El trauma del 6 de enero es un caudal muy fértil para explotar el voto del miedo, como lo fuera el comunismo durante las distintas etapas de la guerra fría.
El desesperado intento por revertir el pulso de las encuestas sugieren un estado mental paranoico incompatible con la función que supuestamente ejerce el presidente norteamericano.
Donald Trump ha puesto las semillas del caos en el norte de Siria al ordenar la retirada del millar de soldados norteamericanos desplegados en la zona.
Ya no parece tan seguro el blindaje de la mayoría republicana en el Senado, que será, a la postre, el órgano de poder que decida la suerte del presidente.