sábado. 20.04.2024
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Martín Caparrós. Fotografía © Álvaro Delgado

lecturassumergidas.com@lecturass | Por Emma Rodríguez | ¿Cómo carajo conseguimos vivir sabiendo…? es la pregunta que se hace, que plantea a otros todo el rato el escritor y periodista Martín Caparrós en “El hambre”, un libro de más de 600 páginas trata un tema durísimo, lejos absolutamente de los focos mediáticos, de las modas, de las tendencias. El autor argentino confiesa que en ocasiones llegó a plantearse qué sentido tenía escribirlo; a quién podía interesar acercarse a “la destrucción, cada año, de decenas de millones de hombres, de mujeres y de chicos por el hambre” (el “escándalo de nuestro siglo”, señala); a quién podía interesar enterarse de que cada cinco segundos un menor de diez años se muere de hambre, “en un planeta que, sin embargo, rebosa de riqueza” (porque la agricultura mundial, apunta, podría alimentar sin problemas a 12.000 millones de seres humanos, casi dos veces la población actual).

Caparrós traza la cartografía del hambre. Nos lleva a países africanos como Níger, el recién nacido Sudán del Sur o la isla de Madagascar. De su mano recorremos ciudades de la India como Calcuta, Biraul, Chandigarh, Vrindavan, Delhi, Bombay y visitamos Bangladesh, pero también nos acercamos a la Argentina de los “cartoneros” y a ese otro lado de los Estados Unidos que nada tiene que ver con la nación de las oportunidades que nos vende el cine.

En El hambre hay datos que resultan espeluznantes, datos imprescindibles de un presente que se mueve en base a estadísticas, a encuestas, a comprobaciones, a controles. Se nos dice, por ejemplo, que en la India hay 140.000 millonarios y 53 billonarios cuya riqueza sólo es superada por la del mismo grupo de americanos. Esos 53 billonarios indios reúnen ellos solos 341.000 millones de dólares, un tercio del producto bruto de la economía de más de un millón de millones de dólares. Mientras, en el otro lado, hay 836 millones de seres humanos que viven con menos de 20 rupias al día.

Caparrós va haciendo las mismas preguntas a todos los protagonistas de su libro, los rostros y las voces del hambre. Les pregunta, por ejemplo: ¿qué harías si tuvieras más plata? Y las contestaciones pueden ser tan sobrecogedoras en su sencillez como la que le da una mujer nigeriana: “comprar una vaca”. Las sequías y otras catástrofes naturales, las guerras, las hambrunas derivadas de todo ello, ocupan un lugar importante en el libro, pero en lo que de verdad se hace hincapié es en la desproporción en el reparto de los alimentos, de la riqueza global.

La causa principal del hambre en el mundo es la riqueza: el hecho de que unos pocos se queden con lo que muchos necesitan, incluida la comida”, señala Caparrós y cuenta que hubo un momento de la historia reciente en que la batalla del hambre importaba (en 1995 la cantidad de hambrientos llegó a su mínimo histórico, según la FAO). “Mientras hubo dos bloques”, sigo sus palabras, “ninguno de los dos quería permitir que aparecieran en sus dominios sectores en crisis que amenazaran con pasarse al otro bando, y para eso era útil y necesario darles de comer”.

Pero, tras la caída del Muro de Berlín, el capitalismo no tuvo obstáculos, el mercado, poco a poco, se fue convirtiendo en el amo y los programas neoliberales se impusieron con todas sus consecuencias: las deudas, las privatizaciones, la desprotección de lo público, la pérdida de empleos, la subida de los precios, la destrucción de la salud pública, el levantamiento de los controles de importación de alimentos, que según el FMI y el Banco Mundial distorsionaban el funcionamiento del mercado… Todo esto tiene que ver con el hambre. A la tragedia del hambre contribuyen los especuladores. El drama del hambre se nutre de la avaricia, llamémosla también estupidez, de unos pocos. Todos estos asuntos son tratados con amplitud en este ensayo tan necesario en el que se  apunta a la voluntad política como único motor de cambio...

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Martín Caparrós: “La causa principal del hambre en el mundo es la riqueza”