lunes. 20.05.2024
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El padre Llanos en el Pozo del Tío Raimundo.

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Torres-Remírez | @jostorresremrez

Las personas que han hecho avanzar la historia, pocas veces se recuerdan. Aprendemos nombres de reyes, presidentes, generales y poco más. Sin embargo, Unamuno habló de la intrahistoria. Existen dos acepciones para este término tan interesante. El primero, defendido por el mismísimo Unamuno, es aquella historia que no se ha contado, la de la gente corriente, aquella sin la que no se movería el mundo. El segundo, y el más reivindicativo, es la historia de los marginados. Da igual cuál de estas dos acepciones crean que encaja mejor con el concepto, porque “Un hombre sin miedo” va exactamente de eso, de la intrahistoria.

El documental tiene el objetivo de hablar de la vida del padre José María Llanos, un cura jesuita que tuvo un viaje interior desde el nacionalcatolicismo hacia el comunismo, pero ¿de verdad hizo ese viaje? Aunque al principio del documental nos muestra un cura con el puño levantado en los entierros de los abogados de Atocha (1977), a lo largo de todo el metraje vemos a un individuo preocupado por los pobres y los marginados sociales.

La dirección del documental se ha dejado en mano de Juan Luis de No, un profesional que ya se había acercado a la marginalidad en otro de sus documentales “Cien metros más allá” (2008) y a la historia de Madrid con el guion de “11-M Cuando la calle habló” (2007). Y, en la producción, no sólo RTVE sino también el Ayuntamiento de Madrid.

Hay que dejar una cosa clara, el único motivo por el cuál se ha realizado este documental sobre esta figura es porque era un miembro de la iglesia que se definió como comunista al final de su vida. Hay que reconocer esta verdad, pues a pesar de haber hecho buenas obras y haber levantado, con trabajo y tesón, un barrio entero donde sólo había chabolas, hambre y miserias, su labor es semejante a la de otros curas que, durante esa época, pululaban por una España de posguerra.

A su vez, el documental se pierde numerosas veces en contar la historia del barrio de chabolas conocido como el Pozo del Tío Raimundo. No cuenta la historia del padre Llanos, sino de la historia del barrio. Por lo que no encontramos mas que una denuncia social un poco trasnochada. Y por eso, muchas veces, se pierde el respeto a esa época. Ya que hablando mal de la época en la que se encuadra el documental, pierde la fuerza esta reivindicación. Para muestra un botón, se menciona que a partir del 1956 empiezan a asfaltar el barrio, a generar unifamiliares, a tener agua corriente, alumbrado público, cooperativa eléctrica de trabajadores en el barrio, fosas sépticas y muchas más cosas. Sin embargo, unos minutos antes se había hablado de lo mal que está España, la falta de libertad, de movimientos sociales y de una fosilización de la economía. Por lo que llega un momento en que parecen que eran unos privilegiados comparados con el resto de España. Si el documental hubiera contextualizado más la época en vez de condenarla tan pronto, sólo por la figura de Franco, no pasarían las incoherencias anteriormente citadas. Aunque dejemos este pequeñe detalle y volvamos a centrarnos en el padre Llanos.

Un documental con una cantidad tan grande de testimonios como es este, se ve que detrás hay muchas horas de entrevistas que no se pudieron poner, pero que merecería mucho la pena verlas íntegras. Hay personas que hablan y denotan que dicen las cosas esperando algo del espectador, que se les reconozca o criticar a alguien, de manera velada. Sin embargo, hay algunos que transmiten paz y tranquilidad. Son los que de verdad están abriéndose, sin trampantojos o segundas intenciones, como es el caso de muchos vecinos de la barriada.

El documental acaba con la muerte y funeral del Padre Llanos y uno de los entrevistados reseña que eso:

Era la fraternidad entre la España “Roja” y la España “Azul”. Cantando la internacional y rezando el rosario.

Y añado más, es el triunfo de las buenas personas. Cómo un cura, con su fe ayudó a mejorar un barrio y ahí consiguió atraer a los que tenían un espíritu de mejora. Sin esperar nada a cambio. Y pensando sólo en el bien, sin importar que quien esté al lado piense lo mismo que nosotros o no.

Un hombre sin miedo, no. Un cura sin miedo