sábado. 20.04.2024

La política, al menos desde que en la Grecia antigua se tomó conciencia de la necesidad de gestionar la vida social con una perspectiva colectiva, consiste en diseñar acciones que mejoren la vida de las personas. Y el juego político en democracia se basa en ofrecer al ciudadano distintos programas de gobierno para que éste elija en las elecciones el que más se acomode a sus intereses.

Ese juego interesa por igual a los gobernantes y a los partidos de la oposición, porque el futuro está abierto y el ciudadano debe formar sus juicios de valor sobre lo que ha hecho hasta entonces el gobernante, sobre lo que éste ofrece para el futuro y sobre las alternativas que los partidos de la oposición se comprometen a aplicar.

Esta idea tan simple no parece que hoy rija en España porque, como se ha visto en el debate celebrado en el Senado el martes 25 de abril entre el Presidente del Gobierno y el líder del Partido Popular, Núñez Feijóo, el principal partido de la oposición conservadora sigue sin atreverse a ofrecer a los ciudadanos un programa de gobierno.

Las sucesivas intervenciones del Presidente Sánchez giraron siempre sobre los mismos ejes, es decir, sobre cómo afrontar los grandes problemas que vive la sociedad española y sobre los planes, las políticas públicas, que ha ido elaborando el Gobierno para afrontarlos. Porque de estos planes, de estas políticas públicas, depende el bienestar de los ciudadanos. Pero ante el despliegue que hizo el Presidente del Gobierno (vivienda, medio ambiente y regadíos, pensiones, salario mínimo), que en parte servía para dar cuenta de su acción de gobierno y en parte para adelantar nuevos objetivos, el líder del Partido Popular ha practicado, una vez más, la antipolítica. Porque antipolítica es no ofrecer alternativas al ciudadano y enrocarse en un tono agresivo y al mismo tiempo vacío.

Tras este último debate parlamentario antes de las elecciones del 28 de mayo, los españoles conocemos el tono bronco y agresivo de Núñez Feijóo y el mal perder de toda la derecha, pero seguimos sin conocer el programa político del Partido Popular

¿Qué conclusión puede sacar el ciudadano de la intervención de Núñez Feijóo? En primer lugar, el lenguaje agresivo y deslegitimador del adversario. Ya he escrito aquí muchas veces que el principal problema de la derecha española (desde que los moderados se hicieron con el Gobierno en tiempos de Isabel II) es que no asume la alternancia y trata a los Gobiernos de izquierda como okupas del poder, carentes de legitimidad. De la misma manera que se inventaron la expresión “felipismo” para deslegitimar el Gobierno de Felipe González, ahora se han inventado otra expresión que resulta ofensiva para los electores del PSOE, el “sanchismo”, y que está cargada de menosprecio al Gobierno y, en resumidas cuentas, al principio democrático de alternancia. Cuando Núñez Feijóo anuncia su voluntad de derogar el “sanchismo” está diciendo que quiere derogar, marginar, a los millones de electores del PSOE, porque la derecha española no soporta estar fuera del Gobierno. La derecha española cree que tiene ella sola un derecho natural a gobernar.

También hace antipolítica Núñez Feijóo cuando se interna en la vida del PSOE y reprocha a Pedro Sánchez su modo de acceder a la dirección máxima de su partido. Y podía ser más discreto, porque se arriesga a que le respondan que él fue llamado por sus compañeros (como él dijo) para resolver la crisis del Partido Popular, la guerra civil entre Casado y Díaz Ayuso, crisis surgida cuando se conocieron unos contratos sanitarios sospechosos adjudicados en la Comunidad de Madrid. No todo el mundo se puede poner siempre medallas y en punto a comentar cómo se ha accedido a la dirección de un partido, Núñez Feijóo está mejor callado.

Pero donde aflora la antipolítica en su grado más elevado es en la completa ausencia de alternativas, el silencio sobre lo que haría el Partido Popular si gobernara. ¿Qué ofrece el principal partido de la derecha en materia de vivienda, de medio ambiente, de pensiones y de salario mínimo? ¿Cuál sería la política laboral de Núñez Feijóo si llegara al Gobierno? ¿Cómo sería su política internacional? Porque los españoles sí saben cómo entiende el Partido Popular el medio ambiente, la sanidad, la educación y la política de género, pues todo ello lo sufren en las Comunidades Autónomas donde gobiernan las derechas. Pero Núñez Feijóo no se atreve a explicarlo a la ciudadanía, no sea que pierda votos. Ese es el primer rasgo de la antipolítica del Partido Popular, la ocultación de su programa.

Todos los exabruptos de Núñez Feijóo giran en torno a este comportamiento antipolítico, su absurda acusación de que el Gobierno no se implica en Ucrania, etc. Pero es particularmente grave que el líder del Partido Popular repita los nuevos argumentos de la derecha que han elaborado algunos intelectuales (incluidos unos pocos constitucionalistas) que se han inventado que vivimos en un régimen autoritario con una democracia degradada. No es extraño que los difunda pues esas falacias se han inventado al servicio del Partido Popular, pero es ofensivo para la democracia española.

Tras este último debate parlamentario antes de las elecciones del 28 de mayo, los españoles conocemos el tono bronco y agresivo de Núñez Feijóo y el mal perder de toda la derecha, pero seguimos sin conocer el programa político del Partido Popular.

El PP anclado en la antipolítica: vengo a derogar el "sanchismo"