jueves. 25.04.2024

Señor Alcalde de la Villa de Madrid:

Vivimos bajo el signo de la advertencia de Bertolt Brecht de que estos son tiempos difíciles en los que hay que luchar por la verdad más evidente como si fuera una revelación inédita y desafiante. Comencemos por esta: la política no se reduce a la gestión de las instituciones, es sobre todo el arte de construir la mejor “res publica”. Y estos tiempos no son mejores en el faraónico edificio de la Plaza de Cibeles. No está bien gobernado, por mucho que algunos fanáticos de su partido y medios de comunicación afines hayan afirmado que es usted “el mejor alcalde de España”, y usted se lo ha creído. ¡Qué fácil es llegar a creerse las mentiras, las fakenews, cuando tales halagos, nada objetivos, le alaban a uno! Pero la realidad de su gestión, como la de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, es otra bien distinta.

La obligación primera que justifica y da sentido a su cargo como alcalde consiste en representar al conjunto de ciudadanos

Coincido plenamente en que los políticos serios tienen razón en exigir que las medidas que se tomen en estos momentos de dificultades han de ser gestionadas por el sentido de la responsabilidad y en el marco de lo posible. Pero es también su obligación entender que no todo se reduce a una cuestión de economía y recortes; la obligación primera que justifica y da sentido a su cargo como alcalde consiste en representar al conjunto de ciudadanos que le han votado garantizándoles la gestión de:

  • una ciudad, transparente y honesta en lo económico,
  • tranquila y confiable en seguridad,
  • limpia, saludable, habitable y ecológica en Medio Ambiente,
  • cómoda y transitable en movilidad,
  • suficientemente atendida en los servicios sociales;

De estas prioridades debe usted responder como responsable del Ayuntamiento de Madrid.

Para conseguir estos objetivos, tener imaginación e ideas convincentes es una necesidad y una obligación; es usted probablemente de esas personas que hace tiempo se dejó olvidado en alguna esquina las ideas, la imaginación y el relato convincente y, desde entonces, está acostumbrado a viajar en la gestión política sin ellos. Aunque no dudo que alguna vez acertará, señor Alcalde, pues hasta los relojes parados dan bien la hora dos veces al día. Cometió usted uno de los errores de libro desde la irresponsabilidad: convertirse en portavoz de su partido; no está de más recordarle que el poder con que gobierna emana de los madrileños y a ellos, a todos ellos, se debe las 24 horas del día y, al ser portavoz del PP, cuando lo hacía, al menos, no me defendía ni a mí ni a quienes piensan como yo.

Al inicio de estas reflexiones le señalaba la obligación primera que justifica y da sentido a su cargo como alcalde, al representar al conjunto de ciudadanos que le han votado. Paso a subrayar algunas reflexiones sobre su obligación de garantizarnos la gestión sobre los siguientes puntos: a) una ciudad, transparente y honesta en lo económico, b) tranquila y confiable en seguridad, c) limpia, saludable, habitable y ecológica en Medio Ambiente, d) cómoda y transitable en movilidad y e) suficientemente atendida en los servicios sociales. Y paso a desarrollar brevemente cada uno de ellos:

a) Una ciudad transparente y honesta en lo económico

Con usted, señor Martínez-Almeida, ha vuelto el despilfarro al Ayuntamiento de Madrid, como sucedió con el señor Ruiz Gallardón y la señora Ana Botella. Es indignante ver el mal uso del dinero público, siete millones de euros más para colocar a los fontaneros de Génova y amigos. Usted no puede culpar a ningún político anterior de la deuda ni del derroche, despilfarro y descalabro económico que está sufriendo actualmente la Villa de Madrid y capital de España. Según informaciones documentadas y actuales (InfoLibre del 2 de abril pasado), el Ayuntamiento de Madrid gasta solo en directivos y asesores 21,2 millones, un 18,4% más que con el equipo anterior de la alcaldesa Manuela Carmena. Dadas las circunstancias actuales, además de otras muchas críticas, - no voy a entrar en la dudosa gestión del tema de “las mascarillas”-, no sería un error apoyar una moción de censura a su gestión, aunque la coalición que lidera usted con Ciudadanos, si de la señora Begoña Villacís -vicealcaldesa que ha encontrado “un momio” del que no quiere apearse-, dependiera tener que apoyar la moción de censura en la que piensa y quiere la oposición del Ayuntamiento, le significaría, como en toda España a Ciudadanos, tener que pasar al olvido como al señor Aguado en la Comunidad de Madrid.

