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“¡La imbecilidad es invencible!”
Anónimo.
Considero que nunca debemos perder la cualidad de asombrarnos, la virtud para cuestionar o la facultad para reflexionar, de hacerlo caemos en el simplismo social. Y empezamos a normalizar todo, incluso aquello que raya en la estupidez y en la más sutil ignorancia. Sé que me estoy metiendo en zona peligrosa, sin ir más lejos hace años Mark Twain recomendaba, no sin cierto tono sarcástico al estilo Marx (el de los hermanos), que jamás discutiéramos con imbéciles, pues nos arrastrarían a su terreno y con su experiencia nos ganarían.
En línea Tabori, en su libro Historia de la estupidez humana, señalaba que “…no es barata simplificación afirmar que las diversas formas de la estupidez han costado a la humanidad más que todas las guerras, pestes y revoluciones”. Y termino referenciar, pero no puedo eludirla, en este mismo libro el autor nos lanza la sagaz, retórica, sintomática y más que citada pregunta al respecto: “¿Hay algo más característico de nuestra humanidad que el hecho de que el Thesaurus de Roget consagre seis columnas a los sinónimos, verbos, nombres y adjetivos de la “estupidez”, mientras la palabra “sensatez” apenas ocupa una?”.
Pero sigamos y permítanme la licencia, la literatura al respecto da para mucho, en este caso a la célebre frase asignada a Ortega y Gasset de “El malvado descansa, alguna vez, el necio jamás”. Pues bien, estas máximas me han ido surgiendo, tras leer que el Gobierno de Ayuso destinará cerca de 800.000 euros en crear la oficina que reza en el título. Y aludiendo al título estarán en que me acuerde de Coalemo (Koalemos) que entre los griegos de la época clásica, era el dios de la estupidez; se caracterizaba, además, por su condición de profundo ignorante, mentiroso y resentido. Pues bien, volviendo al asunto, para Ayuso y su Gobierno en la Comunidad de Madrid se dan los casos y sobre todo la necesidad de amparar a esos hombres que social, cultural, económica y sobre todo de hecho han sufrido maltrato a mano de sus parejas, parejas hetero, si hacemos la ponderada al respecto en dicha Comunidad. ¡Me tendré que acordar de Coalemo!
Insisto… cabe, cabría mayor estupidez de no ser que la noticia se hubiera publicado un 28 de diciembre. Mientras esto ocurre, otros nos dedicamos a trabajar, estudiar, analizar, investigar respecto cuestiones de género, feminismos, violencia machista, patriarcado, masculinidades… etc. y les puedo asegurar sin atisbos de manipular y mucho menos eludir ni sociológicamente ni antropológicamente hablando; es decir la ciencia y los academicistas que tienen y tenemos que hablar de ello con la categoría que se debe, tenemos claro el diagnóstico y tenemos claro las causas (multicausal) y tenemos claro las soluciones sobre todo las que pasan y deben pasar por el compromiso político en línea a erradicar las muertes de mujeres a manos de sus parejas y exparejas (hombres), en la mayoría de ocasiones, y las mismas se erradican, entre otras, con programas de género y con oficinas de aproximación, información y denuncia ya no sólo de violencia machista manifiesta, sino de signos y síntomas de pre–violencia donde la mujer se sienta informada, conformada y sobre todo amparada por una sociedad y unos políticos que actúan.
Mientras, y en contra de lo que podríamos pensar, nuestros políticos no se rigen por su capacidad intelectual, ni mucho menos por su esfuerzo en intentarlo, sino que se puede ser un profundo gilipollas, en nuestro caso una profunda gilipollas, en cuanto a conocimiento intelectual y sabiduría al tiempo que tener éxito en la política. Y en lo afirmado hasta ahora de alguna manera viene a reconocer o mejor dicho a asumir que la dificultad de vencer a la estupidez humana radica en la constancia de sus fieles, su incansable dedicación a sembrar la sociedad de tonterías, creando toda una religión al respecto, ya que evita a la masa tener que pensar, analizar o independizarse de esos espacios comunes “de que todo lo saben y sobre todo de consignas a esparcir”.
Y es que los seguidores de Coalemo tienen sus rezos, practican sus rituales, participan de sus liturgias en los altares tecnológicos de las redes sociales; sus sacerdotes presumen de influyentes. Insisto… “La estúpida al poder”, "Coalemus Ayuseros" y ahí estriba el sentido de lo que vengo a dilucidar .el cómo el fin explica a la persona sin más. Si esa persona tiene éxito, en este caso político, no se pone en duda o cuesta mucho poner en duda sus potencialidades cognitivas, intelectuales e incluso políticas. Es inconsistente… ¿verdad? el pensar que alguien que ha llegado a ser presidenta de la comunidad de Madrid puede llegar a ser tan estúpida. De ahí, como bien digo, la religión de Coalemo y Ayuso como paradigma. Y hablando de lo que hablamos, compartirán el cerrar bajo otra máxima, que ni pintada, asignada al bueno de Einstein: “Existen dos infinitos, uno es el universo, el otro, la estupidez humana. Y del primero no estoy seguro”.
José Turpín Saorín. Antropólogo.