tradicional discurso y las noticias hablaban de la lucha por el poder entre las diferentes instancias del Estado, aquel hombre esperaba su turno en un colapsado hospital de urgencias. Es de suponer que estuvo varios minutos oficialmente muerto, porque se detuvieron sus constantes vitales. Sin embargo, al final lo pudo contar. De hecho, entre sus vivencias ahora contaba con una nueva: una experiencia cercana a la muerte. Estaba solo y despertó con la certeza de que el alma es independiente del cuerpo. Incluso había una sala de espera para las almas. Allí dos almas invisibles se abrazaron con todas sus fuerzas. Es más, en aquella experiencia mística alcanzó su propio perdón al comprender que su alma era suya solo cuando la Naturaleza se la daba. Al mismo tiempo, muy lejos de allí, la misma mujer volvió a entrar entre los barrotes de su propio cuerpo y a través del móvil le preguntó cómo estaba. Feliz Navidad -respondió el hombre. Feliz Navidad -replicó la mujer. Pasaron unos minutos de tensa espera.

-Traigo buenas noticias, creo que mañana le van a dar el alta -dijo la enfermera.

Inmediatamente le escribió al móvil de la mujer que se encontraba en Brasil, en otro hospital a unos ocho mil kilómetros de distancia. Ella también estaba bien. A partir de entonces, el amor universal se mostró para ellos como una realidad tangible más allá de los pueblos y de las naciones, pero sobre todo un objetivo por encima de los excesos materiales y de las constantes luchas por el poder, algo que los grandes ejércitos nunca podrán matar porque está en nuestra propia naturaleza y se puede observar en cada niño o niña. Entonces como en una simultánea respuesta en alguna parte, un niño levanta sus manos y te mira. Es el mejor mensaje navideño porque con sus grandes ojos expresa una tierna caricia, un agasajo que nos representa a todos y es la mejor prueba de que en el fondo lo que desea la humanidad es la felicidad y la paz. 

Cuento de Navidad: un encuentro más allá de la cárcel del cuerpo