Resulta una contradicción, a las muchas que los líderes del Partido Popular nos tienen acostumbrados, el que usted califique al Ejecutivo del Gobierno socialista de ser “el más manirroto e incompetente de la historia” y, sin embargo, el derroche y la mala gestión de su gobierno municipal lo atribuya a un incremento por una cuestión de eficiencia. Se ve que usted, como la madrastra del cuento de Blancanieves, al mirase en el espejo, se ve como “el rey de la municipalidad”.

b) Una ciudad tranquila y confiable en seguridad

Uno de los factores que más influye en los turistas en el orden de prelación a la hora de escoger una ciudad para visitarla suele ser la seguridad, y para los madrileños, además, la tranquilidad. En el Estudio Mundial sobre Calidad de Vida, entre los 39 criterios indicadores de la calidad de vida se encuentra la seguridad. En el ranking de ciudades tranquilas y seguras, en los primeros puestos se encuentran Viena, Zúrich, Múnich, Düsseldorf, Frankfurt, Ginebra, Copenhague, Oslo, Ámsterdam, Berlín, Hamburgo, Luxemburgo, Londres, París…, Madrid ostenta un triste puesto 49.

Ignoro si existen normas suficientes para proteger a los madrileños contra el ruido y la inseguridad que deterioran la tranquilidad y la seguridad, por las que se consigue cierta calidad de vida; si así fuese, considero que esta ausencia de normas que nos protegen debe ser subsanada de inmediato. Si ya existiesen, sería el exponente claro de la dejación de un Consistorio gobernado por usted incapaz de hacer cumplir las normas que el propio Ayuntamiento dicta. Es hora de que los ciudadanos exijamos a las instituciones responsables de nuestra ciudad, uno de nuestros bienes más preciados: la seguridad y tranquilidad de nuestras vidas, promoviendo el respeto y el cumplimiento legal por defender este patrimonio al que todos los ciudadanos tenemos derecho, y que pagamos con nuestros impuestos.

c) Una ciudad limpia, saludable, habitable y ecológica en Medio Ambiente

Es una constatación evidente que la suciedad avanza en nuestra capital. Basta con darse un paseo por el centro de Madrid, la zona que teóricamente más cuidada debería estar, para darse cuenta que la capital está sucia. Y si uno recorre zonas algo más alejadas del centro, la cosa no hace más que empeorar. Tal vez existan zonas algo más cuidadas (el barrio de Salamanca y aledaños de Cibeles… ¿por qué será?) pero la inmensa mayoría, además de sucias, mantienen un descuido culpable. ¡Como si los ciudadanos no contribuyésemos suficientemente en el mantenimiento de la limpieza! ¡Cuántos extranjeros al visitar las zonas del centro de Madrid (las más visitadas por su interés histórico) constatan que su visita se realiza entre basuras! Algunos, hasta exclaman, con cierta sonrisa de desagrado: “¡Esta suciedad, ni en Nápoles!” –ciudad sucia donde las haya-. Madrid es una ciudad que en estos momentos ha suspendido estrepitosamente en la asignatura de higiene, limpieza saludable y contaminación. Y de todo ello hay un responsable – como usted siempre dice del señor Sánchez – el responsable es el señor Almeida, el alcalde. Es inaceptable que aquellas actuaciones de Limpieza Integral con las que en otro tiempo nos publicitaba el Ayuntamiento se hayan eliminado mientras las pintadas y grafitis, continúen ensuciando de forma creciente y alarmante paredes y portales; que costras sobre costras de carteles publicitarios con churretones pegajosos de cola dejen los edificios con una mugre vergonzante y que de los alcorques llenos de basura crezcan árboles medio secos. Y quiero resaltar lo de los grafitis. Al menos en la zona en la que vivo, la presencia de grafiteros y grafitis en ¡indignante! También es frecuente escuchar que Madrid supera los límites legales de ruido, convirtiéndose en la segunda ciudad más ruidosa de Europa. Hay zonas, como en la que vivo en la que el ruido es insoportable. Tengo la impresión que, dada la pasividad con la que el Ayuntamiento que preside trata el problema del ruido es porque desconoce la DIRECTIVA (UE) 2020/367 DE LA COMISIÓN de 4 de marzo de 2020 por la que se modifica el anexo III de la Directiva 2002/49/CE del Parlamento Europeo y del Consejo en lo relativo al establecimiento de métodos de evaluación para los efectos nocivos del ruido ambiental. La Directiva resume el conjunto de efectos nocivos a efectos de su evaluación en los siguientes: a) las enfermedades cardíacas isquémicas (ECI); b) las molestias intensas (MI) y c) las alteraciones graves del sueño (AGS), sobre todo en personas mayores obligadas, por su edad y economía, a pasar la mayor parte de su tiempo en sus reducidas casas de la zona centro de Madrid; zonas en las que el ocio y la diversión nocturna (bares, restaurantes, salas de fiestas, discotecas, bares de copas y espectáculos varios…) desde la estúpida “libertad de la señora Ayuso”, ha aumentado desmedidamente. Sería muy necesario que el Ayuntamiento hiciera una encuesta entre todas las farmacias de la zona centro para conocer la cantidad de “ansiolíticos, antidepresivos, somníferos…” que los mayores consumen para poder descansar, y las vidas silenciosas que el ruido se va llevando con la insensibilidad de la Comunidad y su presidenta y del Ayuntamiento y su Alcalde. Prefieren la diversión desmedida de los jóvenes hasta altas horas de la madrugada, que la tranquilidad necesaria para conciliar el sueño de los mayores.

