viernes. 26.04.2024
jae
La Colina de los Chopos

Por fin me anime a visitar el "laboratorio histórico Enrique Moles", un pequeño museo recreando dicho laboratorio, del gran químico. Fue inaugurado el museo, en octubre pasado, con asistencia de la nueva presidenta del CSIC.

Me gusta darme de vez en cuando una vuelta por la Colina de los Chopos, para ver si hay alguna novedad. En esta ocasión, ha sido este pequeño laboratorio, donde se homenajea a Moles y parte de sus colaboradoras, como Dorotea Barnes, pero dejando fuera todo lo referente al periodo de la guerra civil española, es decir, acaba la fecha de dicho museo en 1936, cuando ya está publicado por los investigadores de la ciencia, que durante 1936-39 se publicaron y siguió la actividad investigadora, con científicas, como María Teresa del Toral.

El museo-Laboratorio Enrique Moles, esconde el aporte a la defensa de la II República, y su legalidad, por Moles y su gran equipo, por lo que luego fueron duramente represaliados

La esquizofrenia del CSIC, es manifiesta, ya que justo en la fachada de ese edificio, el de Fisica-Quimica Rocasolano, conseguimos cambiar una placa en el año 2010, con la fecha correcta de finalización de la JAE en 1939, cuando ponía 1938. (conseguido en base al nombramiento de mi abuelo Calandre como subdelegado de dicha JAE).

Próximamente van -¡por fin!-, a ser anulados, en aplicación de la nueva Ley de memoria democrática, las sentencias de los consejos de guerra del franquismo, como el que sufrió en de 1939 todo el equipo del Instituto de Química-Física, empezando por su director en funciones, Enrique Moles, y todos los demás, acusados de auxilio a la rebelión, con penas de cárcel e incluso muerte. Mi pregunta es esta:

¿Se va a poder anular las sentencias, si el propio organismo, el actual Rocasolano, del CSIC, no reconoce que estuvo activo científicamente, como se constata en este museo " laboratorio histórico Enrique Moles", a pesar de tener en la fachada la placa que pone final de la JAE 1939?

Continuando con la visita inspección que realizó al campus del CSIC, siempre paso al interior de la Iglesia del Espíritu Santo, que se construyó en 1940, sobre el antiguo auditorio de la Residencia de Estudiantes, para saludar a la estatua del jefe del Opus Dei, Escrivá de Balaguer, y ahí sigue, en medio del campus "científico" del CSIC, y con sus curas dando misa, (con el permiso del obispado de Madrid).

También doy una vuelta por la Residencia de Estudiantes, donde sigue sin reconocerse al Hospital de Carabineros, ni a su refugio antiaéreo, ni una pequeña placa, en honor de su director, el eminente doctor Luis Calandre Ibáñez, donde se explique que dicho hospital se ocupó de curar a cientos de milicianos de una epidemia de malaria, desatada por los frentes de Madrid.

En conclusión, el museo-Laboratorio Enrique Moles, muestra lo orgullosos que están los actuales científicos y científicas del edificio Rocasolano, del gran químico, pero esconden, avergonzados, el aporte a la defensa de la II República, y su legalidad, por Moles y su gran equipo, por lo que luego fueron duramente represaliados. 

Hay que obligar a que incluyan la verdadera historia en dicho museo-laboratorio, que próximamente tendrá un acceso directo desde el campus (ahora se accede, pasando por el edificio, y rellenando una ficha, con nombre, DNI, y firma).

Ciertamente, ese campus "científico" se parece cada vez más a un lugar de retiro para ejercicios espirituales, con tanta calma, sin ruido, con zonas verdes, en medio de los mejores barrios de Madrid, entre Serrano y la Castellana ¡un chollo!

El CSIC sigue falseando la historia de la junta para la ampliación de estudios