viernes. 19.04.2024
metro madrid

“A lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo”
FD Roosevelt


La epidemia de Coronavirus, Covid19, está teniendo una importante repercusión pública que se magnifica de manera continuada desde los medios de comunicación, hasta en la prensa supuestamente más ecuánime. Por poner un ejemplo, entre ayer y hoy, en el periódico que leo habitualmente ha habido no menos de 4 referencias al supuesto pánico ciudadano (mascarillas, toses que producen terror, etc.) a más de varias páginas dedicadas al tema.

Para comprobar como están las cosas hice hace 3 días (antes de las últimas medidas) un trayecto en metro y cercanías en Madrid (14 estaciones, 3 líneas de metro y una de cercanías)  fuera de las horas punta. Me he cruzado con más 1000 personas (luego he dejado de contar) y solo 3 con rasgos inequívocamente “orientales” (aunque igual habían nacido en Cáceres) llevaban mascarillas, se escuchaban las toses habituales en los andenes y vagones, sin mayores síntomas de preocupación por el resto de los viajeros. Estuve a punto de fingir un acceso de tos pero me contuve porque no soy partidario de las provocaciones, porque el miedo se infiltra de manera insidiosa y nos incita a la prudencia extrema. No pretendo que se trate de una muestra representativa porque tiene sus sesgos (viajé por la zona este, centro y sur de la Comunidad, salvo una niña la infancia no estaba representada, y es obvio que la población laboral tampoco) pero creo que da una idea de la situación, la mayoría de las personas parecían inmunizadas al pánico mediático.

Si lo que se pretende es atajar la extensión de la epidemia hay que tomar medidas radicales de aislamiento que, en muchos casos, tendrán que ser poblacionales y amplias

Es obvio que el Covid19 es un virus nuevo, del que sabemos poco, y eso nos obliga a la precaución. También que su letalidad, con no ser muy grande, probablemente esta magnificada por el hecho de que muchas personas infectadas no tienen síntomas o los tienen muy leves, con lo que pasan desapercibidas y no se contabilizan, lo que evidentemente además favorece el contagio y dificulta parar la cadena de transmisión.

También que su seguimiento diario magnifica su repercusión. Ya sabemos que es distinto, pero la gripe estacional, según los datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España, había registrado 779 muertes en todo el país hasta el 24/2/2020, imaginemos lo que habría pasado si cada una de ellas hubiese sido motivo de portada en los periódicos o de cabecera en los noticiarios, y no digamos si cada nuevo caso de gripe, aunque fuera oligosintomático fuera recogido a diario por los medios. Eso sí que daría miedo.

¿Por qué se magnifica tanto el covid19? Digamos que hay algunas razones objetivas y otras que no lo son: la objetivas es que se trata de una enfermedad nueva, cuya evolución lógicamente no se conoce, y obliga a la prudencia. También, que el contagio que se produce desde personas sin síntomas favorece extremadamente su transmisión. Las otras tienen más que ver con el miedo a lo desconocido en una sociedad desacostumbrada a los riesgos, con el exceso de confianza en la medicina, y con los intereses económicos que se lucran con la epidemia (que van desde la búsqueda sensacionalista de las audiencias hasta las empresas fabricantes de los productos sanitarios relacionados con la misma).

¿Qué podemos hacer? La prudencia y la buena información son fundamentales, pero también tener claro cuales son los objetivos a alcanzar. Si lo que se pretende es atajar la extensión de la epidemia hay que tomar medidas radicales de aislamiento que, en muchos casos, tendrán que ser poblacionales y amplias, y que hasta ahora son las únicas que han demostrado su eficacia, pero que, en todo caso, en nuestro país, dado lo que se ha tardado en tomarlas, inevitablemente solo tendrán efecto a medio plazo, es decir los casos seguirán aumentando durante el periodo de incubación de la enfermedad. Si por el contrario asumimos que se trata de un problema que no es tan grave, habría que tratar los enfermos y tomar medidas generales (como se ha hecho), asumiendo que los infectados y las muertes aumentarán. No es fácil tomar una opción porque el ruido mediático es muy grande y se ha jugado demasiado a dar una imagen de que era posible contener la extensión del virus sin adoptar medidas rigurosas y amplias de aislamiento, lo que se ha demostrado que es imposible, y parece que finalmente se ha asumido por el Ministerio. Con todo conviene ser conscientes de que el aumento de las temperaturas que es esperable favorece la resolución de la epidemia.

La epidemia también tiene efectos positivos sobre la salud, como es la disminución de las emisiones de CO2 a nivel mundial, especialmente en China que era uno de los grandes emisores, podría hacerse una “boutade” señalando que quizás se  trata de una exitosa argucia para contener el cambio climático

Por suerte, como ya se ha dicho, parece que la mayoría de la población ha normalizado la epidemia y hasta el momento se niega a dejarse llevar por el miedo incontrolado, a pesar de la machacona campaña mediática. Por otro lado, el sistema sanitario público esta respondiendo y demostrando, una vez más, que cuando hay un serio problema de salud, real o sobredimensionado, es el único con capacidad de respuesta, mientras tanto el sector privado está desaparecido, porque siempre lo hace cuando hay problemas potencialmente graves y en los que la rentabilidad económica no esta garantizada.


Marciano Sánchez Bayle. Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid

Los medios, la epidemia y el miedo