Lo de los grafitis merecería un comentario aparte. En la zona en la que vivo, y se puede extender a casi todo Madrid, no hay pared, cierre o puerta que no esté llena de grafitis. Incluso la nueva Plaza de España se está llenando de indecentes grafitis. Y no me extraña, pues según la propia presidenta de Madrid, la señora Isabel Díaz Ayuso, y usted lo comparte, quiere un partido en Madrid, “callejero, pandillero”, y yo añado: “grafitero”. Y así está Madrid.

d) Una ciudad cómoda y transitable en movilidad

Pocos madrileños dudamos de que los problemas de movilidad y accesibilidad han adquirido en nuestra ciudad una envergadura enorme; muchas encuestas detectan que estos problemas se han convertido en una de las preocupaciones principales de los madrileños; no en vano afectan de modo directo a su bienestar, su salud, su economía y al medio ambiente. Es cierto que la movilidad depende de muchos factores: modo en que se localizan los centros de trabajo, las viviendas, los comercios o los colegios; las infraestructuras de transporte que el ayuntamiento y los gobiernos regional y central construyen; también, la manera en que se gestiona el transporte público a través del Consorcio Regional. Somos conscientes de que la responsabilidad y solución no recae exclusivamente en las administraciones. Los ciudadanos tenemos también que reflexionar y algunos cambios individuales que iniciar para encontrar un nuevo balance colectivo entre la circulación y la calidad de vida. Cada madrileño tiene su propio catálogo de problemas, causas de los mismos y prioridades en relación al tráfico, la movilidad y la accesibilidad. Pero sí tenemos claro que, en gran medida, la solución última a dichos problemas recae en las Administraciones municipales y Autonómicas. No en vano pagamos nuestros impuestos para que ambas administraciones solucionen, entre otros, estos problemas.

A pesar de que los atascos suelen considerarse como el mayor problema de movilidad en la ciudad, hay que admitir que la congestión de los automóviles es sólo una parte de sus problemas funcionales; son otras, y más importantes, las razones cuya responsabilidad pertenece a las administraciones:

la cada vez más dilatada frecuencia y reducción de horarios en muchas de las líneas del metro; la baja eficacia de los autobuses inmersos en la congestión circulatoria; el injustificado encarecimiento de ambos transportes; la falta de calidad en algunas zonas, con líneas, conexiones, horarios y frecuencias a veces insuficientes; las dificultades para caminar, debido a la inseguridad existente de las vías para los usuarios más vulnerables; la existencia de numerosos obstáculos y barreras en las calles; la desvalorización del espacio público en la gestión y en la urbanización, que hace perder atractivo a las calles para caminar o utilizar el transporte colectivo.

Es penoso el estado de deterioro en el que se encuentra el enlosado y asfaltado de gran parte de las aceras y calles de la ciudad: caminar por la zona centro -es seguro que también en otras zonas- es un castigo que disuade el poder caminar y que restringe las posibilidades de desplazamientos de numerosos grupos sociales y personas con discapacidad o que portan carritos y bultos.

