viernes. 29.03.2024
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Antonio Azarola Gresillón | Archivo Regional de la Comunidad de Madrid

Por Floren Dimas | A las tres y cuarto de la tarde del 20 de julio de 1936, un comandante de artillería, enviado por el comandante militar del Ferrol, se presentó al segundo jefe Arsenal, contraalmirante don Antonio Azarola Gresillón, comunicándole que iba a declarar el estado de guerra en la plaza, y quería saber qué actitud iba a tomar la Marina.

Mucho se ha escrito sobre el violento combate desatado poco después dentro del Arsenal, prolongándose dos días más, entre la marinería y los suboficiales leales a la República y los oficiales del Cuerpo General y la Infantería de Marina, que se sumaron al golpe de estado de naturaleza fascista.

La presencia en el Arsenal de una fuerza numerosa de Infantería de Marina, más preparada para el combate terrestre que las fuerzas de marinería, así como el auxilio externo del Regimiento de Artillería y de la Guardia de Asalto, a las órdenes del general gobernador sublevado, decidió el repliegue de la marinería hacia los buques leales, rindiéndose finalmente ante la manifiesta superioridad de las fuerzas golpistas. 

La represión inmediatamente posterior fue feroz llevando al paredón, en primer lugar, al contralmirante Azarola, y a cuantos como él se negaron a sumarse al golpe de estado, defendiendo la República con las armas en la mano. 

Algún comentario he tenido la oportunidad de leer y alguna vez lo he escuchado en algún debate, poniendo en duda el honor y la ética profesional del contralmirante republicano, exhibiendo el atrevido argumento de su indefinición, intentando ponerse de perfil en aquellos primeros momentos para no comprometerse, hasta que se vio prisionero de los acontecimientos. Eso decían. 

Esta tarde, examinando en casa el imponente expediente de la Causa 11/1936 del Departamento de El Ferrol, he tenido la oportunidad de leer la declaración manuscrita que con fecha 24 de julio de 1936, hace el contralmirante Azarola ante el juez de instrucción.

Juzguen ustedes mismos si hay espacio para dudar de la honestidad republicana en las manifestaciones del contralmirante, teniendo plena convicción de que las mismas le iban a comprometer con grave riesgo para su vida. Como así resultó ser.

Declaración (textual) del contralmirante Antonio Azarola Gresillón, de 61 años, natural de Tafalla (Navarra), 2º jefe del Arsenal de El Ferrol. 

Declara:

"Aproximadamente hacia las 15:15 h. recibo aviso de que un señor comandante de artillería del Ejército deseaba verle de parte del general gobernador militar de la plaza, en una misión confidencial. Recibido al momento, hubo de manifestarle que el dicho señor Gobernador iba a proceder a declarar el estado de guerra, en vista del giro que tomaban las cosas, como consecuencia de la reciente declaración de huelga general y que deseaba conocer por mi actitud que en este caso seguiría la marina. 

Con la natural extrañeza, hube de confirmarle que yo no era la autoridad superior de la Base y que, en su vista, me parecía lógico el que a ella se dirigiera con la consulta. Insistió sin embargo el referido señor comandante, creyendo oportuno el extenderse en consideraciones (por cierto, con gran elocuencia) para justificar la oportunidad de tal medida. Al oírle, vivamente impresionado por sus argumentos y con la posible calma en momento tan decisivo, pude reflexionar que de lo que se trataba era de convencerme a mí, así se lo expuse y así lo reconoció. 

Estimando que consideraciones de carácter militar me impedía en absoluto el sumarme a un acto que consideraba sedicioso, si bien inspirado en las más nobles intenciones, teniendo en cuenta que estaba ligado a los elementos del Ejército y la Marina que iban a actuar en este caso por vivos sentimientos de amistad y compañerismo, reconociendo que tampoco podía igualmente actuar de un modo persuasivo dado el ambiente, decidí  declararle, para que así se lo transmitiera al señor gobernador, que yo en vista las razones expuestas, me consideraba abstenido del movimiento y que desde aquel momento me constituía a su disposición en mi residencia sin tomar parte en absoluto en las disposiciones que ulteriormente se adoptaran por la Jefatura del Arsenal, que abandonaba.

Poco después se observaba un tiroteo que se cruzaba entre el acorazado España y destructor Velasco fondeados en la dársena. Me retiré a mis habitaciones considerándome detenido, en cuya situación continúo en el día de la fecha, confiado a la caballerosidad y al afecto del vicealmirante Núñez, jefe del Arsenal, que ha tenido la amabilidad de alojarme en compañía de mi mujer en estado delicado de salud, en un departamento independiente de la propia jefatura, sometidos a fraternales atenciones. 

Ferrol 23 de julio de 1936"

Antonio Azarola fue fusilado a las 6 de la mañana del 4 de agosto de 1936 en el cuartel de Dolores. Sus restos descansan en el cementerio de Villagarcía de Arousa. 

Colectivos de militares demócratas, entre ellos miembros de la joven asociación Memoria Militar Democrática, en escrito dirigido a las autoridades de la Armada y a la ministra de Defensa, exigieron el cambio de denominación del callejero franquista del interior del Arsenal, compuesto por diez vías dedicadas a la exaltación de miembros de la Marina franquista.

En dicho escrito sugerían su sustitución por una lista de denominaciones encabezados por el contraalmirante Azarola, en homenaje a los marinos leales al estado legal y legítimo representado por la II República.

Hace unos días se ha anunciado la eliminación de las denominaciones franquistas, pero ni uno solo de los marinos leales a la República ha merecido su reconocimiento oficial en ninguna de las vías del Arsenal.


Floren Dimas, oficial del Ejército del Aire (Retirado) | Miembro de Anemoi, ACMYR y Memoria Militar Democrática

Contraalmirante Antonio Azarola Gresillón, fusilado por los fascistas en 1936