viernes. 19.04.2024
desigualdad

La brecha que separa a ricos de pobres crece año tras año. En la cima de la pirámide económica un reducido grupo de individuos acumulan fortunas que crecen año tras año de forma exponencial. Apenas 2.153 multimillonarios son dueños de una riqueza que equivale a la de 4.600 millones de personas; es decir, el 60 por ciento de la población mundial.

El informe presentado el pasado lunes por la ONG Oxfam Internacional -en la antesala del Foro económico de Davos-  pinta un panorama desolador. La desigualdad económica aumenta sin que de momento se vislumbren acciones reales y concretas para combatirla. Aumenta porque el modelo imperante del capitalismo en su expresión más cruda no es sino un plan perverso de iniquidad social, pensado y programado para la maximización de las ganancias en breve tiempo, y de la explotación y la usura de quienes habitan el margen desfavorecido de la brecha.

Según expertos de Oxfam, “Con la globalización y la apertura de los mercados y mayores inversiones, la posibilidad de tener trabajo aumentó; pero hay que ver qué tipo de trabajo es. Si el trabajo no da los beneficios que se requieren para tener cubiertos los derechos básicos, entonces la desigualdad social no disminuirá”.

Los defensores del modelo económico capitalista neoliberal sostienen que la generación de ganancias apunta a disminuir la desigualdad, puesto que la acumulación de riqueza de alguna manera impulsa la creación de empleo. Sin embargo gran parte de las ganancias queda sólo en el vértice de la pirámide social. El informe de Oxfam asegura que “un trabajador, que hoy está ubicado en el 10 por ciento de los trabajadores más pobres, debería trabajar tres siglos y medio para conseguir el mismo rédito que un trabajador que se ubica en el 10 por ciento de los trabajadores más ricos”.

De parte de los gobiernos pareciera haber escasa voluntad para combatir la desigualdad social. Los medios hegemónicos colaboran para la naturalización de esta desigualdad, desinformando respecto de las verdaderas causas que la provocan. La sociedad asume que “siempre hubo y habrá pobres”, librando a los ricos de toda responsabilidad referida a la explotación del hombre por el hombre, y asumiendo que, si bien no es “perfecto”, el capitalismo es “el único sistema viable”.

La lucha contra la evasión fiscal, para que el dinero recuperado pueda ser invertido en beneficios de los sectores menos pudientes, corresponde a los gobiernos. Sin embargo no hay acciones visibles para que multinacionales y ricos paguen una parte justa de impuestos y que dicho dinero se invierta en infraestructura, servicios públicos y proyectos que impulsen el desarrollo de los sectores más vulnerables.

Crece la desigualdad económica en el mundo