Es alarmante que siga aumentando el deterioro y degradación en la comodidad y movilidad de nuestra ciudad

Pero junto a esos problemas funcionales de movilidad, o como consecuencia de los mismos, se están poniendo de manifiesto cada vez con mayor gravedad un conjunto de problemas sociales y ambientales: cada vez está más demostrada la relación entre la contaminación atmosférica y el ruido del tráfico con la salud de los ciudadanos. La Organización Mundial de la Salud ha estimado, por ejemplo, que el humo del tráfico genera más muertos cada año en la Unión Europea que los propios accidentes de circulación. Los problemas globales del medio ambiente (emisiones de gases con efecto invernadero) tienen también una estrecha relación con el modo en que se resuelve la movilidad, cada vez más dependiente del automóvil privado; las distancias cada vez son mayores para alcanzar los bienes y servicios imprescindibles, generando una sociedad dual en la que grupos como los niños o los ancianos pierden su autonomía y su capacidad de socialización en el espacio público. Las calles pasan a ser del automóvil, de las motos, las bicicletas y los patines y no de las personas. Es ya proverbial entre los ciudadanos la escasez de bancos, urinarios públicos, fuentes y zonas verdes que faciliten la comodidad a grupos sociales y colectivos más desfavorecidos (ancianos y niños).

Estoy convencido de que a su despacho habrán llegado numerosos informes con denuncias y soluciones para estos problemas. Lo que es alarmante es que llevando ya gobernando casi 30 años el Partido Popular en Madrid (1991 - 2003, José María Álvarez del Manzano, 2003 - 2011, Alberto Ruiz Gallardón, desde 2011 a 2015, Ana Botella y desde 2019, usted) en lugar de haberse solucionado en gran medida esos problemas, vayamos aumentando el deterioro y degradación en la comodidad y movilidad de nuestra ciudad.

e) Una ciudad suficientemente atendida en los servicios sociales

Entre las ideas que usted expresó al inicio de su mandato le recuerdo las siguientes al referirse a los mayores:

“Al comprobar la dureza de la crisis pienso en nuestros mayores, que apuntalaron con su esfuerzo el progreso de nuestra ciudad. Pienso en quienes perdieron su trabajo. Pienso en las personas que viven en soledad, en quienes están excluidos. Pienso en todos ellos, y me siento muy cerca de todos ellos. Atenderles y ayudarles a superar su situación es la primera tarea de una Administración sensible a la realidad. Ignorar su necesidad, o enterrarla entre otras prioridades aparentemente más acuciantes, es comenzar a perder la batalla contra la injusticia”. “Aspiramos a conseguir un Gobierno dedicado al servicio del bien común, a vivir en una auténtica democracia y a seguir disfrutando de los derechos sociales que hemos conquistado a lo largo de decenios y con mucho esfuerzo. Queremos acabar con la corrupción porque no podemos seguir despertándonos cada mañana con un nuevo escándalo político, un nuevo recorte, una nueva arbitrariedad. No admitimos que quieran acostumbrarnos a convivir con la indecencia política. No aceptamos que la normalidad sea el clientelismo, el abuso y la mediocridad”.

¡Qué hermosas palabras si las estuviese convirtiendo en realidad!

No creo que ignore, señor Alcalde, que el sistema público de Servicios Sociales es una pieza clave en el Estado del Bienestar; se le considera el cuarto pilar junto a la sanidad, la educación y las pensiones. En los últimos treinta años habíamos logrado un importante grado de desarrollo de los servicios sociales y una notable capacidad de respuesta a los retos derivados de la transformación de la sociedad española. Es un sistema clave para hacer efectivo el derecho de las personas a vivir dignamente procurando la cobertura de las necesidades sociales y un sistema de protección fundamental para la prevención y eliminación de las desigualdades, que favorece la cohesión social, imprescindible para una sociedad realmente inclusiva. Pero cuando ha gobernado el Partido Popular en el gobierno de la nación, en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid, se ha producido un progresivo deterioro al someter los servicios sociales a constantes procesos de desregulación y privatización, provocando de este modo un cambio de modelo. Aquellos avances han devenido ahora en retrocesos inaceptables.

La implantación de la lógica del mercado en su gestión y la justificación de la crisis como excusa para profundizar en una línea de recortes, ya iniciada en la etapa de crecimiento económico, son los elementos que fundamentan las políticas de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid en materia sanitaria, educativa y en servicios sociales. Junto a ello su gestión ha derivado en situaciones de desinformación, inseguridad y desprotección entre la ciudadanía, poniendo en serio riesgo el ejercicio de determinados derechos sociales. Detrás del caramelo de la bajada de impuestos que el Partido Popular con su presidente, el señor Núñez Feijoo, la Presidenta de la Comunidad y el Alcalde de Madrid propugnan, se percibe el progresivo deterioro de los servicios públicos y las privatizaciones. No se trata de bajar impuestos, sino de que estos sean progresivos, de que no se deje caer la carga impositiva sobre las espaldas de las clases medias y de que se persiga con contundencia la corrupción que saquea impunemente lo público.

Porque el aumento de las desigualdades, de la pobreza y de la exclusión social es evidente en nuestra región. El último Informe de la EAPN Madrid (Red Madrileña de lucha contra la pobreza y la exclusión social) así lo demuestra. Según la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social, el 18,1% de la población madrileña se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, es decir, en torno a 1.150.000 madrileños. El 55,3 son mujeres y el 21% son menores de 18 años.

Al tiempo que aumentan las necesidades y demandas de los madrileños disminuyen los recursos sociales

Ignoro la perversa razón, aunque la constato, -hay datos que así lo confirman-, de que al tiempo que aumentan las necesidades y demandas de los madrileños, disminuyen los recursos sociales, poniendo en riesgo el modelo de convivencia y cohesión social que hace años nos dimos. Tengo la firme convicción de que existen otras formas de afrontar y superar esta crisis, sin tener que recortar prestaciones sociales. De nuevo, señor Almeida, hay que recordarle lo fácil que es prometer y lo difícil que es cumplir lo prometido. Sigue usted al dictado el ejemplo de todo lo escrito en el Programa del Partido Popular: un abanico de promesas incumplidas.

Decía el sabio y comprometido José Saramago que los políticos discurren entre dos opciones: la ambición y las ideas; ignoro la ambición que mueve al señor Alcalde para querer continuar en el cargo -aunque lo imagino conociendo la excesiva ambición que siempre ha movido al Partido Popular-, lo que sí me consta es la escasez de ideas que ha ido exteriorizando. ¡Con qué clarividencia afirmaba Sófocles!: “El futuro nadie lo conoce, pero el presente avergüenza a los dioses”. Remedando tan certera sentencia desconozco, señor Alcalde, cuál será el futuro de la ciudad de Madrid, pero el presente, tal como está gestionada, avergüenza a aquellos madrileños que hemos luchado desde la época de la dictadura, por hacer de nuestra Villa y Corte una ciudad transparente y honesta en lo económico,  tranquila y confiable en seguridad, limpia, saludable, habitable y ecológica en Medio Ambiente, cómoda y transitable en movilidad y suficientemente atendida en los servicios sociales.

Al final de mi carta quiero expresarle una pregunta que nos hacemos algunos madrileños que pagamos su magro salario con nuestros impuestos; esperamos su respuesta por mor de esa transparencia de la que hablaba en su discurso de investidura:

¿Permitiría el regidor del Ayuntamiento de Madrid que los funcionarios de ese digno Ayuntamiento asistiesen a reuniones ajenas a su trabajo, o que se fuesen a escuchar conferencias (con desayuno o almuerzo incluidos), impartidas por antiguos amigos de colegio o se desplazasen a otras ciudades para asistir a reuniones organizadas por compañeros empresarios, todo ello dentro de su horario laboral?

Si ello fuese frecuente, además de no permitírselo, estoy seguro de que sufrirían una detracción importante de su salario y el inicio de un expediente administrativo. No entiendo, pues, cómo el señor Alcalde, según las reiteradas imágenes que aparecen en los medios de comunicación, se permite asistir tan frecuentemente a actos de su partido, en horas laborables en razón de su cargo, utilizando incluso los coches oficiales, sin que se le detraiga ni un euro de su salario, sin que se le abra un expediente y sin que tan siquiera considere que es una irresponsabilidad.

Señor Almeida: ¡hay que estar a las duras y a las maduras!

Con mi saludo, atentamente.

Carta abierta al Señor Alcalde de la Villa de Madrid